Después de los roces, Francos y Caputo escenifican una tregua, con un guiño del Presidente
Al regreso del jefe de gabinete luego de su internación, el joven asesor elogió su tarea; menos burocracia y un regreso al diálogo político, las premisas de la nueva etapa para el ministro coordinador
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“Esperen, que ya llega Guillermo”, le dijo el vicejefe de gabinete, Lisandro Catalán, al gobernador de Chaco, Leandro Zdero y sus colaboradores, reunidos con él en el salón de las Provincias, en la planta baja de la Casa Rosada. En medio de aquel miércoles con sobredosis de reuniones, el jefe de gabinete Guillermo Francos llegó a la sala y conversó un rato con Zdero, con la crisis energética que vive la provincia norteña y el fantasma de un verano con cortes de luz como tema de mutua preocupación.
En su día de regreso a la acción luego de su episodio gastrointestinal, dolencia acentuada por el ajetreo de la gestión, Francos recibió el respaldo del presidente Javier Milei, quien incluso-según testigos-tuvo varias menciones elogiosas hacia él en el encuentro con senadores propios y aliados, ese mismo miércoles.
Con un ritmo que fue “de menor a mayor” y que incluyó medidas dosis de “home office” según sus colaboradores, Francos protagonizó a su regreso una tregua verbal y política con Santiago Caputo, el operador todoterreno con quien el ministro coordinador habría sostenido un duro intercambio verbal, antes de la indisposición que lo obligó a pasar un par de días en el sanatorio La Sagrada Familia, del barrio de Belgrano. La sensación en Balcarce 50 es que el Presidente ya comenzó a ordenar ese vínculo y las funciones de cada uno de ellos. “Milei los necesita a los dos, y va a tener que ordenar, indefectiblemente”, evaluó un dirigente que conoce a Francos desde hace décadas.
Aunque en círculo íntimo del Gobierno hablaron de “operaciones de prensa” y negaron de modo rotundo cualquier pelea, las divergencias entre Caputo y Francos existieron, como lo demuestran las distintas posturas que ambos sostuvieron por el decreto presidencial que pone límites a los pedidos de acceso a la información, que Francos aceptaba al menos estudiar y que Caputo defendió y defiende a rajatabla, sin cambios. Antes de eso, en la última semana de agosto, Francos había sido excluido de distintas negociaciones que llevó adelante Caputo en el Congreso y con distintos gobernadores.
A fines de la semana pasada, Francos se sintió desautorizado por el joven asesor, cuando su idea de modificar algunos aspectos del decreto sobre acceso a la información fue descartada. “Yo cumplo un rol constitucional que está establecido en el artículo 101 de la Constitución. Santiago Caputo, que es la otra persona que mencionó el vocero presidencial, es un asesor de confianza del Presidente y, como tal, el Presidente lo escucha. Muchas veces el Presidente ha dicho que esto es el triángulo de hierro con Santiago Caputo y su hermana, pero a mí me designó porque tiene confianza de que puedo ejercer el rol de jefe de Gabinete y cumplir con esa función constitucional”, señaló Francos el viernes, un rato después que el portavoz Manuel Adorni dijera que no habría cambios en el decreto. Más allá de las promesas que los diputados de Pro dijeron haber oído el martes de boca de Karina Milei, Caputo sigue dejando trascender a través de sus voceros que el decreto no será modificado.
Luego de aquel intercambio, Francos terminó ese fin de semana internado. A su retorno, le llovieron flores. “Guillermo lideró el proceso que terminó con 90 diputados blindando el veto del Presidente”, dejó trascender el joven asesor esta semana, cuando la intentona opositora para voltear el veto de Milei había fracasado en la Cámara de Diputados. Una señal inequívoca de un cambio en el vínculo, aunque Caputo sigue entrando y saliendo de los despachos que Francos y Catalán ocupan en la planta baja de Balcarce 50, como si nada hubiese ocurrido.
“El vínculo personal entre ellos es muy bueno. En lo político, es normal que tengan diferencias por intereses”, afirmó a este diario un joven legislador de vínculo cercano con Caputo. “Uno es un pac-man que avanza con todo, el otro tiene otros tiempos. Pero Guillermo es un fenómeno en lo suyo: a los diputados los durmió, manejó muy bien la situación”, comentó un diputado libertario que asistió a la exposición del jefe de gabinete, el pasado 4 de este mes.
Junto con los elogios, compartidos por buena parte del esquema de poder libertario, aún los que responden a Karina Milei, Francos se llevó el ok presidencial para acentuar su “prescindencia” en cuestiones que lo agobian o lo aburren, y que desde hace un tiempo había comenzado a delegar, sobre todo lo que tiene que ver con la burocracia de su rol.
“(Nicolás) Posse quería tener control sobre cada compra, cada designación, cada viaje. Guillermo le da confianza a cada ministro, y a la vez no quiere estar en todo”, razonan cerca del jefe de gabinete. Eso sí: mientras delega algunas reuniones en Catalán, Francos no piensa en abandonar la defensa de la gestión (mediática y en el Congreso) y la “rosca” en la que se mueve a sus anchas, en base a sus décadas de trayectoria política.
Precisamente en ese rubro, el del diálogo con las fuerzas políticas, algunas apariciones intempestivas de Caputo en encuentros con gobernadores habían encendido las alarmas. Ahora, Caputo parece haber reducido un poco sus márgenes de acción, con la idea de no generar más ruido con el jefe de gabinete.
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