Desde el interior del Gobierno piden gestos al Presidente y a Cristina para descomprimir la crisis
Hay cuestionamientos internos a la falta de reacción de Alberto Fernández y a la negativa de Cristina Kirchner a respaldar públicamente a Batakis
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La percepción generalizada en buena parte del oficialismo es que la administración del presidente Alberto Fernández se adentra en la crisis sin que los dos principales referentes reaccionen para frenar, evitar o al menos amortiguar el escenario. “El problema es político. Eso es lo que desordena la economía y todo lo demás”. La frase, repetida con diferentes fórmulaciones, resume lo que opinan buena parte de los funcionarios. En la Casa Rosada evalúan que la situación es “ignorada” por el propio Fernández y esperan una señal que calme a los mercados y serene los ánimos. “Somos un montón los que estamos intentando torcer el rumbo y no darle al iceberg”, ejemplificó un alto funcionario consultado por LA NACION.
“En menos de un mes -desde la salida de Martín Guzmán, el sábado 2 de julio- esto se deterioró completamente. En la previa se jugó muy fuerte y cuando todos tomaron conciencia, ya era tarde. La situación política es muy delicada, pero todavía se puede evitar una catástrofe”, evaluó un funcionario del Ejecutivo, con terminal en las filas de Alberto Fernández. Las miradas, en ese sentido, apuntan al papel que jugó el ala dura de la coalición de gobierno, con Cristina Kirchner a la cabeza. “Ellos se dieron cuentan que fueron muy fuerte, pero ahora si bien no hay un ataque flagrante, tampoco se puede valer de un silencio como una señal de aprobación: se necesita más”, agregaron.
Después de cuestionar a Martín Guzmán durante su gestión, la presidente Cristina Kirchner evitó respaldar públicamente a Silvina Batakis, sucesora al frente del Palacio de Hacienda.
En esa línea, son muchos los funcionarios de la Casa Rosada que creen que un mensaje de respaldo de Cristina Kirchner o una imagen junto a Alberto Fernández ayudaría a “empezar a calmar” y “ganar tiempo”. El tiempo es un eje clave. Nadie se explica cómo el gobierno puede seguir en esta postura por los próximos casi 17 meses que separan de las elecciones. “Es imposible”, coinciden. Por eso también evalúan que la continuidad del silencio público de la vicepresidenta sobre Batakis “juega en contra”. “Una foto o un mensaje suyo en este contexto sumaría mucho”, insisten, en un pedido que se repite hace semanas, pero que de todas maneras ya consideran insuficiente para calmar por completo los mercados. “Porque ya ni la ‘tregua’ entre Alberto y Cristina tranquiliza a nadie tampoco”, agregan, con cierta resignación.
En la Casa Rosada enumeran como muestra de apoyo interno la asistencia de ministros al acto de Fernández a Tucumán y la participación, este jueves por la mañana, en la reunión de Gabinete. “Todo eso es porque hay una conciencia generalizada de la gravedad de la situación, pero el mensaje más componedor tiene que venir desde la cabeza, sino no sirve”, detallan.
En tren de pase de facturas también hay cuestionamientos a lo que definen como “operaciones a cielo abierto” que se siguen dando al interior de la coalición de gobierno, pese a no tener la virulencia pública de los últimos meses. En ese sentido, en la Casa Rosada fueron varios los que advirtieron que la idea de un acercamiento con la oposición fue una idea “inconsulta” del ala dura del gobierno. La bronca interna también sumó la exposición de Juan Grabois, quien emplazó al Presidente y llegó a aludir a la posibildad de que “corra sangre”. “Los enemigos nosotros los tenemos adentro”, aseguran en referencia a los dichos del referente social y de diálogo permanente con la vicepresidenta.
Las críticas no solo van en esa dirección. Esta semana, mientras el dólar se aceleraba y los gobernadores venían de a cuenta gotas a reunirse con Batakis, Fernández se mostró en Pila, una ciudad de 6 mil habitantes, en la inauguración de una pavimentación y un centro de salud. Para muchos fue la muestra más cabal de la “desconexión” de Fernández con la realidad, pese a que cerca suyo insistían en lo contrario. Apenas unas horas después, en plena reunión de Gabinete, Batakis advertiría a sus pares sobre la complejidad de los próximos dos meses. “El país está paralizándose con el dólar sin control y él (por Fernández) festeja una pavimentación: encima al día siguiente dice que quiere ser el presidente del mejor país del mundo”, se lamentó un hombre que es leal de la primera hora al mandatario.
Pero si molestan las imágenes de Fernández en los últimos días, también incomodan sus ausencias. “¿No hubiera sido una buena señal que esta vez el Presidente encabezará la reunión de Gabinete, en vez de (el jefe de ministros, Juan) Manzur?”, se preguntó otro hombre del Ejecutivo. “¿No sería hora de que se muestre en control?”, agregó, con cierto sarcasmo, al parafrasear una frase que dejó hace dos semanas la portavoz Gabriela Cerruti. “Y si no era eso, hubiera bastado con que se muestre comprometido con lo que pasa, hay muchos trabajando para sostener algo que se viene cayendo a pedazos. No solo se trata de ser sino también de parecer”, completan.
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