Denunció un diputado que intentaron sobornarlo
Recalde, oficialista, acusó a la cámara de vales alimentarios
El Congreso se convirtió ayer en ámbito de un nuevo escándalo sobre presuntos sobornos. El presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, el oficialista Héctor Recalde, denunció haber recibido un ofrecimiento de coima por 20 millones de dólares de parte de un representante de la Cámara de Empresas de Servicios de Vales Alimentarios (Cevas). El objetivo: impulsar una ley para que todos los trabajadores que cobren menos de 2000 pesos sean incorporados al sistema y cobren parte de su sueldo en los tickets que maneja el sector.
Recalde fundamentó su explosiva denuncia en dos filmaciones realizadas con cámaras ocultas, en las que participó su hijo, el también abogado laboralista Mariano Recalde (en representación de su padre); Miguel Gutiérrez Guido Spano, intermediario del sector empresarial, y Santiago Lynch, uno de los directores de Cevas.
Las grabaciones se hicieron el 6 de este mes en el despacho del hijo de Recalde, donde Guido Spano le esbozó la propuesta de soborno. La última se efectuó anteayer, cuando el joven abogado, con una cámara oculta en su ropa, se entrevistó con Lynch para, supuestamente, concretar el acuerdo del soborno. Spano también estaba presente.
Recalde formuló una primera denuncia ante la Justicia el día 7, y el caso recayó en el juzgado federal número 9 de la Capital Federal, a cargo del magistrado Octavio Aráoz de Lamadrid.
Sin embargo, el diputado y el juez convinieron mantener en reserva la acusación, para obtener mayores pruebas del presunto soborno. Recalde transmitió lo ocurrido a funcionarios de la Casa Rosada, al presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini, y al jefe de bloque oficialista, Agustín Rossi. Todos acordaron silencio hasta conseguir las pruebas.
Los presuntos sobornadores ofrecieron un "menú de ofertas" a Recalde. Con frases crípticas, sugirieron como primera propuesta que el legislador "cajoneara" la iniciativa que él impulsaba, la cual consiste en otorgarle carácter remuneratorio a los vales alimentarios en un proceso gradual.
Como segunda alternativa (que llamaban "bicicleta"), propusieron que Recalde introdujera "retoques cosméticos" al proyecto, salvaguardando el negocio. La última oferta consistía en que Recalde elaborara un nuevo proyecto de ley para incluir en el régimen de tickets a todos los empleados que cobren sueldos menores a 2000 pesos. En retribución por aquel servicio se le abonarían 20 millones de dólares.
Spano transmitió este esbozo de soborno el 6 de este mes al hijo del diputado Recalde, Mariano, que registraba cada frase con una cámara oculta.
La última conversación, anteayer, fue la decisiva. Transcurrió en un café, en Paraná y Tucumán; los dos presuntos sobornadores, Spano y Lynch, habían cambiado la cita sobre la marcha para evitar una posible trampa. Mariano Recalde disimulaba una cámara oculta en la ropa; rogaba que los nervios no lo delataran. Café de por medio, Lynch fue directo al grano.
"Muy simple: el interlocutor es este [se señala]. Hay tres empresas, dos grandes y una chiquita. Yo hablo cien por ciento por una de las grandes, y la otra grande nos sigue en la medida que sepan que las cosas van bien, que la conversación va bien ( )." Siguió: "Y yo creo que la mensualidad duplicada son 20 lucas. Después, la pick up y ahí nos tenemos que sentar a hablar, viste, yo quisiera oír la opinión de ustedes primero. La pick up y el Mercedes-Benz son cuatro puntos, son distintos. El Mercedes-Benz es mucha guita. Una explosión".
Aquel "Mercedes-Benz" le iba a garantizar al sector que se triplicaran sus ganancias, estimadas actualmente en 4000 millones de pesos anuales, según el diputado Recalde. Cuando obtuvo suficientes pruebas audiovisuales -con el asesoramiento del estudio de abogados Wortman Jofre-Isola- Recalde partió a la Justicia.
Bici, pick up o Mercedes
Sólo tres empresas son las que concentran el mercado de los vales alimentarios. Una de las más importantes es Accor, mencionada en la cámara oculta de Recalde. Desde principios de año el sector seguía con preocupación el avance del proyecto de ley del diputado laboralista. Esa norma significaba el fin del negocio.
Spano, un intermediario, fue a conversar con el hijo de Recalde. "Al principio, charlamos sobre temas generales. Después, comenzó con las insinuaciones. En ese momento corté la conversación: le dije que era un tema que debía consultar con mi padre", contó, luego, Mariano Recalde.
El joven abogado llamó luego a Spano y concertó una cita para el día siguiente. Allí recibió el "menú de ofertas"; la más tentadora era la del "Mercedes-Benz": 20 millones de dólares a pagarse "cash" en etapas: 10% con la presentación del proyecto; 10% con el dictamen; 20%, con la sanción de Diputados; 20%, con la del Senado y 40%, con la publicación.
Los presuntos sobornadores hablaban con palabras cifradas. Garabateaban cifras. No imaginaban lo que vendría. Menos aún que el proyecto que ellos tanto denostaban finalmente iba a obtener dictamen ayer.
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