Aborto: Máximo Kirchner busca ampliar la diferencia a favor de la legalización
No habrá que esperar al año próximo: antes de fin de mes, el Congreso tiene previsto dar un nuevo veredicto sobre el proyecto de legalización del aborto. En la Cámara de Diputados, sus impulsores están convencidos de que le darán media sanción este jueves y que, incluso, exhibirán una mayoría más abultada que en la votación de junio de 2018, cuando la diferencia fue de solo cuatro votos. Muy activo, Máximo Kirchner, jefe del bloque del Frente de Todos, está abocado a convencer a los todavía indecisos de su bancada.
"Máximo está muy enchufado, habla con todos y viene a las comisiones para seguir el debate. Quiere que la ley salga y con buena diferencia", celebró, algo sorprendida, una diputada opositora que lo vio en acción.
La incógnita todavía se centra en el Senado, presidido por Cristina Kirchner. Hace dos años, esta Cámara rechazó el proyecto por siete votos de diferencia. Sin embargo, ahora los números se anticipan más ajustados y los promotores del proyecto no descartan un eventual escenario de paridad.
En ese caso, será Cristina Kirchner, en su condición de presidenta del cuerpo, la que deba desempatar. Se descuenta que lo hará a favor, como lo hizo en 2018. De ser así, se llevaría los laureles del triunfo, toda una paradoja si se considera que mientras fue presidenta evitó como pudo que el proyecto se discutiera en el Congreso, máxime desde que recompuso su relación con el papa Francisco.
Más allá de las elucubraciones, lo cierto es que el Senado ya no se presenta como un bastión inexpugnable para aprobar la legalización del aborto. El resultado está abierto, aunque sus impulsores creen que están más cerca que hace dos años. Se ilusionan con que la vicepresidenta, hasta ahora pasiva y en silencio –no estuvo de acuerdo con la oportunidad que eligió el Gobierno para enviar la iniciativa al Congreso–, finalmente incline la cancha en su favor.
Aún no está definida la fecha del debate en el recinto del Senado: los más entusiastas confían en que se discuta el proyecto antes de Navidad. En el entorno de la vicepresidenta lo descartaron de plano.
"Se van a respetar los tiempos parlamentarios y si en la Cámara baja hubo tres jornadas de exposiciones, en el Senado se replicará ese esquema", afirman.
Lo cierto es que este nuevo debate sobre la legalización del aborto exhibe bastantes diferencias respecto del que tuvo lugar dos años atrás en el Congreso. En primer lugar, porque en esta oportunidad es el propio presidente Alberto Fernández quien impulsa el proyecto como bandera, a diferencia de la posición neutral que adoptó su antecesor, Mauricio Macri. En un oficialismo donde la disciplina partidaria es un dogma, la libertad de conciencia es un lujo. Máxime cuando está en juego uno de los emblemas del Gobierno.
La otra gran diferencia respecto del debate de 2018 es su extensión: lo que hace dos años llevó cinco meses de intensa –y por momentos hostil– discusión en las comisiones, en esta oportunidad se reducirá a apenas un mes. Una estrategia no solo para apurar el proyecto; de lo que se trata también es evitar que la grieta entre los "pañuelos verdes", que agitan la legalización del aborto, y los "pañuelos celestes", sus detractores, profundice el desgaste puertas adentro de los bloques, como sucedió en 2018.
"Costó mucho cerrar las heridas de aquel debate", justifican ante las protestas de los sectores celestes, resignados ante una batalla más difícil que hace dos años.
En el Senado calculan que la iniciativa recalará en el recinto en los últimos días del año. "El debate ya se dio de manera exhaustiva en 2018. El tema ya está instalado en la sociedad: hay que volver a votar", esgrimen los impulsores del proyecto frente a las quejas de quienes cuestionan el trámite exprés del proyecto.
Cómo vienen los números
En la Cámara de Diputados, los números favorecen, por ahora, a los llamados "pañuelos verdes". Según el último relevamiento realizado por la revista Parlamentario, 123 diputados ya anticiparon su voto a favor, mientras que otros 108 adelantaron su rechazo. Otros 25 legisladores se mantienen indefinidos o no adelantaron su posición.
En el Senado, un sondeo realizado por LA NACION anticipa que el apoyo al proyecto cuenta con 36 votos, mientras que el rechazo suma 35. Hay un solo legislador que aún no definió su postura, al que se suma el tucumano José Alperovich, en uso de licencia hasta fin de año por las acusaciones de violación en su contra. El exgobernador tucumano ya votó en 2018 en contra de la legalización del aborto.
En la Cámara de Diputados esta semana será clave: el miércoles el plenario de las comisiones de Legislación General, Salud, Legislación Penal y Familias, Género y Diversidad firmarán los dictámenes correspondientes para llevarlo al día siguiente al recinto. Se anticipa una sesión tan larga como intensa, con acalorados discursos a favor y en contra del proyecto que cruzarán las barreras partidarias. Puertas afuera del Congreso, como hace dos años, las movilizaciones "verdes" y "celestes" le darán color al debate mientras esperan el veredicto.
"Yo celebro que un presidente, aunque no sea de mi fuerza política, haya tomado el compromiso con las mujeres y la decisión de enviar este proyecto de ley para hacerse cargo de este problema de salud pública", exaltó la diputada Silvia Lospennato, de Juntos Por el Cambio, en el último día de las exposiciones previo al dictamen. "En 2018 no se logró sancionar la ley, pero sin dudas que las mujeres no perdimos. Las mujeres ganamos, porque el aborto, socialmente, está despenalizado", concluyó.
Desde la vereda celeste, y con igual vehemencia, Graciela Camaño, de Consenso Federal, anticipó el rechazo al proyecto de legalización del aborto. "Yo advierto que se pretende, desde una suerte de redefinición del feminismo del siglo XXI, instalar la idea que solo se es feminista si se defiende el derecho al aborto, y muchas militamos el derecho a la vida del niño por nacer", cuestionó.
"Aquí se habla de ampliación de derechos; lo entiendo y lo comparto. ¿Pero sobre qué bases? ¿Qué contraponemos? Lo que estamos contraponiendo es otra vida: no puede haber ampliación de derechos si lo que está en juego es la vida de otro. Este proyecto considera al niño por nacer en una cosa para que la madre pueda disponer de él en nombre de la ampliación de sus derechos", asestó.
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