De no creer. Todas las resurrecciones de un domingo impactante
La del domingo fue, definitivamente, una noche de resurrecciones. Acá va el recuento.
1. Resucitó Macri. Al mediodía, Alberto Fernández, su novia y sus amigos brindaron alegremente, chocaron sus copas, cantaron y pidieron "un minuto de silencio… para Macri que está muerto". Pero este ingeniero es complicado, jodido. Siempre resurge. Ya se le conocían muertes en Boca y en la ciudad, y siempre resurge. Recortó a la mitad la brutal diferencia de las PASO. Aunque no le alcanzó para ganar, tampoco puede decirse que su corazón haya dejado de latir. El muerto habló esa noche. Muerto y todo, dio un discurso impecable, arropado por una multitud que festejó la remontada. Los muertos que Alberto y sus amigos matan gozan de bastante buena salud.
2. Resucitó Cristina. Muchos sospechamos que sus continuas reclusiones en El Calafate, los meses que siguieron al triunfo de Macri en el 2015, era una forma de morir en vida. Y no les digo nada después de perder frente a Esteban Bullrich en las elecciones de medio término, en 2017. El año pasado, el caso de los cuadernos venía a ser una suerte de definitivo certificado de defunción. Ahora, si buscamos ese certificado nos va a pasar lo mismo que con su título de abogada: no aparece. Incluso el domingo me pareció que su cara había rejuvenecido. La noticia es que Cristina también goza de perfecta salud. Perdón, Alberto, si para vos no es tan buena noticia.
3. Simultáneamente, resucitó el miedo a Cristina, lo cual explica una parte de la recuperación del oficialismo. Cristina lo eligió a Alberto como algo distinto de ella, y el muy chambón va y declara que ella y él son lo mismo.
4. Resucitó Marcos Peña, y con él resucitó la poderosa máquina electoral que siempre fue el Pro. Extinguido el timbreo por causa de fuerza mayor (ya no se podía garantizar la integridad física de los funcionarios que se animaran a ir a preguntarles a los vecinos qué tal la estaban pasando), la estrategia de actos masivos en todo el país resultó tremendamente exitosa. Los que perdieron movilizaron mucha más gente que los que ganaron. Se creía que el gobierno de Alberto no iba a tener casi oposición, por deceso electoral, pero la oposición volvió a vivir. Los muertos se hicieron del 40% de los votos.
5. Resucitó el cepo, la madrugada del lunes. Solo se pueden comprar 200 dólares por mes. Para muchos argentinos que "jamás vieron un dólar" esta restricción no significa nada, pero para gente como Néstor Kirchner, que una vez, en octubre de 2008 (su mujer era presidenta), compró dos millones en un solo día, no deja de ser una contrariedad.
6. Resucitó la garganta de Axel Kicillof. Quiero decir: recuperó la voz. Se había mantenido calladito durante toda la campaña, salvo cuando tenía que comprar naranjas. Es cierto que no hacía falta decir nada: la crisis económica le hizo todo el laburo. Es más: creo que en ese contexto hubiese ganado cualquiera. Hasta Filmus. Pues bien, el domingo, Axel volvió a hablar: clavó un discurso infumable de 20 minutos. Tedioso y desafortunado incluso para Cristina, que tres veces le hizo señas de que debía terminar. A Kichi no le vamos a pedir que haga un buen gobierno. Le vamos a pedir que no hable.
7. Resucitó el diálogo Mauricio-Alberto, que se había roto en mil pedazos cuando Macri-Fernández se juraron odio eterno después del segundo debate presidencial. Ayer, desayunaron juntitos. Bueno, fue a las 10 y media. Ya habían desayunado. Y fue en la Casa Rosada, más formalota, que en Olivos, mucho más friendly. A propósito: ¿quién va a vivir en Olivos a partir del 10 de diciembre? Como es una pregunta con mucha mala leche, la retiro.
8. Resucitó, o resucitará, esa linda y republicanísima tradición de que el presidente saliente le entregue los atributos de mando al presidente entrante. Por añadidura, Macri se retirará en auto, muy tranquilo. No a las apuradas y en helicóptero.
9. Podríamos decir que resucitaron los cientos de fiscales electorales del oficialismo que, sobre todo en el conurbano, pasaron horas de terror bajo la amenaza de bandas de matones que intentaron, y a veces lo consiguieron, imponer la ley del más fuerte en escuelas donde se estaba votando. "Te juro, creí que me mataban", me contó ayer uno que la pasó horrible en una mesa de La Matanza.
10. ¿Resucita la economía? Alberto, los argentinos han puesto sus vidas en tus manos.
¿María Eugenia? No la den por muerta: esa chica, tan dulce, tiene uñas y dientes. ¿Massa? Promete dejarlo a Lázaro, el del Evangelio, como un poroto. ¿Pichetto? Hay que pensar, quizás, en una reencarnación.
¿Lilita? Después de varias muertes y varias resurrecciones, esta tarde anunció su retiro de la política. Vivita y radiante, descansará en paz.
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