Edgardo Kueider: el senador del PJ que pasó de ser el último albertista al primer mileísta
Es entrerriano y entró al Senado con intención de sumar puntos para convertirse en gobernador; el gobierno libertario quiso impulsarlo sin éxito como cabeza de la Comisión de Inteligencia
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A Edgardo Kueider lo llamaban en el Senado “el último albertista” en los días de lenta decadencia del liderazgo presidencial de Alberto Fernández. Solo él le respondía al entonces presidente cuando la pelea con Cristina Kirchner había abroquelado a todo el bloque del oficialismo detrás de la expresidenta.
El 20 de febrero de 2023 explotó contra Fernández: lo acusó de “faltarle el respeto a los entrerrianos” al incumplir la promesa de incluir a su provincia en un aumento de subsidios energéticos. No rompió entonces con el bloque, pero sí con Fernández. Solo, alejado de sus colegas, empezó un lento reacomodamiento que le rendiría frutos unos meses después. Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, sin gobernador propio al que responder, fue uno de los opositores más abiertos al diálogo que se encontró la administración libertaria en el campo minado del Senado de la Nación, donde apenas contaban en diciembre con siete bancas.
Su sorprendente detención en Paraguay, acusado de cargar con unos 200.000 dólares que no pudo justificar, sacudió a la política y despertó inquietud en el Gobierno, que lo veía como un aliado confiable.
En enero pasado la vicepresidenta Victoria Villarruel lo avaló para conducir la Comisión de Asuntos Constitucionales. Pero el tejido de aliados no quedó ahí. Kueider aprovechó la situación para ganarse la confianza de un referente clave del nuevo poder como es el asesor presidencial Santiago Caputo. Por su intermediación, se lo impulsó como el candidato del Gobierno para presidir la estratégica Comisión de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia. No pudo ser. Cristina Kirchner pidió resistirlo. Y finalmente logró un acuerdo para colocar al radical Martín Lousteau al frente de la comisión, secundado por Oscar Parrilli.
“Soy opositor, pero de los que prioriza lo mejor para el país”, se definió ante LA NACION en momentos en que su acercamiento con el oficialismo le valía críticas habituales desde el kirchnerismo. Votó la Ley de Bases y otros proyectos centrales para la Casa Rosada. A principios de año unió fuerzas con otros peronistas sin vínculo con la expresidenta, Carlos Espínola (Corrientes) y Alejandra Vigo (Córdoba), en el bloque Unidad Federal.
Como parte de la consolidación de su alianza con el Gobierno a través de Caputo, dos meses atrás se sumó a un nuevo interbloque bautizado como Las Provincias Unidas con senadores como el peronista antikirchnerista Juan Carlos Romero (Salta), la radical Edith Terenzi y la provincial Lucila Crexell (Neuquén), que también habían consolidado una buena relación con la Casa Rosada a partir del debate de la Ley Bases en la Cámara alta. En el armado de este grupo también tuvo injerencia el gobernador de Chubut, Ignacio Torres (Pro).
Kueider nació en Buenos Aires hace 52 años, pero desarrolló su actividad pública en Entre Ríos. Está casado y tiene 5 hijos. Fue concejal de Concordia entre 1999 y 2003. Después ocupó cargos en la municipalidad para saltar al gobierno provincial, del que fue secretario general durante el primer mandato de Gustavo Bordet (2015-2019). Llegó al Senado por la minoría en 2019, con la pretensión de convertirse en candidato a la sucesión de Bordet, algo que finalmente le quedó lejos en 2023.
Desde que aterrizó en el Congreso se mostró como un crítico de Cristina Kirchner cuando ella dominaba la Cámara alta. El origen del enfrentamiento hay que ubicarlo en los días posteriores a la elección nacional de 2019, cuando el kirchnerismo lo acusó de haber jugado a favor de la oposición para que el peronismo perdiera y comenzó a presionarlo para que renunciara antes de asumir el escaño para dejárselo a la segunda de la lista, una militante de La Cámpora.
Kueider nunca olvidó esa campaña en su contra y desde entonces se mostró crítico de la conducción del bloque kirchnerista y su alineamiento automático con las ordenes de Cristina Kirchner. Así fue como intentó pararse en el Senado como una de las personas de confianza de Alberto Fernández, en los días en que el jefe del Estado soñaba con un liderazgo que trascendiera a su mentora.
Se mantuvo en el bloque durante poco más tres años, hasta que a finales de febrero de 2023 se conformó una masa crítica suficiente para romper el bloque y dejar al kirchnerismo sin mayoría en el Senado. Lo acompañaron en su partida de la bancada el correntino Espínola, el jujeño Guillermo Snopek y la puntana María Eugenia Catalfamo. Estos dos últimos legisladores concluyeron sus mandatos en diciembre del año pasado.
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