Después de las denuncias del Gobierno, los movimientos sociales vuelven a la calle por separado
Tras los allanamientos y las denuncias del oficialismo, las organizaciones activan una protesta simbólica en simultáneo pero toman distancia unas de otras; no se prevén cortes de calles
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La embestida del oficialismo impactó de lleno en el frente de protesta que los distintos movimientos sociales inauguraron en febrero sobre el reclamo por alimentos para los comedores. En un movimiento tan coordinado como inarmónico, los tres principales grupos de organizaciones sociales vuelven a la calle este jueves para darle continuidad a su consigna alimentaria, aunque, luego de los allanamientos y las denuncias del Gobierno, en esta oportunidad cada una corre por su cuenta.
Mientras que el frente piquetero, en una de cuyas principales agrupaciones –el Polo Obrero– recaen las sospechas de extorsión, concentrará sobre la 9 de julio frente al exMinisterio de Desarrollo Social, los movimientos más afines al kirchnerismo, nucleados en la Unión de los Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), plantarán sus reclamos frente a la puerta de las oficinas de Capital Humano en el barrio de Retiro. Por su parte, un tercer grupo de organizaciones con Libres del Sur a la cabeza eligió el Obelisco porteño para movilizarse y estrenar un nuevo nombre –Territorios en Lucha–. No se prevén cortes de calles.
Ningún referente social hace referencia explícita a una “ruptura” al interior de las organizaciones sociales, acostumbradas por estos meses a marchar ensambladas detrás de las mismas consignas. “La idea era hacer algo un poco disperso”, minimiza un dirigente social, aludiendo al apego de las fuerzas porteñas al protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
“Todas las acciones son en el mismo sentido: denunciando que siguen sin entregar alimentos a comedores y merenderos y denunciando que ese listado que ellos dicen de comedores que no existen, y que son fantasmas, sí existen”, explica Silvia Saravia, dirigente nacional de Libres del Sur, relativizando el desarme del bloque de protesta. Territorios en Lucha, el frente que inauguran este miércoles, es el resultado de un largo proceso de articulación entre distintas organizaciones, señala.
“No es la primera vez que hacemos cosas separadas”, agrega, en la misma línea, otro referente del Evita.
Lo cierto es que cada uno de estos tres grupos difundieron la jornada de protesta con sendos comunicados y sin hacer alusión a una agenda común, pese a que en cada uno de los puntos de concentración el foco será el mismo: validar simbólicamente la existencia de los comedores comunitarios que gestionan con el objetivo de desmentir la denuncia que el Gobierno basó en un relevamiento territorial aún en curso.
“Las organizaciones piqueteras independientes realizaremos una presentación pública de las rendiciones realizadas por las organizaciones durante 2023 y denunciaremos la campaña de criminalización que impulsa el Gobierno”, comunicó, por su parte, el Polo Obrero, que desde el centro de la tormenta, acusa una campaña “de criminalización y estigmatización” por parte del Gobierno. El movimiento trotskista, junto a otras agrupaciones de izquierda, realizará un “carretillazo”: llevarán en una carretilla las rendiciones de cuentas realizadas el año pasado al exMinisterio de Desarrollo Social.
En tanto, la UTEP, que agrupa al Movimiento Evita, al Movimiento de los Trabajadores de la Economía Popular (MTE) y a Barrios de Pie –todos ellos con terminales políticas durante la gestión anterior–, buscará reeditar la “fila del hambre” emplazada a principios de febrero en la puerta de las oficinas del Ministerio de Capital Humano, en abierto desafío a los dichos de la ministra Petovello. En esta ocasión, la “fila de los comedores”, apunta a “obtener una respuesta a la emergencia alimentaria agravada por el desabastecimiento desde hace más de 5 meses por parte de esta gestión”.
“Se nos acusa de que hay comedores que no existen pero nosotros tenemos pruebas concretas de que existen. La idea de mañana (por hoy) es eso. Cada organización hace su movida pero todas coinciden en la fecha. No llegamos a hacer un cruce general entre todos y otro poco porque también hay puntos de vista diferentes con respecto a algunos otros temas, pero eso de ningún modo significa que se terminó la articulación de todas las organizaciones sino que vamos a ir profundizando el plan de lucha”, señala Nicolás Caropresi, referente del MTE, referenciado en Juan Grabois. Alegan, con papeles en mano, que la mitad de los comedores que pertenecen a su organización y que fueron alcanzados por la denuncia se encuentran en pleno funcionamiento pese al desabastecimiento por parte de Nación y que muchos de los restantes fueron dados de baja vía mail.
Abroquelados
En febrero, frente a la interrupción en el reparto de mercadería en los comedores, los tres principales grupos de organizaciones sociales presentaron un gran frente de protesta a los fines de aunar esfuerzos, amplificar el reclamo y engrosar los números para hacer frente al protocolo antipiquetes.
Hasta ese momento, cada uno de estos sectores movilizaba por separado. De hecho, muchas organizaciones no se plegaron a las primeras protestas del Polo Obrero –que activó su primera movilización en noviembre, tras el triunfo de Javier Milei en las urnas– por que las entendían prematuras. Lo alimentario fue el eje que barrió con las diferencias entre las distintas agrupaciones; diferencias que bajan desde lo ideológico hacia lo operativo, y que emergen nuevamente tras los allanamientos y las sospechas que pesan sobre algunas de ellas.
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