Deuda: "espíritu defaultista" y tensión con Alberto Fernández, las razones de Rodríguez Saá para tomar distancia
La ausencia de su nombre en el extenso listado llamó la atención, aunque el cortocircuito tiene antecedentes y a nadie en la Casa Rosada le sorprendió del todo.
En medio de la decisiva pulseada entre el Gobierno y los acreedores internacionales, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, rechazó la invitación y declinó sumarse el lunes a la solicitada de apoyo la negociación que el ministro de Economía, Martín Guzmán, lleva adelante con los bonistas, y que tendrá al viernes 8 como fecha límite antes de la eventual caída en default del país.
"No hubo ninguna pelea. No sabemos por qué no firmó", contestaron en un importante despacho en la Casa Rosada, algo desorientados por el desplante. La buena relación entre el gobernador puntano (va por su cuarto período no consecutivo) y el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, no hacía presagiar el desenlace, aunque la historia de los Rodríguez Saá en relación con la deuda, y ciertas actitudes autónomas en relación con la pandemia, podrían explicar la actitud del mandatario, enrolado en el kirchnerismo y uno de los primeros promotores del Frente de Todos.
"Alberto cree que no hay que negociar nada, que no hay que pagar la deuda. Está a la izquierda de (Nicolás) Del Caño", afirmó un vocero que lo conoce bien. En ese punto, en la Casa Rosada recordaron que fue su hermano Adolfo quien, durante la semana en la que fue presidente, decretara el default que el Congreso aplaudió de pie, allá por fines de aquel inolvidable diciembre de 2001. El propio Rodríguez Saá se lo dijo al Presidente, en el inicio de su mandato, según recuerdan cerca de Fernández.
Desde la oposición puntana aprovecharon la ocasión para criticarlo. "Siempre apostó al fracaso de los gobiernos nacionales, y huir en las difíciles", afirmó su antecesor y actual senador, Claudio Poggi, para quien "hoy, cuando la Argentina necesita el apoyo de todos, sigue pensando en su beneficio personal", sostuvo el exgobernador.
Cierre provincial y tensión con la Casa Rosada
Su férreo manejo de los controles para evitar la expansión del virus -que llevaron, incluso, a prohibir la entrada de diarios nacionales durante casi una semana a la provincia- le valieron a Rodríguez Saá un éxito en el control de la pandemia del coronavirus, pero también el disgusto del gobierno nacional. Según varios testigos, el Presidente prefirió el silencio cuando el gobernador puntano, en una videoconferencia con sus pares, desafió los planes oficiales de retorno. "A mi provincia no entra nadie", afirmó.
Si su decisión de "cerrar" la provincia motivó algún escozor, el manejo que el gobernador hace de los fondos para las intendencias para combatir la pandemia también provocó quejas. Algunos jefes comunales denunciaron que les "retenían" los fondos de los ATN, entre ellos el intendente de El Trapiche, Juan Manuel Rigau (Juntos por el Cambio).
La semana pasada, Rodríguez Saá se defendió de esas acusaciones y afirmó que los fondos estaban en camino. No hizo lo mismo con su rechazo a firmar la solicitada, lo que aumentó el misterio. Su postura "defaultista" y algunos entredichos con el poder fueron las razones del nuevo desplante.
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