Despliegue desmesurado de recursos
Para tener una idea clara de la dimensión del desproporcionado despliegue de recursos del Estado –que pagamos todos– que se pusieron en marcha en el episodio que afectó la salud de Máximo Kirchner, es importante reconstruir mínimamente la secuencia de los hechos.
En las últimas horas del domingo, procedente de Santa Cruz, la Presidenta llegó a la base militar de Aeroparque a bordo del Tango 01. Permaneció allí tan sólo unos pocos minutos, tras los cuales, en conocimiento de que su hijo Máximo no se sentía bien, ordenó que el avión se hiciera otra vez a vuelo con destino a Río Gallegos. La aeronave llegó allí a eso de la 1.15 de la mañana.
En el aeropuerto se lo esperó al hijo de la Presidenta, a quien se vio abordar el avión ayudado por dos guardaespaldas. Sin dudas, estaba con dolor y dificultad para mover la rodilla derecha. Después de tres horas de vuelo, el avión aterrizó otra vez en Buenos Aires en la misma base militar de Aeroparque adonde había llegado siete horas antes.
En ese lugar se montó un descomunal operativo que incluyó dos helicópteros, dos ambulancias y otros automóviles. Parecía que se estaba ante una emergencia médica que exigía grandes y delicados cuidados. Pasarían algunas horas hasta que nos enteramos de que eso era parte de una maniobra de distracción.
Una vez en Buenos Aires, a Máximo Kirchner se lo trasladó al Hospital Universitario Austral , al que llegó a las 5.30 de la mañana. Durante todo ese tiempo, la información oficial brilló por su ausencia y fueron creciendo la sorpresa y la indignación de una parte de la ciudadanía que comenzó a percatarse del sobredimensionado uso de recursos del Estado para atender el problema de salud del hijo de la Presidenta.
Finalmente, el misterio fue develado: el paciente padece una artritis séptica en la rodilla derecha y una diverticulitis.
La artritis séptica de rodilla es una infección producida por una bacteria que por alguna vía –sanguínea, una herida en la zona o un proceso infeccioso en la piel o hueso adyacente– llega a localizarse en la articulación. La bacteria más común es el estafilococo, al cual sigue el estreptococo. El cuadro clínico es muy doloroso y se acompaña de fiebre, malestar general y dificultad para la deambulación.
El diagnóstico se hace por medio del examen del líquido sinovial –que es el líquido que se encuentra en la articulación– que se obtiene a través de una artroscopia. Hecho el diagnóstico, el tratamiento se hace a base de antibióticos, reposo y posterior rehabilitación. Por su parte, el divertículo es una especie de bolsa pequeña que sale de la pared del intestino grueso. Se llama diverticulitis a la inflamación de los divertículos. Esta es una afección que suele estar asociada al colon irritable. La diverticulitis cursa habitualmente con dolor abdominal y fiebre.
Ambas patologías son comunes y de diagnóstico fácil. Es comprensible que la Presidenta haya querido que su hijo fuera atendido en un centro de alta complejidad, como es el Hospital Universitario Austral. Lo que ha sido absolutamente desproporcionado es el operativo que se montó para traer a Máximo Kirchner a Buenos Aires, con maniobras de distracción que demandaron el uso de helicópteros, ambulancias y autos por demás.
Esto ha sido una demostración más del concepto monárquico con el que la Presidenta y su familia utilizan los recursos del Estado. "El Estado soy yo" es una frase erróneamente atribuida a Luis XIV que la doctora Cristina Kirchner se empeña en hacer realidad cada día.
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