Diputados: Secretos de una sesión que pocos querían pero todos apoyaron
La premisa fue clara: no agitar las aguas. Con cientos de manifestantes de los movimientos sociales en las calles, ni Mauricio Macri ni Alberto Fernández querían verse como responsables de un eventual disturbio social, por lo que sus lugartenientes en la Cámara de Diputados pactaron que la emergencia alimentaria se aprobara en una sesión corta y pacífica, dos características inusuales para la dinámica habitual de la Cámara de Diputados.
En rigor, la idea de armar una sesión sobre emergencia alimentaria en medio de la incertidumbre económica no estaba en los planes de nadie hace diez días atrás. Oficialistas y opositores coincidían en que, en momentos de crisis, el mejor Congreso es uno paralizado. En esta etapa crucial de la campaña el objetivo es evitar riesgos innecesarios o errores no forzados que pudieran afectar la imagen de sus candidatos, sostienen. De hecho, durante la semana pasada el peronismo esperó que el Gobierno tomara la iniciativa y descomprimiera la situación con un decreto que dispusiera la prórroga de la emergencia alimentaria y, así, evitar un debate parlamentario de dinámica imprevisible.
Macri no lo hizo, tal vez para no darle la derecha a su rival Fernández, tal vez porque especulaba con que este tema haría aflorar las diferencias internas entre los halcones y las palomas que conviven en el Frente de Todos. Lo cierto es que las marchas de la semana pasada, la presión de los intendentes y los gobernadores peronistas, de la CGT y de los movimientos sociales obligaron al peronismo a un replanteo de la estrategia. El jefe del bloque del Frente para la Victoria-PJ, Agustín Rossi, pidió el fin de semana pasado a los diputados Leonardo Grosso, Daniel Arroyo y Carlos Castagneto que acordaran la redacción de una iniciativa única para llevar al recinto. Su intención, y así se concretó, era convocar a una sesión especial para el jueves siguiente.
Pudo ser un proyecto alocado. Un proyecto que dispusiera un aumento descomunal de partidas. En otro momento político, tal vez durante el apogeo de Cambiemos, el kirchnerismo hubiese presentado una iniciativa de este tipo. Pero en esta oportunidad primó la moderación; con un candidato propio con grandes posibilidades de asumir el próximo gobierno, la premisa fue no agitar el avispero. Por esa razón concibió una iniciativa que no implica un gasto extra para la actual gestión; el aumento para la emergencia alimentaria deberá provenir de la reasignación de partidas actualmente vigentes en el presupuesto. Para el oficialismo esa concesión fue clave para dar quorum y aprobar el proyecto.
El pacto se cerró, anteayer, durante una reunión de caballeros en el despacho de Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados. Hacia allí se acercaron Rossi y Mario Negri, presidente del interbloque de Cambiemos. Se acordó, por mutua conveniencia, convocar a una sesión corta y tranquila, sin demasiados oradores. Así sucedió. Todos pusieron su parte: no hubo chicanas ni cruces altisonantes ni desde el oficialismo ni de la oposición peronista. Ambos sectores convinieron, incluso, rechazar cualquier modificación al proyecto que pudiera alterar lo ya convenido; así, los gobernadores peronistas se quedaron sin el artículo que reclamaban para que el aumento de los fondos fuera coparticipable.
"Cristina ordenó hacer una campaña en puntas de pie. Eso es lo que estamos haciendo", sonreía un veterano legislador peronista reconciliado con la expresidenta.
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