De la Rúa: "Soy víctima de un conjuro político"
El ex presidente pidió ser absuelto en el alegato final; refutó las acusaciones
El ex presidente Fernando de la Rúa reclamó ser absuelto en el juicio que se le sigue por las coimas en el Senado, al sostener que el hecho investigado nunca existió y que es necesaria esa sentencia para "reescribir las páginas de la historia" de su gobierno.
Al defenderse por sí mismo en el alegato final del proceso, el ex presidente hizo una defensa jurídica, que por momentos se convirtió en una clase de derecho, y con apenas sugerencias políticas se dijo víctima de una "conjuro de intereses políticos" que vinculó al ex jefe de gabinete Alberto Fernández, a Daniel Bravo y al senador Antonio Cafiero, y criticó el rol que desempeñaron en el final de su gobierno su vicepresidente Carlos "Chacho" Álvarez y el ex senador Rodolfo Terragno.
De la Rúa habló casi cuatro horas con apenas un cuarto intermedio de 15 minutos en una sala llena de sus familiares: su esposa, Inés Pertiné; su hijo Aito, su nieta Sol y parte de su viejo gabinete, entre ellos, Héctor Lombardo y Nicolás Gallo.
El calor de la sala de audiencias y la alocución sin matices del ex presidente fue un desafío para que los jueces Miguel Pons, Fernando Ramírez y Guillermo Gordo.
De la Rúa pareció conmoverse al final de su alegato cuando homenajeó al senador José Genoud, quien se suicidó en plena investigación de este caso, y recordó que a él estuvieron a punto de expulsarlo de la UCR por esta causa. "Nací radical, de padre radical, y tengo tumba radical", dijo, y explicó que una absolución alejaría ese riesgo.
De la Rúa criticó la investigación que realizó el juez Daniel Rafecas, dijo que lo mandó a juicio con "testigos de opinión y que se enfrentó en todo el proceso a la "prueba diabólica" de establecer que el pago, es decir, el hecho, no existió.
Entendió que en buena parte, la causa se generó por un sector del periodismo que "actuó equivocado" y recogió la confesión del ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto, que reconoció haber pagado los sobornos. "Prefiero mil equivocaciones como ésa, aunque me afecten, a cercenar la libertad de prensa", dijo.
Por otra parte, el ex presidente argumentó que Pontaquarto tuvo entre 50 y 60 contradicciones en sus sucesivos relatos, y dijo que además el pago no existió porque se estableció que no faltó dinero de las arcas de la SIDE.
Argumentó que el gasto en operaciones especiales en su mandato era de 1,3 millones al mes, en promedio, por lo que es imposible que se hubieran dispuesto de allí los cinco millones de pesos que según Pontaquarto se habrían pagado en coimas.
Descalificó la descripción que hizo el arrepentido del despacho presidencial, al señalar que no se compadece con su diseño, y mostró videos con las contradicciones del relato del valijero.
Con un argumento que trató de usar pura lógica, dijo que no era necesario para su gobierno apelar al soborno para aprobar la ley laboral, porque de 59 senadores que votaron esa norma, 55 lo hicieron a favor. Precisaban 40 votos para alcanzar los dos tercios necesarios y les sobraban 10 votos si se descuentan los cinco senadores que fueron acusados de votar a cambio de una coima, explicó.
Luego descalificó la prueba de la telefonía celular, en la que se basó parte de su acusación, al sostener que las llamadas, cuando son recibidas por una antena, no indican que se realizan siempre desde una ubicación debajo de la antena, sino que puede haber saltos de la antena que elige la red para concretarse lo que desvirtúa el argumento de que los sospechosos, por ejemplo, estaban cerca de la Casa de Gobierno cuando se ordenó el pago o de la casa del ex senador peronista de Salta Emilio Cantarero, cuando supuestamente se repartió la plata.
"Verdad y Justicia van al unísono. Van a coincidir en la decisión que el tribunal adopte y en quien confío", cerró el ex presidente su alegato final.
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