Duhalde formará un gobierno de unidad
El senador bonaerense fue elegido por la Asamblea Legislativa con 262 votos afirmativos, 21 negativos y 18 abstenciones
Frente a la Asamblea Legislativa y bajo los palcos desbordantes de euforia, Eduardo Duhalde (PJ) inauguró el año nuevo como flamante presidente de la Nación, cargo que ejercerá hasta diciembre de 2003.
El acuerdo sellado entre la UCR y el PJ lo hizo posible; esta amplia mayoría sepultó las pretensiones de sectores opositores que reclamaban la inmediata convocatoria a elecciones.
Duhalde es el segundo presidente que proclama la Asamblea Legislativa en tan sólo nueve días. Fue elegido con 262 votos afirmativos, 21 negativos y 18 abstenciones.
En ese breve lapso, la agudización de crisis económica, política y social que afecta al país obligó al PJ a un rápido cambio de hombres y de estrategias tras la intempestiva salida de Adolfo Rodríguez Saá (PJ).
El principal viraje fue desistir de la convocatoria a elecciones, programadas para marzo próximo. Ahora, con argumentos casi contrarios a los que esgrimió hace una semana, el PJ insistió en que el futuro presidente debe completar el mandato del renunciante Fernando de la Rúa (UCR).
Esta posición encontró como aliado inmediato a la UCR, que quería evitar como sea las elecciones. El acuerdo se reflejó en la votación final: 262 votos afirmativos, 21 negativos y 18 abstenciones.
Duhalde, con la evidente intención de marcar diferencias con su antecesor Rodríguez Saá, enfatizó en su primer discurso que respetará los acuerdos previstos y que no se postulará como candidato en 2003. Reiteró que el "modelo está agotado" y se comprometió a ponerle fin. Insistió en que permanecerá suspendido el pago de la deuda externa y que se respetarán los fondos restringidos en el sistema bancario.
Pero su discurso no torció la ofuscación de los opositores que votaron en contra o bien se abstuvieron de avalar a Duhalde. Con distintos discursos, fuerzas como ARI, el Frepaso disidente, los partidos demócrata progresista de Mendoza y de Santa Fe y agrupaciones de izquierda, entre otras, expresaron un mismo reclamo: elecciones inmediatas, ante la evidente deslegitimación de la clase política expresada en los últimos "cacerolazos".
Un clima denso y recalentado sobrevolaba el recinto; no sólo por la falta de aire acondicionado (que obligó a muchos a improvisar abanicos), sino por los fuertes discursos que protagonizaron algunos legisladores.
El jefe del bloque de senadores del PJ, José Luis Gioja (PJ-San Juan), fue el encargado de proponer la designación de Duhalde. "La Argentina necesita una conducción firme y, también, tiempo para que quien la ejerza lleve adelante las soluciones que se requieren. Pero el PJ no lo hará solo, sino junto a todo el pueblo argentino", señaló.
Desde el radicalismo, su par Carlos Maestro (Chubut) se mantuvo en la misma sintonía. "El pueblo salió a la calle no para pedir elecciones, sino para pedir soluciones. La gente ya eligió el 14 de octubre pasado", enfatizó.
El ARI, que votó en contra de la designación de Duhalde, retrucó esos argumentos. "El problema profundo de nuestro país es la falta de legitimidad de la clase política. Hay que convocar a elecciones", señaló Carrió, que vaticinó que esta "decisión equivocada" del PJ podría agudizar la crisis del país.
Pero los discursos más severos los protagonizaron Alicia Castro (Frente para el Cambio) y los grupos de izquierda. "La Argentina le dijo basta no sólo al gobierno de la Alianza que se fue, sino también a la politiquería. El pueblo repudia la transa, los acuerdos, y lo que se armó aquí es un contubernio entre la UCR y el PJ", despotricó Castro, que responsabilizó a Duhalde por el 17,5% de desocupación en Buenos Aires y la existencia de una industria "desmantelada".
En la misma línea continuó Patricia Walsh (Izquierda Unida-Capital): "Votaré en contra de la postulación de Duhalde -vociferó-. ¿Acaso no se acuerdan? Fue el vicepresidente de (Carlos) Menem y gobernador de Buenos Aires, una provincia que dejó fundida. Es más de lo mismo".
Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad) tampoco escatimó críticas. "El PJ se cree dueño de una mayoría que no tiene, porque las últimas elecciones fueron las más cuestionadas por la sociedad. Ahora habla de consenso, de gobierno de Ôsalvación nacional´; toda una fraseología para justificar más ajuste".
Las críticas sistemáticas de este sector opositor colmó la paciencia del jefe de la bancada de diputados del PJ, Humberto Roggero (Córdoba).
"Tanto nos han atacado, tanto han vuelto a cultivar los viejos sentimientos gorilas que nos vemos obligados a hablar de ciertas verdades. Porque ustedes (y apuntando a los opositores) socavan la democracia, mientras que el PJ ofrece al país un candidato que goza del máximo de los respetos".
La ira de Roggero iba en aumento. Calificó a los opositores de "mezquinos, sectarios, seudoprogresistas, gorilas e improvisados". Su par Alberto Piccinini (ARI) se levantó de su banca, ofuscado. "¡Guárdese los pelos, diputado!", respondió Roggero, con el aplauso enfervorizado de su bancada.
Fue el último discurso. El justicialismo celebró, eufórico, la amplia votación en su favor. Aunque varios de sus legisladores reconocen, por lo bajo, que con Duhalde el PJ se jugaba su última oportunidad.
Olvido
- Los nervios le jugaron una mala pasada a Eduardo Duhalde en el juramento ante la Asamblea: olvidó pronunciar, nada más ni nada menos, que la palabra “presidente”. “Yo, Eduardo Alberto Duhalde, juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina. Si así no lo hiciere, que Dios y la Nación me lo demanden”, dijo. Duhalde pareció advertir el error, pero no atinó a corregirse y prosiguió con el protocolo.
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