Desafío sindical a Cristina Kirchner
Los gremios del transporte liderados por los camioneros, amenazan con "conflictos" y reivindican tener "el poder real"
Los sindicatos del transporte liderados por el camionero Hugo Moyano desafiaron abiertamente a la candidata presidencial del oficialismo Cristina Kirchner y exigieron ser tenidos en cuenta en un eventual gobierno encabezado por ella, seguros de su poder para "lastimar" a cualquier administración con protestas efectivas.
Durante el congreso anual de La Fraternidad (maquinistas), que finalizó ayer en Carlos Paz, el titular del gremio, Omar Maturano, fue contundente: "Gobierne quien gobierne, queda claro cada vez más que los sindicatos somos la pata de consenso ineludible que marca el rumbo del país". Pero remató amenazante: "Es importante que el próximo presidente entienda en qué gremios y sectores reside el poder real del sindicalismo, porque equivocarse en este diagnóstico es comprarse un escenario conflictivo".
Intervinieron también en el congreso Jorge Viviani (peones de taxis), Abel Frutos (panaderos), Juan Carlos Schmid (dragado y balizamiento), así como representantes de otros gremios portuarios.
Moyano, que participó del encuentro, delegó en Maturano el discurso más duro ante la inseguridad que le genera desconocer qué hará Cristina Kirchner si asume la presidencia, como visualizan en el sindicalismo."Es que desvela a Moyano el enigma de no saber si podrá continuar con una situación de privilegio al frente de la CGT o si gozará de los favores económicos del próximo gobierno", analizó a LA NACION un rival del camionero en la puja interna sindical.
Moyano hizo el juego de más conciliador, pero dio alguna señal de pelea: aclaró ante 100 delegados ferroviarios que "hay temas pendientes como una mejor distribución de la riqueza" y que la CGT no puede permitirse " perder los espacios", que ganaron para los trabajadores.
Con la CGT dividida por las renuncias recientes de los gremios que responden al gastronómico Luis Barrionuevo (a la que suman la de los poderosos "Gordos" que dimitieron tres años atrás), Moyano sospecha de todos. Denuncia "operaciones políticas" del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, a pesar de que el funcionario elogiara recientemente su "racionalidad" durante la gestión de Néstor Kirchner.
Pedido directo
Ante ese estado de cosas, el Presidente citó a Moyano la semana última a la Casa Rosada para pedirle una tregua que evitara cualquier dificultad en la carrera aparentemente sin tropiezos de su esposa a la presidencia. Ni ataques a Alberto Fernández ni pedidos anticipados de salarios, fue el pedido presidencial.
Sin embargo, Moyano debió escuchar y hasta aplaudió que Smata (uno de sus principales aliados) reclamara un aumento de sueldos del 40 por ciento.Y prevaleció una actitud de autodefensa. Como dijo un colaborador de él a LA NACION: "Moyano no se banca que Alberto Fernández siga conspirando contra él".
El funcionario mantiene relaciones directas con el jefe de los metalúrgicos (UOM), Antonio Caló; con Gerardo Martínez (Uocra, construcción), y con Andrés Rodríguez (UPCN, estatales) y le gustaría que alguno de ellos fuera el nuevo secretario general de la CGT. "Es cierto que tenemos llegada directa a la Casa Rosada, pero quien decide a sus sucesores es la propia CGT", dijo Andrés Rodríguez a LA NACION.
Moyano no se queda quieto y al Gobierno le preocupa. Es cierto que un paro del transporte provocaría "un gran daño" a la futura gestión.
Dudas
Las dudas sobre la política que aplicaría la senadora (o el cese de los actuales privilegios al sindicalista) preocupan al camionero. "Habrá mayor diálogo con los empresarios, necesitamos inversión", dijo un funcionario. "Pero las negociaciones paritarias seguirán su rumbo. Nadie debe preocuparse", dijo una fuente del Ministerio de Trabajo.
Mientras que las leyes laborales reciben los cambios que impulsa muchas veces el diputado nacional y abogado de la CGT, Héctor Recalde, en el Gobierno perciben que la sublevación de Moyano pasa por la muy posible disminución de los subsidios al transporte como política futura.
"Sus quejas en privado sobre una falta de mayor participación sindical en la política del Gobierno son una excusa", dijo una fuente gremial consultada por LA NACION. "Partamos de la base que podría haberla conseguido en cuatro años y no lo hizo o no quiso molestar al Presidente", se quejó.
Con o sin reelección al frente de la CGT, el "complot" de Moyano no tendrá el respaldo de la mayoría sindical. En muchos gremios lo acusan de haber aprovechado su relación con el Presidente en beneficio propio y de abusar de su función para apoderarse de afiliados de otros gremios.
El propio límite de Moyano se lo marcará la realidad, analizó un miembro del consejo directivo cegetista. "Si Cristina hace un buen gobierno, la conspiración no servirá de nada."
Otro, antimoyanista, fue tajante: "Si nos unimos y elegimos a otro jefe de la CGT, Moyano tendrá dos caminos, o se queda igual en la central o se va. Espero que por eso no se transforme en un detractor del Gobierno".
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