Duro golpe en el Senado: bronca y desconcierto en el Gobierno por la fragilidad de los acuerdos con los aliados
Pese a que Milei se involucró en las gestiones, la Casa Rosada no logró el apoyo de los dialoguistas para evitar la anulación del DNU de gastos de la SIDE y el aumento de fondos para universidades
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Aun cuando el gobierno de Javier Milei logró aprobar el proyecto de ley para instaurar la boleta única en las elecciones nacionales, los libertarios vivieron una jornada negra en el Senado. La anulación del decreto de necesidad y urgencia (DNU) que aumentó en $100 mil millones de pesos los gastos reservados de la SIDE y la aprobación del aumento de los fondos para las universidades significaron un duro golpe político para la Casa Rosada y, sobre todo, reflejaron la fragilidad de los acuerdos políticos con los aliados en el Congreso.
Pese a que el Presidente se había involucrado en las gestiones con los socios dialoguistas para ganar tiempo y evitar un nuevo traspié en una batalla parlamentaria, los colaboradores oficiales no pudieron frenar la decisión del bloque de senadores radicales de forzar, con la ayuda de los espacios del kirchnerismo y del peronismo, la reincorporación en el temario del DNU 656 de fondos reservados para el sistema de inteligencia. “No hay un equipo de negociación ni capacidad operativo para resolver, sólo reacciones espasmódicas”, se lamentan en un despacho oficial.
La reacción de los funcionarios de Milei a la jugada de la UCR vino cargada de furia y acusaciones. Es que los negociadores del Presidente, como el asesor todoterreno Santiago Caputo, estaban convencidos de que los radicales iban a plegarse al pedido de postergar el debate sobre el decreto presidencial después de la extensa reunión que Milei había encabezado el miércoles en Balcarce 50 con los jefes de las bancadas dialoguistas en el Senado. Entre los asistentes estuvo el correntino Eduardo Vischi, titular del bloque de la UCR, quien fue el encargado de pedir en la sesión que se incluyera el tema del DNU 656, que había quedado afuera del acta de labor parlamentaria que firmaron Victoria Villarruel y los jefes de las bancadas. En el Gobierno lo interpretaron como un desplante. “Vischi no entra más a la Casa Rosada”, bramaron en las filas de los libertarios.
En la bancada radical aseguran que Vischi, cercano al gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, les advirtió a los interlocutores oficiales que debía consultar con su bloque la idea de postergar el tratamiento del tema. En esa cumbre, los radicales evaluaron el escenario. En primer lugar, la mayoría se expresó en contra del DNU, por lo que se convencieron de que la mejor alternativa era finiquitar el asunto y forzar la votación en el recinto. Además, el revuelo político que provocó la negociación que protagonizó Milei con el grupo de diputados de la UCR que apoyaron el veto a la reforma jubilatorio sumó incentivos para tomar distancia de la Casa Rosada. Dado que Vischi había estado reunido con el Presidente, intuyeron que si colaboraban con la estrategia del oficialismo, solo iban a “embarrar” la discusión y sembrar dudas sobre la posición de la UCR. “Iban a decir que estábamos negociando cosas; por eso, se definió terminar con el tema”, grafica uno de los integrantes de la bancada.
A la hora de la votación del DNU, once de los trece senadores radicales se expresaron en contra de los intereses de Milei y avalaron la anulación. Los únicos que se desmarcaron fueron Rodolfo Suárez y Mariana Juri, los legisladores que responden al gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo. Ambos mendocinos se ausentaron.
“No tejen acuerdos serios; no hay gestión política”, despotrica uno de los senadores radicales que vio frustrarse los planes de José Rolandi, vicejefe de Gabinete, María Ibarzábal Murphy, secretaria de Planeamiento Estratégico, y Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete del Interior, de postergar el debate sobre el decreto que amplió los gastos reservados de la SIDE.
El resultado de la votación reflejó la volatilidad del vínculo entre Milei y los gobernadores dialoguistas. Pero también dejó evidencias de que no hay alineamientos automáticos de los socios legislativos de Milei. Por caso, los representantes del misionero Hugo Passalacqua y del rionegrino Alberto Weretilneck se levantaron de sus bancas en el momento de la votación. En tanto, la senadora cordobesa Alejandra Vigo, cercana a Martín Llaryora y Juan Schiaretti, se opuso y contribuyó al éxito opositor. Por su parte, los chubutenses que conduce Ignacio Torres mostraron diferencias: Edith Terenzi rechazó el DNU y Andrea Cristina se abstuvo. Los santacruceños José Carambia y Natalia Gadano, alineados con el gobernador Claudio Vidal, también se sumaron a la ofensiva para voltear la medida oficial. En cambio, los peronistas Edgardo Kueider y Carlos Espínola volvieron a plegarse al pedido de ayuda de la Casa Rosada.
Pro, la fuerza que lidera Mauricio Macri, resistió el decreto que incrementó los gastos reservados del sistema de inteligencia, aunque hubo diversos alineamientos. Por ejemplo, Luis Juez, jefe de la bancada amarilla, volvió a moverse con independencia de las indicaciones de Macri, quien ordenó oponerse a la decisión oficial. Es que Juez, quien tiene diálogos frecuentes con Milei, votó a favor de ratificar el decreto. Lo mismo hicieron la cordobesa Carmen Álvarez Rivero y la tucumana Beatriz Ávila. Más violetas que amarrillos. En cambio, Alfredo De Angeli, Guadalupe Tagliaferri o María Victoria Huala apoyaron la ofensiva opositora para declararlo nulo. El misionero Martín Goerling, quien tiene un vínculo estrecho con Patricia Bullrich, y quien aspiraba a ser presidente de la comisión bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, se inclinó por abstenerse.
El Gobierno volvió a cosechar solo once voluntades en el debate sobre la ley impulsada por la oposición para aumentar los fondos a las universidades nacionales. En esa votación, más costosa en términos políticos, ni Juez ni Espínola ni Kueider ayudaron a la Casa Rosada. Milei consiguió en este caso el acompañamiento de los legisladores de Cornejo. Juri votó en contra y Suárez se ausentó. Furioso con la movida opositora, Milei confirmó este viernes el veto total de la ley sancionada por el Congreso para preservar el equilibrio fiscal.
La endeblez de las alianzas con los gobernadores dialoguistas y las falencias del dispositivo político de Milei para construir mayorías con sus socios parlamentarios tornan incierto el futuro del proyecto de presupuesto 2025.
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