Werthein ordena cambios: desplazarán al embajador en España y se va el cónsul en Nueva York

Sobreviviente de la delegación diplomática en España heredada del gobierno de Alberto Fernández, el embajador argentino en ese país, Roberto Bosch, transita sus últimas horas de gestión en ese destino, según confirmaron a LA NACION altas fuentes diplomáticas.

Los repetidos conflictos entre el gobierno de Javier Milei y el del socialista español Pedro Sánchez, que tuvieron una tregua con la reciente llegada del embajador español a Buenos Aires, más algunos errores propios, llevaron a Bosch (diplomático de carrera de larga trayectoria) a estar en la mira de la Casa Rosada, que ya piensa en su reemplazo, aunque aún no tiene definido el nombre.

No será el único cambio: el canciller Gerardo Werthein también decidió remover al cónsul general en Nueva York, Pablo Piñero Aramburu. con quien trabajó durante su período como embajador en Washington. En su lugar, según pudo confirmar LA NACION, irá Gerardo “Gerry” Díaz Bartolomé, diplomático de carrera que estuvo a cargo de la comunicación de la Cancillería durante la gestión de Mondino, y tiene un pasado a las órdenes de Martín Lousteau en la embajada en Washington, durante el gobierno de Cambiemos.

En relación a Bosch, su extensa carrera dio un salto cuando terminó la gestión de Ricardo Alfonsín como embajador del gobierno del Frente de Todos. Respaldado por la entonces canciller libertaria Diana Mondino, Bosch logró quedarse en España, y a la vez ascendió al primer despacho en esa sede diplomática.

En mayo, quedó en el centro de la escena, incómodo, tras un nuevo coletazo del fuerte cortocircuito diplomático entre el gobierno de Milei y el de Sánchez. Se conoció entonces que Bosch avisó por escrito a las autoridades españolas que el viaje que hizo Milei a Madrid, dónde participó del Foro de Madrid, era “una visita privada” y no una visita oficial, en la que todos los gastos corren por cuenta del Estado. En la Casa Rosada responsabilizaron “del error” al embajador, y aunque evitaron hablar de desplazamiento, ya comenzaron a tenerlo bajo sospecha.

Mientras Sánchez decidía el regreso de su embajadora en Buenos Aires, María Jesús Alonso, el Gobierno sostuvo a Bosch, que también participó de aquel encuentro organizado por la agrupación derechista Vox, en la que habló el Presidente. La Casa Rosada también lo respaldó luego de dar explicaciones al canciller español José Manuel Albares, enojado por las declaraciones de Milei en las que calificó de “corrupta” a la primera dama, Begoña Sánchez.

Meses después de aquel escándalo, las aguas parecían haberse calmado, sobre todo porque días atrás llegó a Buenos Aires el nuevo embajador en España, Joaquín María de Arístegui Laborde, quien fuera recibido por Werthein en el Palacio San Martín.

Pero la gestión de Bosch seguía en la mira, y también aparecieron internas con el encargado de Negocios de la embajada, Alejandro Nimo, de buenos vínculos con empresarios cercanos al Presidente. Cerca del hoy secretario de Turismo, Deporte y Ambiente, Daniel Scioli, se encargaron de desmentir los rumores de un supuesto interés por hacerse cargo de ese puesto, luego de su experiencia como embajador en Brasil.

En relación a Piñeiro Aramburu, fuentes oficiales explicaron que, dada la trascendencia del cargo -tan codiciado como la embajada en París, según graficó un referente de la diplomacia- Werthein pretendía ubicar allí a alguien de su confianza. El Gobierno asigna la mayor importancia a su vínculo con Estados Unidos, su principal aliado a nivel mundial junto con Israel.

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