Después de China, Massa buscar cerrar con el Fondo apoyado en la voluntad de la Casa Blanca
El gobierno de Biden ofreció esta semana nuevas señales de apoyo, pero primero el Gobierno deberá conseguir el acuerdo técnico con el staff del FMI
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WASHINGTON.- Después de China, llega el turno de Estados Unidos. Luego de su gira por el gigante asiático, donde pasó la gorra para recauchutar el “plan llegar”, Sergio Massa y su equipo buscarán cerrar en las próximas semanas el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) apalancados en la inagotable reserva de voluntad del gobierno de Joe Biden para sostener a la Argentina. La gira de Massa por China no mordió la relación bilateral –aunque Washington reiteró sus advertencias sobre Pekín–, y los últimos anuncios fueron inocuos para las miradas de los analistas, enfocados en el desenlace de la negociación con el Fondo.
El gobierno de Biden brindó esta semana nuevas señales a favor de la Argentina para llevar a buen puerto una discusión difícil con el Fondo, que se ha estirado más tiempo del previsto originalmente. Y aun con ese apoyo, primero debe haber un acuerdo técnico con el staff, que además deberá ser revisado por Estados Unidos y el resto de los socios del board, en particular los pesos pesados, Alemania y Japón. El respaldo llegó de boca de Juan González, principal asesor de Biden para América latina, con quien Massa logró forjar una estrecha relación, y Brian Nichols, jefe diplomático del Departamento de Estado para la región, quien relativizó el viaje de Massa a China, principal rival geopolítico de Estados Unidos, en aras de las profundas necesidades del país.
“La Argentina es un país soberano. El ministro Massa, en sus responsabilidades, estoy seguro de que considera hablar con todos los actores relevantes importantes”, dijo Nichols esta semana, ante una pregunta de LA NACION sobre la gira del jefe del Palacio de Hacienda, y el eventual respaldo en el Fondo.
“Para nosotros, consideramos a la Argentina un amigo importante y socio en muchas, muchas áreas. Queremos apoyar a la Argentina. Creo que lo hemos hecho, y seguiremos apoyando a la Argentina. Reconocemos el momento increíblemente difícil que el pueblo argentino está atravesando económicamente, y esperamos que los líderes argentinos encuentren una forma de salir adelante con el respaldo de la comunidad internacional”, puntualizó.
Un vocero del Departamento de Estado dijo luego a LA NACION que el gobierno de Biden “ha dejado claro que Estados Unidos no busca impedir que la República Popular China o cualquier otro país establezca relaciones económicas normales”. Pero, a la vez, reiteró varias advertencias de Washington sobre las relaciones con Pekín: “Sin embargo, hemos destacado y lo seguiremos destacando que todas las empresas respaldadas por la República Popular China deben seguir los estándares internacionales de transparencia, adherirse al estado de derecho y las prácticas anticorrupción, garantizar la sostenibilidad de la deuda, promover los derechos laborales y las mejores prácticas ambientales, y satisfacer las necesidades y preocupaciones de las comunidades locales”.
Paciencia y buena predisposición
La Casa Blanca ha mostrado una enorme predisposición para fortalecer y mantener las mejores relaciones posibles con los gobiernos democráticos de América latina, aun cuando haya diferencias. Bastan como ejemplo las reacciones del gobierno de Biden al enorme espaldarazo que le brindó Lula da Silva a Nicolás Maduro en Brasil. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, dijo en la sala de prensa de la Casa Blanca que las naciones amigas “pueden discrepar”, y que se sienten cómodos con la relación con Brasil. Nada más. Juan González, al hablar esta semana en la Conferencia anual de la CAF, ofreció un mensaje similar.
“Están muy bien dispuestos. Van a haber facilidades que nos van a facilitar terminar la gestión”, graficó una fuente oficial al hablar del apoyo norteamericano en el Fondo.
Apuntalado en el apoyo de la Casa Blanca, Massa intentará que el Fondo lo ayude a blindar el “plan llegar” para transitar las elecciones sin sobresaltos. En Estados Unidos confían que la negociación será exitosa, pero descartan que Massa logre todo lo que buscó. La inquietud es qué será finalmente lo que obtendrá. Cuáles serán las “facilidades”. El anuncio de la ampliación del swap con China por 5000 millones de dólares no despertó entusiasmo. Tampoco cambió los cálculos de fondo. Tres analistas de Wall Street pusieron en duda la condición de “libre disponibilidad” que promovió Massa, al remarcar que está atada, en realidad, a la voluntad del Banco Central de China, que intermedia en la convertibilidad de yuanes a dólares. Y enfatizaron que no estaba clara la letra chica, los detalles de las condiciones que tendría ese préstamo. La falta de transparencia es una de las críticas que recaen sobre China desde Washington. El swap también está atado al acuerdo con el Fondo. “Es solo seguir raspando la olla para el plan llegar con la lengua afuera”, graficó una de las fuentes.
El Fondo Monetario también quiere atravesar las elecciones sin ruidos para poder encarar una nueva negociación con el próximo gobierno con la esperanza de poder tejer un verdadero plan de estabilización que permita encarrilar la economía. Pero el Fondo debe también resguardar los dólares para garantizar el pago de su deuda, y tiene que atender otro flanco: el riesgo de que las facilidades y flexibilidades otorgadas a la Argentina se conviertan en un riesgoso precedente para otros países que enfilen a pedir un tratamiento similar. Es otra variable política que algunos creen que terminará colándose en la complicada ecuación del acuerdo argentino, que Massa buscará cerrar en Washington antes de que la Argentina se meta de lleno en las primarias para las elecciones de octubre.
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