Dividido, el radicalismo se plantea cuál será su futuro
Discute cómo enfrentar al Gobierno y la futura política de alianzas
En la UCR todos saben que el problema no es Mauricio Macri, el problema es el radicalismo. Apenas unas horas después de que el bloque radical en Diputados protagonizara una áspera disputa entre los que querían votar contra el traspaso del subte a la Ciudad y los que finalmente votaron a favor, ellos mismos admiten que el subte o no subte para la Ciudad no fue más que el emergente de una división más profunda.
Aunque 2015 está muy lejos, la UCR empezó a debatir a quién va elegir como su opositor de acá hasta esa fecha, qué tipo de relación quiere tener con el Gobierno y con quiénes podría empezar a construir un frente común para esas elecciones.
Y, claramente, no hay acuerdo sobre ninguno de esos puntos.
En todos estos temas hay dos grupos diferenciados. El primero es el Morena, la corriente interna que lidera Ricardo Alfonsín, con mayoría en la conducción del partido y en el bloque de diputados.
El otro grupo es más heterogéneo, pero por estos días el que quedó más expuesto entre sus líderes es el diputado Oscar Aguad. En ese sector confluye lo que alguna vez fue el cobismo (el propio Julio Cobos los apoya), pero lo miran con simpatía muchos que se resisten o se quedaron afuera del Morena, como el senador Ernesto Sanz y el grupo de intendentes que quiere pelearle la conducción al alfonsinismo.
En el Morena vieron la disputa entre el Gobierno y Macri con horror, porque detestan que les roben el lugar de opositores de privilegio.
Relaciones cordiales
En medio de esa desgracia, ganaron terreno los que quieren una relación institucional cordial con el Gobierno (Alfonsín es el primero) y se imaginan al partido enfrentándose a "la derecha macrista" (así la llaman) en la próxima elección presidencial, si es que, como ellos presumen, Cristina Kirchner no puede forzar una nueva reelección. Pensando en ese momento, están dispuestos a tragarse su orgullo y volver a acercarse al socialista Hermes Binner, y al frente relativamente exitoso que construyó en 2011. Claro, los radicales se esperanzan en que para entonces Binner haya caído en desgracia.
"El Gobierno cree que es difícil que la derecha atraiga apoyos mayoritarios en la Argentina, entonces Macri les resulta un adversario fácil", dijo este fin de semana Alfonsín para explicar por qué la UCR debe tenerlo como enemigo.
En el otro sector, el pensamiento es más heterogéneo. "Algunos creemos que, dada la gravedad de los problemas que vamos a tener que resolver en 2015, hay que construir una gran convergencia nacional, que incluya no sólo a la política sino también a los trabajadores, los empresarios y las provincias", dijo Aguad a LA NACION. Concibe a todo el arco político opositor en el mismo frente.
Para el alfonsinismo, Aguad sólo busca una excusa para saltar al macrismo. Sin embargo, los intendentes radicales que hace dos meses coqueteaban con Macri hoy apenas le atienden el teléfono. Después de la encarnizada pelea por el subte creen que el Gobierno no lo va a dejar llegar entero a 2015. Para colmo, Pro no piensa poner plata para sostener otras gestiones y tiene una penetración en el interior muy inferior a la de la UCR.
En esta línea, en el grupo no alfonsinista buscan otros candidatos posibles para 2015, y no descartan reflotar a Cobos o a Sanz.
Con su fuerte en el bloque de senadores de la UCR y entre la dirigencia más cercana al campo, este sector no es orgánico como el Morena, y por eso preparan una reunión para el 24 de este mes, donde buscarán lanzarse como una línea interna nacional.
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