Coronavirus en la Argentina: la trastienda del operativo de seguridad para hacer cumplir la cuarentena
El helicóptero, un Airbus de la Policía Federal, partió de la Casa Rosada y sobrevuela la autopista Buenos Aires-La Plata, rumbo al sur. El ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro, y la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, viajan frente a frente, con la cabeza pegada contra la misma ventanilla y la mirada fija en el camino. Permanecen callados unos segundos, un paréntesis de ansiedad. Vistos desde el cielo, autos y camiones parecen de juguete. "Ahí está el peaje de Hudson", anuncia ella de pronto, después de levantar la vista hacia el horizonte, semidesierto. De Pedro mira por encima de su hombro y, elevando el tono para imponerse al sonido del motor, celebra: "¡Nada de nada!". La ministra se echa hacia atrás, con una sonrisa de alivio, cierra los ojos y repite: "Nada".
Encargados de garantizar el cumplimiento de la cuarentena dispuesta por el coronavirus, De Pedro y Frederic festejan cada paso adelante, por mínimo que sea. Desde hace tres semanas, enfrentan el desafío más grande de sus carreras políticas: coordinar un operativo de seguridad inédito, con más de 11.000 agentes federales y 2100 vehículos desplegados en rutas y zonas sensibles de todo el país. El patrullaje aéreo sobre el peaje de Hudson, el quinto que comparten desde que empezó el aislamiento obligatorio, apunta a evitar un éxodo turístico en el inicio de la Semana Santa. En el primer viaje que hicieron juntos, un día después del inicio de la cuarentena, ese mismo lugar rebalsaba de autos. "Fue un desastre. Nos quisimos matar", recuerda Frederic, mientras el helicóptero empieza a bajar.
Se encontraron una hora antes en el Salón de los Escudos, una sala pegada al despacho de De Pedro, en la planta baja de la Casa Rosada. Después de un almuerzo a las apuradas, el ministro volvió a su escritorio, para repasar gráficos de monitoreo online que instaló en su computadora. Uno de ellos marca, sobre un mapa de la Argentina, niveles de circulación, con colores que van del verde claro al rojo oscuro. Se elaboró con datos aportados por Movistar que indican el movimiento de diez millones de usuarios, según las celdas que captan las llamadas o el uso de datos.
Según ese índice, el nivel de circulación en todo el país es menor a un 30 por ciento respecto del promedio de la semana previa a la cuarentena. Verde claro en la Patagonia, el mapa se torna amarillo en la Ciudad de Buenos Aires, donde el índice se eleva al 37 por ciento, y se tiñe de rojo en la región centro del país, en especial en Córdoba. De Pedro hace zoom en Marcos Juárez, donde el nivel de circulación trepa al 85 por ciento. "Ya se lo mandé a Schiaretti. Son zonas agropecuarias, donde la actividad está permitida y la gente suele estar en tránsito", suaviza el ministro. Antes de cambiar de pantalla, busca un dato que repasa a diario, el de su ciudad, Mercedes: 32 por ciento. "Un ejemplo a seguir", se ufana, con una media sonrisa.
En la solapa de datos sanitarios, el rojo es para las "defunciones". A las 14.30 de ayer ya eran 74. A la noche serían 79, 14 más que el día anterior, un aumento diario récord desde el inicio de la pandemia. Sobre una de las paredes del despacho, dos pantallas muestran en tiempo real la cantidad de permisos de circulación otorgados: en el día superan los 100.000. La cuenta total asciende a 2.500.000 personas, un número elevado, del que esa misma mañana se quejó el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. "No depende de mí ese filtro", se excusó el ministro, cuando se oyó la llegada del helicóptero.
A la altura del puerto de Dock Sud, donde los containers de colores se ven como piezas de Rasti, De Pedro recibió el mensaje diario del titular de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Pablo Martínez Carignano, con un cuadro comparativo: la circulación en rutas bajó al 18 por ciento del promedio precuarentena. El día anterior, miércoles 8, ese indicador había registrado otro récord negativo, 31 por ciento. Frederic repasó sus propios números: las fuerzas de seguridad llevan 1.688.963 personas y 1.232.738 vehículos controlados, con 36.190 personas infraccionadas y 2960 vehículos secuestrados. A la ministra le preocupan otras cifras: ya recibió diez denuncias por violencia institucional contra 25 efectivos y tres de ellos, gendarmes, fueron pasados a disponibilidad. "A la gente se la trata con respeto y si se detiene a alguien, hay que explicar bien por qué", dice.
La nave desciende en un descampado, al costado del centro de monitoreo vial, en el peaje de Hudson. Los recibe un gendarme corpulento, lo saludan con el codo. El agente hace un reporte detallado: "Muy poco caudal de tránsito. Hicimos diez actas de intimación. Gente que dice que va a hacer compras y un joven que dijo que se había olvidado el permiso".
A un costado de la autopista esperan cuatro movileros, provistos de micrófonos con cañas, para mantener la distancia. De Pedro destaca el resultado del operativo. Frederic debe responder por la polémica que generó el día anterior al reconocer que, "para medir el humor social", el ministerio hace tareas de "ciberpatrullaje" en las redes sociales. "Es un monitoreo de la faceta pública de las redes que permite anticipar ciertos acontecimientos", responde. Unas horas antes, reconoció que su frase había sido "poco feliz" y prometió la elaboración de un protocolo para despejar dudas. Antes de partir le preguntan si quiere agregar algo. De Pedro aprovecha para bromear sobre su disfluencia, la condición que lo hace tartamudear cuando habla en público: "Yo quiero sacar algo, algunas letras que dije de más , ¿no se puede editar?".
En el centro de monitoreo, cuatro operarios controlan el tránsito de la autopista, en una pared con 20 pantallas. "¿Tenés el flujo? –pregunta el ministro a uno de ellos, sentado frente a una computadora-. Esa es la verdad de la milanesa." El operario informa que en lo que va del día pasaron 5528 vehículos en las dos direcciones. El 19 de marzo, el día previo al inicio de la cuarentena, habían pasado 54.900, y el jueves de Semana Santa de 2019, 89.000. El intercambio de datos se interrumpe de pronto, después de que De Pedro recibe un mensaje del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. "Me tengo que ir ya a Olivos", le dice a Frederic. La ministra le cede el helicóptero. Cuando la nave levanta vuelo, el ministro mira por la ventanilla y los movileros le hacen señas. Él se despide con los dedos en V.
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