Diputados: la dura pelea interna en Juntos por el Cambio que derivó en el rechazo al presupuesto
Halcones y palomas se cruzaron sobre la conveniencia de aceptar una tregua propuesta por el oficialismo; se impusieron los moderados, pero Máximo Kirchner desbarató los acuerdos
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Ni un aplauso se escuchó en la bancada opositora cuando el tablero de votación dio su veredicto y confirmaba el rechazo al proyecto de ley de presupuesto 2022. Hasta último momento los actores más moderados de Juntos por el Cambio buscaron evitar el choque de trenes, pero Máximo Kirchner y su discurso incendiario, sobre el final de la maratónica sesión, no hizo otra cosa que enardecer los ánimos en el recinto y abonar la postura dura de los halcones de la bancada, renuentes a aceptar la tregua solicitada por el oficialismo.
No le fue sencillo al interbloque de Juntos por el Cambio, convertido en un mosaico atomizado de diez bloques, coordinar una postura común en medio de los recelos cruzados y desconfianzas mutuas que sus principales dirigentes apenas logran disimular. Ya les había sido complicado llegar al recinto con una posición unificada de rechazo al proyecto de presupuesto; cuando temprano por la mañana, tras 17 horas de debate, Sergio Massa propuso una tregua, pasar a un cuarto intermedio y continuar la discusión el martes próximo –con la previa concurrencia del ministro de Economía Martín Guzmán-, el interbloque de Juntos por el Cambio ingresó en un virtual estado deliberativo. Halcones y palomas, arremolinados en sus bancas, discutían airadamente sin ponerse de acuerdo sobre qué actitud se debía tomar.
“Si aceptamos, el costo que pagamos frente a nuestro electorado será tremendo. Durante tres días Massa y el oficialismo intentaron rompernos, quebrarnos, soportamos veinte horas de discursos que nos mataron, y ahora pretenden que les demos tiempo. Ellos actuaron mal desde un primer momento, nunca intentaron acercar posiciones, ahora se dan cuenta que no tienen el número y buscan a la oposición. Es poco serio”, planteaban los más duros.
Para los halcones del bloque no había otra alternativa: había que aprovechar la mayoría opositora para rechazar el presupuesto en ese momento.
“No tenemos ninguna garantía de que el lunes, cuando venga Guzmán, nos siga ‘saraseando’ con un presupuesto incumplible y maquillando algunas modificaciones. El oficialismo quiere ganar tiempo para tratar de quebrarnos, aprovechar estos días para disuadir a los gobernadores radicales para que les votemos el proyecto. Si antes (Gerardo) Morales (gobernador de Jujuy) no les bajó esa orden a sus diputados fue porque hoy asume como jefe del comité nacional del partido y no podía llegar con esa mancha. Después del fin de semana todo podía ser distinto”, desconfiaban en el macrismo más duro.
“El Gobierno tiene que presentar una nota a la mesa de entradas de la Cámara de Diputados para pedir el retiro del presupuesto. Tienen que presentar un nuevo proyecto”, acicateó el diputado Ricardo López Murphy, de Republicanos Unidos.
Emilio Monzó, expresidente de la Cámara de Diputados –y conocedor como pocos de estas batallas legislativas- intentaba calmar los ánimos de sus compañeros; Mario Negri, jefe del bloque radical y su colega Cristian Ritondo, de Pro, junto a Luciano Laspina, intentaban hacer lo propio. Ya había llegado la contrapropuesta del oficialismo: pedirán el pase del proyecto a la Comisión de Presupuesto para rediscutirlo. Toda una admisión de la derrota oficialista. No continuaría la sesión el martes próximo, como era la propuesta original. Fue entonces cuando los moderados lograron bajar los decibeles de la disputa interna y ordenar la estrategia de aceptar la propuesta oficialista.
“No podemos negarnos. Les estaríamos dando el argumento para calificarnos de ‘obstruccionistas’. Después de todo, están aceptando lo que nosotros les propusimos desde un primer momento: que presenten un presupuesto más creíble”, alegaban.
Desde la Coalición Cívica, Juan López adelantó que se aceptaría el pase a comisión propuesto por el Frente de Todos. Le siguió Graciela Camaño, del interbloque Federal. Cuando terminó su discurso, un exaltado Máximo Kirchner pidió la palabra y, con su discurso, rompió todos los acuerdos.
Ritondo reaccionó indignado y anticipó que darían marcha atrás con lo pactado. “No vamos a acompañar que vuelva a comisión, nos tenemos que respetar. El diálogo es respetar al otro. Nunca el kirchnerismo en la ciudad nos votó un Presupuesto. Si quieren dialogar, dialoguen, no lo digan en la campaña”, asestó, en medio de los aplausos de su bloque.
Mientras Ritondo hablaba, Laspina partió raudo hacia las bancas de Graciela Camaño y Alejandro Topo Rodríguez. “¡No podemos soportar esto! Nosotros vamos a votar en contra”, anticipó. El riojano Felipe Álvarez, de Acción Federal, les llevó el mismo mensaje. Fue entonces cuando el interbloque Federal decidió sumarse a la embestida final. Así lo reflejó el veredicto de la votación, con 131 votos en contra del proyecto de presupuesto frente a 121 votos oficialistas –y aliados- a favor.
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