En el aire: el desfile del 9 de julio visto desde un helicóptero del Ejército
"Dejá el auto sobre Figueroa Alcorta y acordate de ubicarte en la zona del Paseo de la Infanta, no cerca del palco presidencial. Desde ese lugar me vas a poder ver mejor", dijo a su mujer por teléfono uno de los integrantes del Comando de Aviación del Ejército cerca del mediodía, mientras estábamos apostados en el aeródromo de Quilmes, a la espera de la señal para despegar hacia la avenida Libertador para participar del desfile por el 9 de julio.
LA NACION viajó en uno de los helicópteros de combate que "desfilaron" sobre las cabezas de las miles de personas que se acercaron hasta el barrio porteño de Palermo para presenciar el evento, del que participaron más de cuatro mil militares.
"Para nosotros es una oportunidad, para que nos puedan ver nuestros familiares haciendo lo que amamos", dijo uno de los copilotos, que se había quedado con la frustración de no poder participar del desfile anterior, en el que sí habían volado sus compañeros.
Si bien el recorrido por los mil metros de trayectoria del desfile le demandó a los helicópteros unos pocos minutos, la jornada para los integrantes del equipo de combate comenzó a las 8.30 en Campo de Mayo, donde tiene asentamiento la fuerza.
Allí participaron de un breve acto para homenajear la gesta de la Independencia, y luego compartieron un desayuno, antes de partir hacia el Aeródromo de Quilmes. Tras un vuelo de media hora, donde se sobrevoló la zona norte del conurbano, la zona portuaria de la Ciudad y un pequeño tramo de la zona costera del sur del conurbano, los 12 helicópteros descendieron en la pista de tierra de Quilmes.
Contentos y emocionados, los uniformados aprovecharon el descanso de poco más de una hora, para luego volver a revisar los helicópteros y buscar cada uno su vianda, que venía en una bolsa blanca e incluía un sándwich de milanesa, otro de jamón y queso, una manzana y una gaseosa.
Entonces fue el turno de la foto de rigor: posaron al lado de los helicópteros de guerra -que también se usan para rescates-. "A las 11.55, todos sentados en las aeronaves hasta que nos toque salir", fue la orden que impartió el Coronel Sergio Esteban Di Clemente.
La orden fue acatada por todos y, antes del mediodía, cada persona estaba dentro de su helicóptero a la espera de recibir la señal de despegue, que llegaría 15 minutos después.
La caravana fue comandada por el gigante del grupo, el "Super Puma", de origen Francés, que puede viajar a una velocidad de hasta 250 kilómetros por hora y que tiene una autonomía superior a las tres horas.
El regreso a #CampoDeMayopic.twitter.com/GTWb55JKEM&— José María Costa (@jmcos) July 9, 2019
Los helicópteros llegaron a la zona de Puerto Madero en solo cinco minutos. Desde allí ya se divisaba la avenida Libertador. Entonces, se trazó una formación en línea recta, que voló sobre la emblemática avenida, donde se desarrolló el desfile militar.
A las 12.45 se sobrevoló el palco presidencial y la zona con mayor confluencia de personas. Luego se siguió en línea recta hasta el Centro de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), desde donde se volvió a la zona costera y se regresó a Campo de Mayo.
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