Deuda y expropiaciones, el combo mortal que puede sellar la suerte de Argentina
Antes del Covid-19, desde el 2011 que Argentina estaba en estanflación. Es decir, casi diez años de una economía que no crece a la par que sufre de alta inflación. Salvo que haya serias reformas de política económica, es de esperar un retorno a la estanflación. Sin cambios que favorezcan mayores inversiones, ¿Por qué esperar un sendero de sostenido crecimiento económico luego del Covid-19?
Argentina se ha quedado con pocos canales de crecimiento. Gracias a la agobiante presión fiscal, la inseguridad jurídica, y la alta inflación no hay ahorros internos suficientes. Por lo tanto, el país va a necesitar de inversiones externas para salir rápidamente de la crisis. El problema es que solucionar el problema de la deuda no es suficiente. Una vez hecho el canje, los inversores deben querer invertir. Viendo al gobierno actuar durante la pandemia, ¿es realista esperar una lluvia de inversiones en la post pandemia?
El manejo de la crisis de la deuda no ayuda. El Gobierno no solo intenta cargar el costo del default a los acreedores, sino que se rehúsa a atacar el problema de fondo: un tamaño del Estado insostenible. Debemos recordar también que esta es la misma administración que ha maltratado a los tenedores de bonos en el default del 2014, así como al Juez de la causa, Thomas Griesa.
La intervención por DNU de Vicentin como "caso testigo" solo confirma lo débil que es la propiedad privada en Argentina. El kirchnerismo muestra que su naturaleza expropiatoria no ha cambiado. Vicentin se suma a las expropiaciones de YPF y las AFJP. Recordemos también el intento de avance sobre las prepagas hace tan solo unas semanas atrás. Difícil traer grandes inversiones de largo plazo si la propiedad privada está sujeta a la conveniencia política de Casa Rosada.
A la actual administración le gusta describirse como un gobierno de científicos. Sin embargo, al menos en materia económica, actúa en sentido opuesto. La ciencia económica nos muestra que aquellos países con economías más libres no solo son más prósperos, también tienen crisis menos severas y más cortas que las economías más intervenidas con estados presentes. El gobierno, en cambio, prefiere el control político de la economía, haciendo de la coronacrisis una crisis más profunda y larga de lo necesario.
La ciencia económica nos muestra que aquellos países con economías más libres no solo son más prósperos, también tienen crisis menos severas y más cortas que las economías más intervenidas con estados presentes
Si Argentina no puede aprender de su propia historia, quizás deba hacerlo de la historia de otros países. Una de las lecciones de la gripe española de 1919 es que a pesar de tener una caída en la actividad económica más rápida que la que se observó en la Gran Depresión no hubo una Gran Crisis. Uno de los motivos fue la no intervención en la economía, permitiendo una rápida y flexible recuperación tal cual sugiere la ciencia económica.
Otro caso es justamente el de la Gran Depresión. Esta crisis no solo fue profunda, fue también larga. La salida de la Gran Depresión no fue gracias ni al New Deal ni a la Segunda Guerra Mundial. La salida de la Gran Depresión se debió a un shock institucional. La Corte Suprema de Estados Unidos declaró inconstitucional el New Deal. El gobierno de Roosevelt se había arrogado, de manera inconstitucional, el poder de legislar, juzgar, y ejecutar regulaciones de mercado (es decir, la suma del poder público). Situación muy similar a la de Vincentin. Con el fallo de la Corte Suprema, la economía americana recuperó la flexibilidad necesaria para salir de la depresión. El caso de la Gran Depresión quizás es una lección para el Poder Judicial argentina, cuyo rol es cuidar la propiedad privada de los individuos frente a los avances del poder político.
El gobierno, por supuesto, no es responsable de la pandemia. Pero sí tiene la responsabilidad de trabajar en favor de una salida exitosa de la crisis. Lo que vemos, sin embargo, es mayor represión económica y animosidad frente a los acreedores e inversores externos. Dado que Argentina no tiene recursos propios, su recuperación va a depender de la capacidad de atraer inversiones externas.
Economista, profesor MSU Denver y UCEMA
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