Denuncian amenazas y toma de templos para favorecer un alineamiento con Putin en la Iglesia Ortodoxa Rusa en la Argentina
Un sector que invoca legitimidad y responde al Patriarcado de Moscú visitó al párroco de una comunidad de Villa Ballester y le exigió que entregue las llaves de la iglesia
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Una disputa religiosa y política se entremezcla con acusaciones de amenazas, intimidaciones y ocupaciones de templos. A esas prácticas extremas recurriría un ector que se identifica con el Patriarcado de Moscú, alineado con el régimen de Vladimir Putin, para tomar el control de la Congregación Ortodoxa Rusa en la Argentina, históricamente enfrentada al Kremlin. Así lo denunció a LA NACION el padre Alejandro Iwaszewicz, que desde 2015 es el párroco de la Catedral de la Santísima Trinidad, el templo ortodoxo más antiguo de la región que se ubica frente al parque Lezama, con sus cúpulas de estilo bizantino.
El episodio más reciente ocurrió el viernes pasado en la iglesia San Sergio de Radonezh, de Villa Ballester, cuando el obispo Juan de Caracas y Sudamérica y otras personas que alegan tener la representación de la diócesis llegaron al lugar y le exigieron al padre Alexander Smirnov la entrega de las llaves de la parroquia para que otro sacerdote ortodoxo tomara posesión del templo, bajo “amenaza de ser deportado y encarcelado”, según advirtió el padre Iwaszewicz. Prometieron volver el martes 24, a las 11.
El origen de la comunidad ortodoxa rusa en la Argentina se remonta a 1888 y esta comunidad forma parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero. No reconocen al Patriarcado de Moscú, creado en 1947, en tiempos de Stalin, y cuyo actual superior, el patriarca Kirill, mantiene una estrecha alianza con Putin, fortalecida en medio de la guerra por la invasión a Ucrania.
La facción que lidera el obispo Juan de Caracas y Sudamérica, quien desde 2008 reside en Buenos Aires e invoca ser la autoridad legítima de la diócesis, ya tomó el control de otros templos en los últimos años: la Catedral de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, en el barrio de Núñez; la iglesia de la Anunciación, en la calle Bulnes 1743, y la iglesia del Santo Patriarca Mártir Hermógeno, de Quilmes. Según pudo saber LA NACION, también se asentaron en la parroquia de la Santísima Virgen del Amparo, de Temperley, pero un hecho inesperado frustró la ocupación. Tras la invasión a Ucrania, el casero se opuso a la guerra, tomó partido por Kiev y los echó del lugar.
“Van por las propiedades. Quieren adueñarse de templos que no les pertenecen. Pero el principal interés, con el respaldo del gobierno de Moscú, es apropiarse de la identidad y de la historia”, advirtió el padre Iwaszewicz, cuya comunidad está en sintonía con otros templos ortodoxos rusos, como los emplazados en Castelar y en Córdoba. Por el contrario, el sector afín a Moscú no lo reconoce como párroco del templo de Parque Lezama, el más emblemático de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el país.
“Los que protestan son grupos minoritarios y okupas. La diócesis inició una batalla legal y hay fallos que nos respaldan”, responden fuentes cercanas al obispo Juan de Caracas y Sudamérica, ante una consulta de LA NACION. Argumentan tener el aval del metropolita Nicolás, jerarca de la Iglesia Rusa en el Extranjero con sede en Nueva York, y niegan una dependencia del Patriarcado de Moscú, aunque reconocen el liderazgo espiritual del patriarca Kirill. Sostienen que el obispo Juan fue nombrado como autoridad de la región de Sudamérica por el Santo Sínodo de Obispos de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, reunido en Estados Unidos.
La relación con Moscú
Históricamente, la comunidad ortodoxa rusa en la Argentina mantuvo distancia e independencia de Moscú. Cercano al poder político, el patriarca Kirill mostró en los últimos tiempos, en cambio, un acercamiento a Putin. Por ejemplo, en abril último suspendió y condenó a tres años de penitencia al sacerdote ortodoxo Dmitry Safronov, por oficiar una misa en memoria de Alexei Navalny, el líder opositor a Putin que murió en circunstancias extrañas.
Miembros de la comunidad de Villa Ballester aseguran que no hay un fallo judicial sobre el conflicto, sino una resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ) por la titularidad de la Congregación Ortodoxa Rusa en la Argentina, que fue apelada. Existe, en tanto, una resolución de la Secretaría de Culto de La Nación que certifica el reconocimiento de la firma del obispo Juan en su condición de obispo de la diócesis de América del Sur de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El padre Iwaszewicz relató que el obispo Juan, cuyo nombre civil es Pēteris Bērziņs, concurrió el viernes pasado a la parroquia San Sergio, ubicada en la calle San Vladimiro 2045 de Villa Ballester, con varias personas, para notificar al padre Smirnov que el sacerdote Boris Gladyshev había sido designado párroco de dicho templo Y que el próximo 24 de septiembre, a las 11, se harían nuevamente presentes para que haga entrega de las llaves y el cura abandone el lugar”.
Aseguró, además, que “Juan de Caracas no es ni fue jamás el obispo diocesano de dicho templo, pues la comunidad de San Sergio, de Villa Ballester, no pertenece al Patriarcado de Moscú”. Y agregó que, al negarse a firmar los papeles que le presentaban y prever que las pretensiones no serían acatadas, el párroco de Villa Ballester fue agredido verbalmente y amenazado con que sería encarcelado y deportado.
“Hoy es muy difícil no identificar la cúpula del Patriarcado de Moscú con el Kremlin. Pretenden adueñarse de los templos que fueron construidos con abnegación, sudor y esfuerzo por los inmigrantes rusos blancos que escaparon del terror soviético para vivir en paz en este bendito país, que les permitía profesar libremente su fe, cuando en su patria la iglesia ortodoxa estaba siendo sangrienta y brutalmente perseguida”, expresó Iwaszewicz, quien reconoce como obispo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, por razones canónicas y morales históricas, al arzobispo Gregorio, de la ciudad brasileña de San Pablo y Sudamérica.
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