Detrás de la sanción del proyecto subyace el arte del consenso
Frente al desconcierto y los temores que despertó el fallo de la Corte Suprema que habilitó la aplicación del "dos por uno" a un condenado por delitos de lesa humanidad, el Congreso de la Nación ha encontrado una respuesta institucional que, sin avasallar a otro poder del Estado, aporta una nueva herramienta jurídica para resolver casos de esta naturaleza. Y lo ha hecho con celeridad, con prudencia y, fundamentalmente, con un gran consenso democrático que vale la pena destacar.
El proyecto aprobado casi por unanimidad en la Cámara de Diputados demuestra, más allá de su estricto contenido jurídico, la vocación de acuerdo en torno de temas fundamentales de la República. Por encima de las diferencias y los matices, todos los bloques legislativos acordaron una ley interpretativa que frena la aplicación del "dos por uno" ante crímenes de lesa humanidad y fija un marco restrictivo para su reconocimiento a los condenados por delitos comunes.
La Argentina de la grieta; la Argentina empobrecida; la Argentina de las heridas abiertas y de los grandes desafíos, requiere, para cualquier proyecto de futuro, dos aportes esenciales: consenso y responsabilidad institucional. Eso es lo que se procura desde la Cámara de Diputados de la Nación. Y ese es, más allá de tecnicismos, el aporte que se ha hecho ante este nuevo debate sobre derechos humanos. El consenso y el acuerdo son una fórmula que no sólo permitirá cerrar las grietas que dividen a los argentinos; permitirá avanzar en la construcción de un mejor futuro.
Por supuesto que los disensos son inherentes al sistema democrático. Muchas discrepancias y profundos desacuerdos quedaron expuestos en la sesión del "dos por uno" en Diputados. Pero ahí está, precisamente, el valor de los consensos. Se trata de lograr coincidencias en un contexto de diversidad y de posiciones antagónicas.
En este caso, el Congreso no sólo ha alcanzado un gran acuerdo, sino que lo ha hecho con extrema responsabilidad institucional y absoluto respeto por la independencia del Poder Judicial. El resguardo de esa independencia debe ser parte de los grandes consensos nacionales.
Esta vez, el Congreso ha debido actuar casi de urgencia ante una situación de enorme sensibilidad social. Logró replicar y potenciar una fórmula de negociación que ya había permitido, el año pasado, avanzar con iniciativas fundamentales. Es un camino que debemos seguir transitando. No habrá grandes soluciones sin grandes acuerdos. La ciudadanía espera y reclama estos consensos, por encima de diferencias que deben ser expresadas sin agravios ni atropellos.
Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación
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