El 14, todo un estigma en la vida de Menem
Un número, centro de las casualidades
Carlos Menem prefirió no confirmar su renuncia anteayer, un martes 13, y prolongar un día la incertidumbre. El anuncio finalmente cayó un miércoles 14, pero este número tampoco es inocuo para el ex presidente: encierra misteriosas casualidades, que van desde gratos recuerdos hasta ocultas rivalidades.
Luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, comenzaron a circular por Internet numerosos correos electrónicos alertando sobre distintos aspectos del ataque terrorista que giraban en torno del número once. El catorce parece ser ahora el número en el cual convergen varias coincidencias, aunque -para la mayoría- no se trate de un hecho tan trágico.
También un 14 de mayo, pero de 1989, el entonces gobernador riojano ganaba las elecciones presidenciales con una ventaja de más de 10 puntos sobre Eduardo Angeloz. En su primer discurso como presidente electo, Menem afirmaba desde La Rioja: "Vamos a hacer de la Argentina un país donde podamos hacer grandes negocios... y terminar definitivamente con los grandes negociados". Mientras tanto, en el hotel Presidente, de la Capital -que Menem utilizó hasta ayer inclusive como su búnker-, su compañero de fórmula, Eduardo Duhalde, les prometía a las 80.000 personas allí reunidas un castigo para "los especuladores y los usureros".
De esta jornada, justamente ayer se cumplieron 14 años.
En 1995, Menem consiguió su reelección también un 14 de mayo. Luego de obtener casi el 50 por ciento de los votos, el candidato triunfante se animó con otra promesa histórica: "Vamos a pulverizar la desocupación". Y le dedicó a Duhalde una definición de la que hasta el día de hoy se arrepiente: "Es el mejor gobernador que tuvo la provincia de Buenos Aires durante toda su existencia".
En esta oportunidad, Menem pretendía llegar a su tercera presidencia y sumar así otros cuatro años a los diez que ya ejerció como primer mandatario de la Argentina. O sea, 14 años en la cumbre del poder, lo que lo convertiría en el político que más tiempo ocupó el sillón de Rivadavia.
Sin embargo, dos hombres se interpusieron para evitar el récord de Menem. Y ninguno de ellos es ajeno al número mágico. Tanto el nombre de su archienemigo Eduardo Duhalde como el de su rival en el frustrado ballottage, Néstor Kirchner, contienen cada uno 14 letras.
Para derrotarlos, el ex presidente recurrió a todo tipo de estrategias, incluyendo la referencia en sus discursos al hijo que espera con Cecilia Bolocco. Otro nombre de 14 letras.
Claro que cuando la fecha de la segunda vuelta electoral se acercaba y las encuestas mostraban que un triunfo era poco menos que imposible, hubo quienes comenzaron a ver en una declinación de Menem la única manera de evitar una derrota catastrófica.
"Sólo un borracho puede expresarse de esa forma", fue la primera reacción del ahora ex candidato. Y, como todo el mundo sabe, el borracho en la mística quinielera está relacionado con un número muy particular. El 14, por supuesto.
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