Duhalde, atrapado por su sucesión
Una historia de amistades, lealtades y favores políticos le impide definir la candidatura a gobernador
El gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde, está atrapado en una encrucijada: les debe muchos favores políticos a sus principales aliados y todos quieren convertirse en su sucesor en la provincia de Buenos Aires, en 1999.
Duhalde guarda bajo siete llaves su decisión, aunque en público sostiene que todos "deberán competir en una elección interna". En la grilla de postulantes, hasta ahora, se anotaron diez dirigentes del PJ bonaerense.
Fiel a su estilo, el gobernador alentó a todos. "Adelante", dijo a cada uno, aunque no les dio su bendición. Sabe que no puede poner en riesgo el poder que consolidó en su distrito en unos comicios internos con tantos candidatos.
Las heridas de esa compulsa podrían perjudicar su futuro político. Duhalde terminará "intercediendo", coincidieron, ante la consulta de La Nación , cinco de los principales precandidatos, aunque enfatizaron que esto no significaría sortear la elección interna.
Lo cierto es que a Duhalde no le será tan fácil desprenderse de la estructura que lo acompañó muchos años y con la que edificó su poder político, que acumula desde 1991.
Alberto Pierri, Hugo Toledo y Osvaldo Mércuri, precandidatos, son los ejes del aparato político de Duhalde, que, pese a que fue perforado por Graciela Fernández Meijide (Alianza) en las últimas elecciones, es una pieza clave para el proyecto 1999.
Cuando los guiños entre el gobernador y el vicepresidente de la Nación, Carlos Ruckauf (que fijó domicilio en el distrito bonaerense), fueron cada vez más sólidos, Pierri, Mércuri y Toledo se irritaron.
Duhalde se vio obligado a tener que calmar los ánimos en público. "Voy a apoyar a los candidatos que me acompañan desde hace años, a los leales", advirtió hace tres días. Toda una señal.
Además de Pierri, Mércuri y Toledo, y del fantasma de Ruckauf, en la carrera bonaerense están anotados Felipe Solá, José María Díaz Bancalari, Raúl Othacehé, Alieto Guadagni, Luis Patti y Juan José Mussi.
Detrás de todos ellos se esconde una historia de alianzas políticas y amistades que ligan a Duhalde con los dirigentes que quieren sucederlo en 1999; éstos esperan alguna retribución por los "años de servicio".
Los coroneles
- Hace once años, en plena disputa presidencial en el PJ, toda la estructura del partido estaba del lado de Antonio Cafiero. En frente, sin apoyo interno, Carlos Menem buscaba aliados. Duhalde cruzó el cerco cafierista y Pierri fue uno de los que lo siguió.
Desde 1987, los dos jugaron en la misma cancha, aunque en los últimos tiempos el titular de la Cámara baja se acercó peligrosamente al menemismo y se ganó la desconfianza de muchos.
Pierri siempre quiso ser candidato. Es el líder de la Liga Federal (línea interna del PJ bonaerense) y el jefe político de La Matanza, el distrito bonaerense con mayor peso electoral.
Pero sabe que no goza del aval de las encuestas, a las que Duhalde presta una atención casi obsesiva. "Sería hipócrita negar que quiero ser candidato, pero no estoy dispuesto a impulsar un capricho si las condiciones políticas no están dadas", reconoció el dirigente de La Matanza a La Nación .
Esto significa, según admiten en el entorno de Pierri, que si los "números no le dan" no va a tensar la cuerda. Empero, las mismas fuentes destacaron que Duhalde creció "gracias al aparato político" de los coroneles bonaerenses. Pierri es uno de ellos.
Pero su principal obstáculo en la carrera hacia 1999 no son los números de las encuestas, sino los peros de Hilda "Chiche" Duhalde, quien tiene una mala relación con Pierri. "No le gusta su estilo, desconfía de él", relató un allegado a la diputada justicialista.
- Con Mércuri, líder de la Lipebo (línea del PJ bonaerense), Duhalde también mantiene una relación política de varios años, siete. Mércuri afianzó sus lazos con el gobernador en Lomas de Zamora, donde creció la familia Duhalde; aún viven en esa localidad.
El apoyo del dirigente de la Lipebo fue clave para la reelección de Duhalde en 1995. Mércuri era titular de la Cámara de Diputados bonaerense cuando se aprobó la reforma de la Constitución provincial. Esto le valió a Duhalde cuatro años más en el poder.
- Toledo es un amigo de la familia Duhalde desde hace más de 30 años. No sólo porque fue su vecino en Lomas de Zamora. Estuvo al lado de Duhalde en un momento crucial de su vida: cuando éste era guardavidas y conoció a Chiche, que entonces era docente.
En cada cargo que ocupó el gobernador, Toledo siempre tuvo un lugar reservado. Lo sucedió en la intendencia de Lomas de Zamora y llegó a la administración bonaerense: fue secretario general de la gobernación y ministro de Obras Públicas (puesto relevante porque maneja las grandes licitaciones de las obras).
Además, en su quinta Los Caudillos, en la localidad de Canning (al lado de la que Duhalde tiene en San Vicente) no sólo jugaron al fútbol, allí se realizaron las principales cumbres Menem-Duhalde. Toledo también es amigo del Presidente, aunque menos.
El ex ministro de Obras Públicas, que sorteó el año último graves problemas de salud, abandonó el puesto para hacer su campaña electoral. Pero Duhalde tuvo dos gestos para "el amigo": hizo que éste conserve el rango de ministro (ad honórem) y fue al acto en el que lanzó su precandidatura.
"Yo conozco a Duhalde"
- Ruckauf es, hasta ahora, el mejor posicionado en las encuestas; él insiste en que "tiene la sensación de que no será candidato en 1999", según aseguró a La Nación . Pero también advirtió que "no descarta nada".
Duhalde y Ruckauf se conocieron hace diez años: en la disputa entre Cafiero y Menem por la fórmula presidencial del PJ para 1989.
Pero la amistad comenzó tres años después, en Italia. Ruckauf era embajador en ese país, en 1991, cuando Duhalde saltó al territorio bonaerense. El matrimonio Duhalde visitaba a Ruckauf y a Marisa (su esposa). El lazo se reforzó en los veraneos: los Ruckauf iban a Villa Gesell y los Duhalde a Pinamar. Comieron varios asados juntos.
Los gestos políticos también los acercaron. Después de que Menem sepultó la pretensión del gobernador de ser candidato a presidente en 1995, cuando firmó con Raúl Alfonsín el pacto de Olivos, Duhalde, ayudado por Eduardo Bauzá (entonces secretario general de la Presidencia), influyó para que Ruckauf fuera el compañero de fórmula del riojano.
"Al vicepresidente lo elijo yo", había amenazado Duhalde, que inicialmente prefería a Carlos Reutemann para aquel cargo. El Presidente no lo aceptó. Bauzá hizo lo suyo para evitar que Menem eligiese a Ramón "Palito" Ortega, rival del mandatario bonaerense. La alternativa fue Ruckauf.
El titular del Senado selló su alianza con Duhalde y tuvo un papel protagónico al lado del gobernador en el enfrentamiento con Menem, aunque en público jugó a ser un equilibrista.
La lucha por el espacio
- Othacehé, intendente de Merlo; su par de Escobar, el ex comisario Patti (a quien las encuestas ubican después de Ruckauf); Guadagni, secretario de Industria, y Mussi, ministro de Salud bonaerense, son los precandidatos con menos posibilidades de encabezar la fórmula para 1999.
En realidad, todos se postulan para asegurarse un espacio al lado de Duhalde después de 1999. El gobernador no los descuida. Son parte de su esquema de poder.
- Otro es el caso de Díaz Bancalari, ministro de Gobierno provincial y ex intendente de San Nicolás con lazos con el sector gremial, las FF.AA. y la Iglesia. Hace 20 años que conoce a Duhalde; militaban juntos en el PJ y compartieron la banca de diputado nacional entre 1987 y 1991.
En los últimos tiempos, afianzó su relación con Duhalde. Es uno de sus hombres de confianza. El gobernador le encargó convocar al plebiscito bonaerense por la reelección que empujó a Menem a dar un paso al costado en su intento por impulsar su reelección.
Es un soldado duhaldista que, al final, será funcional para los planes del jefe. En su entorno dicen que aunque sabe "ser general" respetará una de las estrategias de Juan Domingo Perón: "Todos llevamos en la mochila un bastón de mariscal, el tema es saber cuándo hay que usarlo".
- Con Solá (Nuevo Espacio Peronista), secretario de Agricultura de la Nación, cargo que abandonará dentro de siete días, la cosa será más difícil. Es un duhaldista crítico: "Se habrá olvidado de que somos amigos", se lamentó ante La Nación . Dijo que le llegaron "mensajes" de San Vicente en favor de su precandidatura, pero Duhalde no fue a su lanzamiento.
Solá todavía recuerda el día que conoció a Duhalde, en 1987: "Viajamos juntos a Trenque Lauquen. Cuando volvimos a la Capital, me llevó hasta mi casa en Palermo Viejo", contó.
Duhalde se mantiene en silencio. Pero sabe que a cada uno de los personajes de esta historia le debe lealtad, favores políticos. De algún modo, tendrá que pagarles.
La promesa
Pese a que nunca le había dicho nada en público, el intendente de Merlo, Raúl Othacehé, recibió ayer un gesto de Eduardo Duhalde que le será difícil de olvidar. Ante más de veinte mil personas (sobre lo que se informa en la página 9), le levantó el brazo y respaldó su intención de ser precandidato a gobernador bonaerense para 1999.
Othacehé, como otros dirigentes, conoce a Duhalde de hace mucho, desde 1982. Siempre estuvo al lado de él, y el gobernador cumplió su promesa: asistirá a cada acto de lanzamiento para 1999 de los "leales".
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