Buscan despabilar al Gabinete: piden a los ministros que definan “diez metas” y agilicen la gestión
La Casa Rosada espera salir del letargo al que ingresó con la interna política y la crisis económica; el vicejefe Juan Manuel Olmos tendrá un rol protagónico; habrá una comunicación intensiva
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Despertar de la larga siesta que tuvo la gestión de Alberto Fernández durante los meses en los que la interna y la crisis económica atravesaron de punta a punta al Gobierno. Esa es la consigna que se repite en distintos despachos de la Casa Rosada y que, se espera, tendrá un correlato mañana, cuando se celebre la primera reunión de gabinete tras el desembarco del nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, y de Juan Manuel Olmos como flamante vicejefe de Gabinete.
Según pudo reconstruir LA NACION, se espera que Olmos -de acá en más el brazo ejecutor del Presidente- les transmita a los ministros que tienen “una semana” para presentar ante la Casa Rosada al menos “diez metas” o iniciativas de gestión. “La Jefatura de Gabinete va a analizar su viabilidad y los presupuestos. Luego se van a poner fechas de lanzamiento y se va coordinar una comunicación con (la portavoz de Presidencia, Gabriela) Cerruti”, dijo una fuente al tanto del proceso.
Los pases de factura internos por la parálisis son cruzados. De un lado, la Casa Rosada les reclama a los ministros que recuperen la iniciativa y aceleren la agenda para inundar de anuncios y actos a la gestión. Del otro, los titulares de las carteras hace tiempo cuestionan internamente que no tienen conducción desde la cúpula del Gobierno. Es decir, del Presidente y su jefe de Gabinete, Juan Manzur.
“Una de las cosas que se escuchan es que falta coordinación en el gabinete. Eso era un reclamo de todos los ministros luego de que salieran de la jefatura de Gabinete Santiago Cafiero y Cecilia Todesca. Ahora Olmos tiene esa prioridad”, reconoció una fuente oficial.
Un funcionario de la Casa Rosada resumió: “Se va a pedir que todos tengan un plan de acción de acá al final de la mandato. Que tengan actividades todo el tiempo y sobre todo que sean comunicables”.
Meses de letargo
Desde que se inició el período de conflictividad del Presidente con su vice, hace al menos cinco meses, la administración nacional entró en un letargo del que no pudo salir. El foco se trasladó primero a los discursos incendiarios de la vicepresidenta, a las renuncias intempestivas de ministros y a la disparada del dólar. Tras la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, Fernández, Cristina y Massa cerraron un pacto político de no agresión. Pero en las semanas posteriores, con Silvina Batakis, la economía entró en terapia intensiva.
“Llegamos al borde del abismo al punto que cualquier soplo nos tiraba. “, aseguró a LA NACION un colaborador presidencial. Los principales accionistas de la coalición de gobierno entienden que no pueden perder más tiempo si quieren llegar enteros al final de la gestión.
El resultado de todo ese proceso, dramático, se evidenció en los papeles. Tal como reveló LA NACION la cantidad de expedientes (resoluciones, decisiones administrativas, partidas, entre otros temas) que pasaron por el despacho del jefe de Gabinete, Juan Manzur, para la firma se redujo en un 90% respecto a cuando el tucumano desembarcó en el Poder Ejecutivo, hace casi un año.
“Necesitamos que todos tengan su agenda y muestren hechos”, acotó un colaborador oficial. Olmos, además de supervisor del proceso, trabaja en paralelo por mantener pacificado al Frente de Todos. Es un hombre de extrema confianza del Presidente que logró interlocución con Cristina y Máximo Kirchner.
Massa fue el primero que puso en práctica el “diario de gestión” con una comunicación intensiva de su agenda, al punto que resulta confuso seguirla. Quienes interactúan con él aseguran que manda directivas todo el tiempo, también de madrugada.
Un ejemplo fue el hilo de tuits que publicó el sábado pasado, donde informó con textos y videos de su primera conferencia de prensa, las acciones previstas para esta semana. Lo trabajó su equipo de comunicación con colaboración externa del consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, que acompaña al tigrense desde hace cuatro años y ahora también asesora de forma remota a Fernández, sobre todo en la estrategia digital para los momentos de crisis.
Mientras avanza con un raid de reuniones, Massa, sigue armando sus equipos con cierta dificultad. En parte por la negativa de varios de los convocados a sumarse a una administración nacional que viene vapuleada por las internas políticas. Y en parte por los obstáculos que trae el esquema de triple validación con el Presidente y la vicepresidenta. Cristina Kirchner aceptó dejar hacer y ceder en algunas posiciones, como se vio con los nombramientos de la secretaría de Energía, un área que hasta ahora estaba alambrada por el kirchnerismo. Aunque muchos lo dan por descartado, aún no es tema cerrado la posibilidad de que el economista Gabriel Rubinstein se sume como viceministro de Economía.
La permisividad que viene mostrando la vicepresidenta hasta ahora encierra un doble juego: además de darle la posibilidad a Massa de que exhiba resultados también le permitiría a ella despegarse a futuro de un plan económico de corte ortodoxo.
Fernández, en tanto, hizo una enorme cesión de poder con el desembarco de Massa. “Lo mejor para el Gobierno y el Frente de Todos no es lo mejor para él”, reconoció un funcionario que lo conoce de cerca.
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