Doble comando: renuncias, disputas y dinero, la dura interna en la TV Pública después del escándalo
Como ocurre en otras áreas del Gobierno, hay un puja entre albertistas y kirchneristas que buscan influir en la administración y en los contenidos; la incidencia de los conflictos gremiales
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El escándalo por el retiro irregular de 11,4 millones de pesos del Banco Itaú desde una cuenta de la TV Pública derivó en una serie de renuncias y despidos que pusieron de manifiesto la complejidad interna del canal, profundizada por el doble comando en el ejercicio del poder político. La puja entre los alfiles de Alberto Fernández y aquellos que responden a la vicepresidenta Cristina Kirchner se suma a los tironeos de una administración del canal que lleva años consolidada puertas adentro con fuerte influencia de gremialistas y empleados históricos.
Como remate, a la elegida del Presidente para administrar Radio y Televisión Argentina (RTA), Rosario Lufrano, la acusan en los pasillos del canal de aferrarse a modos autoritarios. Ella sostiene, en cambio, que asumió la presidencia de RTA con objetivos claros: “la reparación, la construcción y la reconstrucción de los medios públicos”.
La extracción de la caja del banco de los 11,4 millones, que se suponía estarían destinados a la producción de un documental sobre Manuel Belgrano, se dio a conocer a mediados de marzo. Desde entonces, además de los tres empleados sumariados, dejaron la TV Pública otros funcionarios y empleados. “Aprovecharon el momento para pedir renuncias de gerentes con los que Lufrano tenía rispideces, aunque no estuvieran involucrados en la causa”, indica una persona que acompañó muchos años la carrera de la funcionaria, en referencia al procedimiento judicial del cual aún se espera resolución. En el propio entorno de la funcionaria, de hecho, confirmaron que fue ella quien impulsó la salida del exdirector de Recursos Humanos Diego Pascual, uno de los últimos en dejar las oficinas de Figueroa Alcorta, porque “no estaba conforme con su desempeño”.
Lufrano se desligó de inmediato del asunto de los bolsos y activó una auditoría interna en la empresa, que le costó el cargo a varios integrantes de su círculo de confianza: Eliseo Álvarez, el exvicepresidente de RTA y director ejecutivo de TV Pública; Guillermo Siaria, exdirector de Administración Financiera, y Ernesto “Cune” Molinero, gerente de Producción. Días atrás, se conoció una quinta renuncia: la de Julio Postiglioni, director de Asuntos Legales de RTA, que se habría ido tentado por “una propuesta mejor”, según dijeron a LA NACION fuentes oficiales de RTA.
En paralelo, otros tres empleados, que llevan entre 10 y 30 años en el canal, se encuentran bajo sumario administrativo y tienen prohibido acceder a sus escritorios. Se trata de Alejandro de la Torre, subdirector de Administración y Finanzas; Ariel Berliner, subgerente de Producción, y Andrea Mendes Guimaraes, jefa de Contabilidad.
Si bien en el canal afirmaron que la renuncia del amigo y número dos de Lufrano se basó en motivos de salud, todas las miradas están dirigidas a Álvarez como el responsable de haber habilitado el movimiento de los bolsos. “No podía desconocerlo. Es imposible mover ese volumen por fuera del reglamento”, afirmaron en el entorno de la presidenta de RTA. Lo mismo había indicado el secretario de Medios, Francisco Meritello, en diálogo con LA NACION: “La extracción de esa plata es inexplicable desde cualquier punto de vista del sentido común, porque cualquier pago se hace con transferencia o con cheques”.
Gestión “intervenida”
Hasta el momento, Lufrano logró desvincularse del escándalo, pero las bajas en su equipo le juegan una mala pasada. Perdió poder y su gestión “está intervenida virtualmente” por el kirchnerismo, según indicó un exgerente que pasó por la TV Pública en los últimos años, quien también agregó: “Los que se fueron son empleados que trajo ella, pero los están reemplazando por gente que ella no eligió”.
La funcionaria parece haber quemado su última bala en el intento de trasladar a Leonardo Flores –quien se mantiene al frente de la gerencia Artística– a la dirección del canal, en reemplazo de Álvarez. Flores no resistió al archivo. Duró una semana en el cargo, disparado por fuertes críticas de militantes ultra K, que lo tildaron de “antichavista” por haber dirigido en Miami un documental cargado de cuestionamientos al gobierno de Nicolás Maduro. “Incluso, llegaron llamados de Venezuela”, detallaron cerca de Lufrano.
Con su poder de decisión coartado, la presidenta de RTA no tuvo injerencia en la elección de Claudio Martínez, el hombre del kirchnerista Tristán Bauer que finalmente ocupó la silla de Álvarez. De larga trayectoria en los medios audiovisuales, Martínez es dueño de El Oso Producciones, y desde la productora dirigió muchos programas del canal Encuentro, fundado por el ahora ministro de Cultura. Además, se desempeñó hasta fines de abril como subsecretario de Medios.
“Tristán y Rosario no se llevan bien, pero él siempre quiso volver a RTA, después de haber dirigido la empresa en la presidencia de Cristina [Kirchner], y lo hace a través de Martínez”, dijo un exgerente del canal.
El nuevo director ejecutivo de la TV Pública, sin embargo, negó haber heredado las diferencias que Bauer tiene con Lufrano. “No hay ninguna turbulencia. Con Rosario somos amigos desde 1985, cuando trabajamos en Radio Belgrano. Tenemos la misma agenda y el mismo foco”, remarcó Martínez, en diálogo con LA NACION. El secretario de Medios se alineó en el discurso de su exmano derecha. “El equipo que hacen Rosario Lufrano y Claudio Martínez es lo mejor que le podía pasar a los medios públicos”, indicó Meritello, y explicó, respecto del éxodo de empleados: “Los cambios fueron producto de una renovación de gerencias y direcciones. A algunos se les pidió la renuncia y otros se fueron solos en tren de colaborar en esta renovación”.
Con el avance kirchnerista, Lufrano bajó su perfil. Fuentes gremiales del canal aseguran que se la ve muy poco por los pasillos, y que tampoco participa en eventos por Zoom con los trabajadores. “Siempre ha tenido una presencia importante, se movía mucho, pero ahora poco y nada”, afirman.
En la cúpula del noticiero, bastión del canal, también ganó influencia la militancia. A fines de diciembre dejaron sus cargos los gerentes Daniel Míguez –elegido por Alberto Fernández– y Federico Maya. En reemplazo, aparecieron Albino Aguirre, proveniente de la empresa de medios bonaerenses Grupo Cielo, y Leandro Gabriele, exproductor de C5N y del canal Encuentro.
Impronta K
La bajada de línea fue clara. El último viernes por la noche, a la vieja usanza, las pantallas de Canal 7 reproducían una foto del exministro de Hacienda Nicolás Dujovne bajo el título “La mitad de la población mundial podría vacunarse con la misma plata que el FMI le prestó a Macri”.
En el esfuerzo por conservar el mando, Lufrano enfrenta otro desafío: acordar con “el gobierno interno” –como lo llaman exfuncionarios del ambiente–, en el que se ponen en juego el pago de las horas extras y adicionales; la luz verde al ingreso de familiares, y las negociaciones con los cuatro gremios que intervienen en la TV Pública. “Si administrás esa gobernanza, lográs sobrevivir”, sostienen quienes pasaron por RTA. Y agregan: “Cuando las variables se cortan o tuercen hacia un lado, empiezan los problemas”.
En efecto, las mismas fuentes atribuyen que el retiro de los 11,4 millones de pesos se dejó filtrar adrede, como consecuencia de una disputa entre dos gremios, que consiguieron acuerdos desiguales con Lufrano. La balanza se habría inclinado a favor del Sindicato de Prensa en el que Agustín Lecchi, afín al kirchnerismo duro, es uno de los principales portavoces. Es que su padre, Alberto Lecchi, es quien dirige la serie de Manuel Belgrano. “No tengo nada que ver con las cuestiones administrativas”, se anticipó a justificar el director y guionista, en declaraciones radiales.
En esta olla a presión generada por la investigación judicial sobre los fondos, la válvula de seguridad está en manos del fiscal Gerardo Pollicita, que cerró bajo candado las grabaciones de las cámaras del Banco Itaú, mientras avanza en la pesquisa. “El día en que salga la imagen, se va a ligar a los bolsos del convento. Sería un golpe político inmenso”, advirtieron en el sector audiovisual.
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