El número dos de Sergio Berni intercedió para ayudar a “Chocolate” Rigau cuando estaba preso
Javier Alonso admitió a LA NACION haber hecho “consultas” en la comisaría donde estuvo detenido el empleado legislativo; otro colaborador del ministro también hizo gestiones
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LA PLATA.- Dos estrechísimos colaboradores del ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, se interesaron por la situación de Julio “Chocolate” Rigau mientras se encontraba detenido en un calabozo de la Comisaría 2° de esta ciudad e intercedieron para mejorar sus condiciones de alojamiento, según confirmaron fuentes policiales a LA NACION.
Los alfiles de Berni que se movieron por el bienestar de Rigau fueron el actual subsecretario de Formación y Desarrollo Profesional, Javier Alonso, y el ex subsecretario de Participación Comunitaria, Pablo Fernández, quien tras su renuncia en mayo de 2022 continuó junto al ministro y ahora trabaja para la campaña a intendenta de Zárate de la esposa de Berni, Agustina Propato.
Tanto Alonso como Fernández, quien hasta su renuncia también servía de enlace entre el Ministerio de Seguridad provincial y la Municipalidad de La Plata, dejaron saber a la Policía bonaerense su preocupación e interés por “Chocolate” Rigau, quien fue detenido el 8 de septiembre cuando extraía más de $1,2 millón de 49 tarjetas de débito pertenecientes a empleados de la Legislatura bonaerense.
Consultado por LA NACION, Alonso primero negó haberse “interesado” por Rigau, pero luego modificó su versión. “A ver, ¿qué significa ‘interesarse’?”, planteó. “Sí puedo decirle que me contactó la familia, muy preocupada por su situación y yo consulté cuál eran las condiciones de alojamiento en la comisaría [2° de La Plata], dada la precariedad de la infraestructura policial”.
-¿Cómo llegó la familia Rigau a usted?-, consultó LA NACION.
-No recuerdo quién se contactó conmigo. Yo no tenía idea del caso. Ya habían pasado varios días desde la detención y la familia estaba muy preocupada porque no era una persona del ámbito, digamos, del delito.
-¿Usted se presentó en la comisaría? ¿Llamó al jefe de esa dependencia?
-Como le dije, consulté cuál era su situación porque la familia estaba muy preocupada, muy angustiada tras tantos días.
-¿Pero cómo lo hizo? ¿A quién le consultó?-, insistió LA NACION.
-Ahora no lo tengo presente.
Alonso sí precisó, por el contrario, que no conocía a Rigau al momento de su detención, lo que confirmaron otras fuentes a LA NACION y negó haber recibido una orden superior, ya fuera de Berni o de otro funcionario o político, para que se moviera a favor del empleado de la Legislatura bonaerense detenido. “No fue así, pero de verdad no recuerdo quién se contactó conmigo”, insistió.
Hombre de confianza de Berni, a quien reemplazó al frente del Ministerio cuando se tomó licencia por 15 días en mayo de 2022, Alonso aspira a sucederlo al frente de la cartera si el gobernador Axel Kicillof obtiene su reelección, en tanto que Fernández es otro alfil de Berni que levanta amores y odios en la ciudad, donde mantuvo varios chisporroteos con el intendente Julio Garro (Juntos por el Cambio), pero también con varios referentes peronistas durante los últimos años.
LA NACION procuró contactar a Fernández a su teléfono celular, pero al cierre de esta edición no había respondido los llamados.
Desde el Ministerio confirmaron que Alonso intervino, pero rechazaron cualquier tono impropio o negativo. “Alonso lo que hizo fue su trabajo y es muy bueno en eso, reconocido por propios y ajenos. Lo que él tenía que hacer es lo que hizo: cuidar al detenido como si fuera de cristal para que nada malo le pase, incluso aislándolo de otros detenidos”, indicó un vocero de Berni a LA NACION. “Vamos al revés, ¿qué diría la prensa si Rigau era alojado con todos los demás detenidos y lo golpeaban o aparecía muerto? Sería un escándalo monumental y todos sospecharían que buscaron acallar a Rigau, ¿no? Lejos de criticarlo, deberían reconocer que Alonso hizo lo correcto: preservar a un detenido sensible”.
Desde la Policía bonaerense, por lo pronto, el interés de Alonso y de Fernández por el bienestar de un detenido que trabaja en la Legislatura bonaerense fue interpretado, de inmediato, como una señal de protección que quiso transmitir la política. “Tomalo como un ‘control de daños’ o un genuino interés, pero a todos nos quedó claro que este [por Rigau] era distinto”, graficó un mando de la fuerza ante la consulta de LA NACION.
El “acomodado”
Desde la Policía bonaerense confirmaron que Rigau fue un detenido “acomodado”, que permaneció alojado en un calabozo de la comisaría ubicada en la avenida 38 entre la avenida 7 y la calle 8 de esta ciudad, pero aislado y con condiciones distintas a todos los demás detenidos de la ciudad.
“No es que estaba en la ‘zona comisario’ durante el día y que a la noche iba a dormir a su calabozo”, confió un oficial al tanto de sus condiciones de alojamiento, “pero tampoco siguió el mismo camino que el resto de los detenidos”, precisó.
Arrestado el 8 de septiembre en los cajeros de la esquina de 7 y 54 del Banco Provincia, Rigau inició su tránsito por las comisarías de la ciudad en la seccional 1°, sobre la avenida 53 de la ciudad, frente al Teatro Argentino, pero no fue alojado allí por una razón sencilla: en esa dependencia alojan sólo detenidas.
Ante esa situación, Rigau fue trasladado a la Comisaría 2°, donde primero pasó por la revisión médica que por protocolo se completa a los detenidos. “Después se lo alojó en un calabozo individual”, precisó otra fuente de la fuerza policial, que aclaró que el empleado de la Legislatura jamás estuvo incomunicado y que, por tanto, accedió a su teléfono celular todos los días.
“Desde la pandemia, la Policía bonaerense tomó otro camino con los detenidos al del Servicio Penitenciario en sus cárceles, lo que permite que los detenidos en comisarías puedan comunicarse con sus familias, si así lo desean, todos los días”, precisó.
Una de las pocas personas que llegó a interactuar con “Chocolate” mientras permaneció alojado en la Comisaría 2° aportó un par de salvedades. “Rigau no estaba en un calabozo individual, sino en el común, pero porque sólo hay dos calabozos, uno para los ‘contraventores’ y el otro para el resto”, explicó. “Lo que ocurre es que Rigau estaba solo en el calabozo común porque en la Comisaría 2° no hay detenidos desde hace mucho porque los detenidos son derivados a la Alcaldía ‘Pettinato’ [por la alcaldía departamental, en las afueras de la ciudad, sobre la ruta 36]. Estaba solo y tranquilo”, abundó.
Por lo bajo, sin embargo, operadores políticos y judiciales se movieron para calmar a Rigau y a su familia. Hasta que el epílogo llegó el 23 de septiembre, cuando dos integrantes de la sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de La Plata –Juan Alberto Benavides y Alejandro Villordo-, declararon la nulidad del acta de procedimiento policial con la que había comenzado la investigación judicial y ordenaron la inmediata libertad de “Chocolate”.
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