Diego Santilli y Cristian Ritondo miden fuerzas en la provincia tras una cumbre incómoda para Patricia Bullrich
Macri buscó mediar en el conflicto por el armado de la oposición en Buenos Aires y pidió “fair play” tras los últimos cortocircuitos; postergan hasta fin de año la decisión sobre el método para definir las candidaturas
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Jorge Macri interrumpió a su primo en medio del almuerzo de los máximos jefes de Pro en el restaurante El Dorado. En ese pasaje de la charla de dos horas, el expresidente negociaba una paz incierta entre las distintas facciones que compiten por la candidatura a gobernador de Pro en la provincia de Buenos Aires, con la mirada clavada en Diego Santilli, el delfín de Horacio Rodríguez Larreta en el territorio bonaerense, y Cristian Ritondo, el alfil de María Eugenia Vidal. Atento al gesto del patriarca de Pro, el ministro de Gobierno porteño le pidió que no lo bajara de la pelea por la sucesión de Axel Kicillof tras su mudanza a la Capital. Con Larreta y Patricia Bullrich como espectadores, Macri le respondió a su primo con una chicana: “Vos ya estás en la Ciudad”. ¿Lo bendijo como jefe de gobierno o lo corrió de la disputa por Buenos Aires? Depende qué bando lo interprete.
La humorada de Macri generó distinción en una reunión cumbre de la cúpula de Pro que tuvo como objetivo lograr una tregua y aplacar las tensiones en el espacio para alejar las posibilidades de una fractura. En sintonía con la seguidilla de encuentros que mantuvo para ordenar la pulseada por la presidencia que protagonizan Bullrich y Larreta, Macri buscó mediar para evitar que escalen los conflictos en el tablero bonaerense y, tras los últimos chispazos, pidió que haya “fair play” en la competencia entre Santilli y Ritondo por la provincia.
Pero la mayoría de los dirigentes de Pro con aspiraciones se fueron del concilio convocado por Jorge Macri en Puerto Madero con un sinsabor: no saben cuáles serán las reglas de competencia y el mecanismo que utilizará el partido para definir su candidato a presidente y su postulante a gobernador en el distrito electoral más grande del país. Es más, Bullrich no pudo ocultar ante sus leales su malestar y disconformidad con el resultado del encuentro del lunes. Transmitió que se sintió incómoda. Es que, tras una discusión de sobremesa, se decidió dar vía libre para competir -sin “agresiones”- por la presidencia y la gobernación, pero se postergó hasta fin de año cualquier definición electoral. De hecho, Macri, quien volvió a alentar la competencia interna, estiró el misterio sobre si jugará o no cuando escuchó comentarios suspicaces de sus herederos políticos.
A diferencia del escenario nacional, donde hay tres referentes del macrismo anotados en la contienda -Larreta, Patricia Bullrich y Vidal- y sobrevuela el enigma político de Macri, el tablero de Pro en Buenos Aires, la “madre de todas las batallas” y el sitio donde se define la elección presidencial, luce atomizado. Si bien Santilli y Ritondo corren en punta y pretenden fortalecer su armado territorial para llegar a las PASO de 2023, los intendentes Julio Garro (La Plata), Néstor Grindetti (Lanús), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) o Guillermo Montenegro (General Pueyrredón) y Javier Iguacel (Capitán Sarmiento) también se animan a pulsear por la gobernación.
En El Dorado, en donde Ezequiel Sabor, exembajador argentino en México, ofició de anfitrión, hubo un marco de camaradería a la hora de analizar el escenario económico o preparar una contraofensiva contra Cristina Kirchner por su jugada en torno al Consejo de la Magistratura -”no nos pueden llevar puestos”, coincidieron-, pero la tensión sobrevoló en la mesa al tocar el tema más espinoso: ¿qué mecanismo usarán para definir al postulante que competirá en las PASO de JxC? Si no hay acuerdo, ¿harán una interna partidaria? ¿usarán las encuestas o las PASO? “No está claro y nadie sabe”, lanza, con resignación, uno de los comensales.
Sin un factor ordenador, la consigna que guiará la contienda en Pro es respetar el “fair play” y calibrar la mira: es decir, apuntar los dardos al kirchnerismo y salir del internismo, para evitar que los liderazgos opositores sufran un desgaste en la opinión pública y proyecten una imagen similar a la del Frente de Todos. Temen que un disruptivo, como Javier Milei (La Libertad Avanza), capitalice ese descontento. “Como liberal, creo en la competencia; mejora las cosas”, comentó Macri frente a Larreta, Bullrich, Santilli y Ritondo. También lo escuchaban Jorge Macri, Fernando De Andreis y Humberto Schiavoni.
El armado en Buenos Aires genera inquietud, no solo por la atomización de Pro, sino porque prevén que el kirchnerismo redoblará esfuerzos -con recursos y aparato- para retener su principal bastión y eventual refugio ante un eventual regreso al poder de la oposición. Es más, en el seno de Pro temen por estos días un revival del caso de Pinky en La Matanza, en 1999, si no están abroquelados: “Le afanaron la elección”, recuerdan.
El plan de Santilli
Santilli, la apuesta de Larreta en la provincia, hace equilibrio para contener a todos los sectores de JxC. Quiere ampliar la base de sustentación -está convencido de que José Luis Espert, Florencio Randazzo y Cynthia Hotton le pusieron un techo a su performance en 2021- e intenta sellar un alto al fuego con sus contrincantes internos. Su misión no es sencilla.
Tras los últimos chispazos con su amigo Ritondo -hubo pases de factura y cruces de acusaciones-, Santilli pretende poner el foco en confrontar con Kicillof y salir de las internas intestinas, frente a la gravedad de la crisis económica y el creciente malestar social con la dirigencia política. “No nos puede pasar lo mismo que a Aníbal Fernández y Julián Domínguez en 2015″, advierten en su entorno. En su tropa entienden que el fuego amigo y las agresiones internas en Pro son funcionales al Frente de Todos. Santilli les transmitió a los suyos que su prioridad es sacar del poder al kirchnerismo y fortalecer el liderazgo de Pro en JxC: “El que mejor esté va a ser el candidato”, evangeliza en sus recorridas. Eso le transmitió a Macri en su reunión a solas en las oficinas de Olivos.
Santilli, quien afianza su alianza con Valenzuela y el radical Gustavo Posse (San Isidro) y preserva su vínculo con Miguel Ángel Pichetto, se altera cuando escucha a sus socios que dan por sentado el triunfo en Buenos Aires y a nivel nacional. El exvicejefe porteño -ayer se juntó con Larreta y Manuel Passaglia (San Nicolás) en Uspallata- está convencido de que JxC necesita ampliar el frente opositor -la unidad no alcanza-y que Milei podría alterar el escenario bonaerense. Sabe que el panorama económico y social es sombrío. Por eso, se esmera en contar su plan de reformas de 100 horas: “Es bravo lo que se viene”, le avisó a su equipo.
La apuesta de Ritondo
Con el respaldo de Vidal y el aval de Macri, Ritondo mide fuerzas con el “submarino colorado”: el jefe del bloque de Pro en Diputados busca posicionarse con una estrategia propia y teje para fortificar su proyecto bonaerense. En modo “halcón”, se entusiasma cuando repasa las cifras de las encuestas y los resultados de los focus group que encarga su equipo. Con tropa propia, el heredero de la estructura del vidalismo, que tiene emisarios en la Ciudad, aboga por competir si los sondeos no muestran diferencias entre Santilli y él. Y busca socios en su cruzada por la provincia: se mostró con Martín Tetaz, el delfín de Evolución Radical en Buenos Aires, y hará mañana por primera vez una recorrida junto a Bullrich, quien por ahora apalanca a Iguacel. Compartiría una actividad vinculada a la lucha contra la inseguridad en La Matanza, el distrito más poblado de Buenos Aires. En el larretismo miran con atención ese movimiento de fichas.
En paralelo, Ritondo le arma las giras por el interior del país a Vidal, quien recuperó la buena sintonía con Macri y se sube a la carrera presidencial. Un desafío a los planes de Larreta.
Claves en el armado de Santilli para las legislativas, los intendentes Garro y Grindetti también quieren probarse y se calzan el traje de candidatos. Con el antecedente de Jorge Macri, que tensionó con Larreta y luego obtuvo lugares y capital político en la Ciudad, los jefes municipales se anotan en la contienda. El viernes lanzarán en Lobos, tierra natal de Juan Domingo Perón, el espacio Juntos Hacemos, que busca reclutar a dirigentes territoriales del peronismo que no comulgan con La Cámpora ni las distintas vertientes del cristinismo.
Bullrich y Larreta se volvieron a ver las caras ayer durante la reunión del consejo nacional de Pro que se realizó en Novotel, en el centro porteño. Hastiada de los tironeos con el larretismo y el macrismo, la exministra se fue de la cumbre en Puerto Madero convencida de que será difícil llegar a un acuerdo con el jefe porteño. Quienes la frecuentan la notaron molesta con el “desequilibrio” de la convocatoria. Para Bullrich, faltaron sillas para Gerardo Milman, Waldo Wolff, Iguacel o Federico Angelini y Laura Rodríguez Machado. Es más, Jorge Macri, Santilli o Larreta, más cauto en la charla, se mostraron alineados a la hora sugerir que el Pro deberían sintetizar candidaturas antes de las primarias para evitar que la UCR se beneficie de la fragmentación. “Ellos insisten con exigir con una interna cerrada. Pero hay que competir en las PASO, tiene que haber democracia interna”, dicen los “halcones”. Macri avala esa postura.
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