Divisiones en la CGT por la pauta salarial del 60% que impulsa Sergio Massa
Dos gremios aliados rechazaron la intromisión oficial en las negociaciones y advirtieron “un ajuste”; el ministro busca moderar las subas en línea con el Presupuesto
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La intención de Sergio Massa de moderar las negociaciones salariales en torno al 60% anual, en línea con la proyección inflacionaria que se trazó en el Presupuesto elaborado por el Ministerio de Economía y sancionado por el Congreso, encontró inesperadamente sus primeros rechazos entre gremios aliados. Gerardo Martínez, jefe de la Uocra y referente del sector “independiente” de la CGT, y Mario Manrique, número dos del Smata y enrolado en el moyanismo, plantearon hoy que las paritarias son “libres y sin techo” y advirtieron que no aceptarán que los salarios “sean variante de ajuste”.
De esta manera, Martínez y Manrique tomaron distancia del pacto que se avanzó de manera informal entre el ministro y el sector mayoritario de la CGT, encabezados por “los Gordos” (grandes gremios de servicios). La idea de Massa, quien en reuniones reservadas ató su eventual candidatura presidencial a su suerte en la lucha contra la inflación, consiste en alentar acuerdos salariales del 30% para el primer semestre del año como parte de su estrategia para que las paritarias de 2023 no se disparen y acompañen la baja gradual inflacionaria que espera el Gobierno, una caída que por ahora sucede en dosis homeopáticas.
Massa lo conversó en privado con Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la CGT, y Sergio Palazzo, del gremio bancario y quien debe negociar su paritaria durante el mes en curso. Sumó a las conversaciones a la ministra de Trabajo, Raquel Kelly Olmos. De hecho, hubo un primer trato que se sellaría pasado mañana con estas característas. Se trata del de la Unión Tranviaria Automotor (UTA), el gremio que reúne a los colectiveros, que acordó con el Gobierno un aumento salarial de 31 por ciento por seis meses, con revisión y en tres cuotas.
“Las paritarias son libres y soberanas de cada sector. La CGT no acepta ningún techo ni intromisión de la política para que los salarios sean variante de ajuste”, planteó hoy Martínez, en un comunicado. Y agregó: “Los salarios pierden contra los niveles de inflación. Los gremios negocian con total responsabilidad. Las negociaciones paritarias son víctima de los niveles de inflación y esta carrera inflacionaria deteriora el poder adquisitivo de los salarios. La inflación es el impuesto a la pobreza”.
El rechazo de Martínez abre una nueva grieta en la CGT, ya que su sector, el de los autodenominados “independientes”, que integra junto con los estatales Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (AySA), tomaron distancia del acuerdo preliminar que avanzó Massa con “los Gordos”. Los “independientes” suelen jugar en tándem con Daer en la conducción de la central obrera.
Lo de Manrique, en cambio, no sorprende tanto. “Nosotros seguimos pensando que las paritarias tienen que ser libres, sin techo. Con la CGT no me reúno hace meses, lo ideal sería que nos podamos juntar y debatir entre nosotros las problemáticas de la Argentina”, dijo hoy el secretario adjunto de los mecánicos del Smata y secretario gremial de la CGT. La central obrera tuvo su última reunión de consejo directivo después del atentado a Cristina Kirchner, el 1° de septiembre.
Manrique, que integra el frente sindical que se referencia con el liderazgo de Pablo Moyano, le exigió al Gobierno el cumplimiento del acuerdo de precios para contener la inflación. “Para que haya un techo de paritarias, el Gobierno tiene que garantizar que los precios no se van a mover”, señaló el sindicalista del Smata en declaraciones a Futurock. Además, puso paños fríos a un eventual plan de protestas por los salarios, pero no así para reclamar por “situaciones complejas como el atentado a la vicepresidenta o el juicio a la Corte”.
Según pudo saber LA NACION de fuentes sindicales, la intención de la CGT es “bajar las expectativas inflacionarias” para este año, en el que el gobierno se jugará su continuidad en el poder. De hecho, los sindicatos que negociaron el acuerdo adhieren a la coalición oficialista Frente de Todos.
No obstante, el compromiso que los sindicatos asumieron primero con Massa y luego con Kelly Olmos tiene una contrapartida: los jerarcas gremiales exigieron al gobierno que “haga cumplir los acuerdos de precios” como condición sine qua non para que el aumento salarial del 60% no quede desactualizado.
Acuerdos más cortos y con revisión
Por la dinámica inflacionaria y el antecedente de 2022, que registró casi un 95% anual, los sindicatos establecieron como pauta obligatoria la revisión salarial. Es decir, todas los acuerdos tendrán claúsula de revisión y no habrá, por ahora, tratos a largo plazo.
Las revisiones de las paritarias son cada vez más frecuentes y un sueldo básico puede tener variaciones en su monto en nueve de los 12 meses del año, como sucederá, por ejemplo, con los empleados de comercio, que podrían anudar la semana próxima una suma complementaria a su acuerdo del año pasado. La inercia inflacionaria eliminó los acuerdos anuales, como eran históricamente para dar una señal de mayor previsibilidad, y va camino a hacer lo propio con los semestrales.
La temporada de paritarias de 2023 se abrió con Aceiteros, la UTA y bancarios, cuyo jefe, Sergio Palazzo, debate con sus aliados aceptar un acuerdo semestral, como el de los colectiveros, o avanzar con uno por trimestre. Lo definiría la semana próxima, cuando reanude la negociación con Massa y Kelly Olmos. ß
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