De la Rúa pretendió mostrar que sigue la unidad en la Alianza
Elogió a Fernández Meijide y a Ibarra
"Siempre que necesito darme ánimos vengo a estos lugares", aseguró el presidente Fernando de la Rúa entre los aplausos y saludos conmovedores de los vecinos en la guardería Los Carasucias, en el barrio porteño de Mataderos, adonde llegó ayer al mediodía.
El día después de la jornada más difícil de su gobierno, tras la renuncia del vicepresidente Carlos Alvarez, De la Rúa eligió no quedarse en la residencia oficial de Olivos. Y salió a recorrer comedores infantiles, luego de darles la bienvenida a los deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos en Sydney.
En realidad, el acto en homenaje de los atletas, que se realizó en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), había sido organizado por la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, y por el secretario de Deportes porteño, Marcelo Garraffo.
Pero De la Rúa decidió a último momento sumarse para mostrarse al lado de la única ministra del Frepaso que aún queda en el Poder Ejecutivo. Y se cruzó, de paso, con el jefe del gobierno porteño, el también frepasista Aníbal Ibarra.
Con ambos al lado, De la Rúa dijo que los integrantes del Frepaso son "gente excelente". Y agregó que pedirá "cada vez más su participación" en el Gobierno. "Tienen toda mi confianza y los quiero mucho", dijo.
Luego eligió una metáfora para explicar cómo quedó su gobierno tras la renuncia de Alvarez: "Cuando se llevan dos alforjas con un aliado que le ayuda a llevarlas, si uno la deja en el camino, hay que recogerla, aunque la carga sea más pesada. La voy a seguir llevando adelante con la ayuda de todos los que sigan en funciones".
Al referirse al alejamiento de Alvarez de la Cámara alta dijo que "no le gusta dejar las cosas a medias" y agregó " si alguien se aparta, trataré entonces de hacer algo para que el Senado recupere su imagen".
Fernández Meijide optó, a su turno, por dirigirse directamente a los atletas: "Aprendan lo que deben aprender: la dignidad", les recomendó.
"Cuando hay días difíciles, lo mejor es rodearse de los niños, hablar con ellos", afirmó a La Nación De la Rúa en la guardería Los Carasucias, adonde el Presidente se dirigió solo tras su visita al Cenard.
"Aproveché el sábado libre para visitar lugares carenciados - comentó el Presidente a este diario-. Es una carga pesada, es muy difícil. He visto las necesidades de acá, del interior, de los lugares más humildes. Quiero un futuro para los chicos, un futuro con trabajo", agregó, en medio del revuelo de los chicos del comedor y hogar que coordina Mónica Carranza en el barrio de Mataderos.
Decenas de chicos lo saludaron con alegría y espontaneidad. Antes de retirarse del lugar, una joven, Clara Trujillo, le pidió al Presidente, entre lágrimas, que hiciera algo por los niños. "No quiero pobreza, chicos tristes, droga ni alcohol", le dijo. De la Rúa le respondió con un abrazo y una promesa.
"Recen por mí"
Junto con su secretario personal, Leonardo Aiello, De la Rúa se dirigió luego al comedor del padre Leoncio, en Villa Soldati. Allí repitió el ritual de saludar y sonreír ante las cámaras.
El recorrido del Presidente culminó más tarde con la visita al comedor comunitario La Fe, en la manzana número 7 de la Villa 3, de Soldati. "Le deseamos lo mejor, que siga adelante", exclamó María Rosa Fernández, que dirige el centro.
En el escenario, contrapuesto al clima de incertidumbre que se vive tras la renuncia de Alvarez, resonó la voz de Elsa Troncoso, presidenta de Los Tronquitos, otro comedor que se está ampliando en los alrededores: "Se merece mucha fuerza..., y adelante".
Además de fuerza para continuar su gobierno, el Presidente también recibió bendiciones de los vecinos de Villa Soldati. "Es tiempo de que se reúna con gente espiritual", exclamó uno de ellos.
"El Presidente al barrio", gritaban y aplaudían en forma unánime. "Vino cuando era intendente y ahora que es presidente, también. Eso es lo que vale", decía una señora del barrio. Pero en el clima de alegría también se sintieron algunos pedidos.
"Ahora queremos luz", "hacen falta cloacas", se oía en el revuelo.
De la Rúa los saludaba y sonreía. Antes de subirse a un Peugeot 607 azul se dirigió a todos los vecinos: "Sepan que el Presidente se acuerda siempre de ustedes. Ténganme presente en sus oraciones".
En ese momento uno de los jóvenes dijo a La Nación : "Poné que también necesitamos trabajo".
Gestos de acercamiento hacia la única ministra del Frepaso
{Subsum.concatendo} El Presidente la llamó para saber cuál era su estado de ánimo
El temido "teléfono negro" que el presidente Fernando de la Rúa usa como línea directa con sus ministros sonó anteayer con fuerza en el despacho de Graciela Fernández Meijide.
La titular de Desarrollo Social, y ahora única representante del Frepaso en el gabinete, atendió nerviosa. Tenía sus razones: hacía sólo horas que De la Rúa había despedido a tres ministros por esa misma línea.
Y hacía aún menos tiempo que el titular del Frepaso, y jefe político de Fernández Meijide, Carlos Alvarez, había renunciado a la vicepresidencia. Pero De la Rúa sólo quería preguntarle "cómo estaba", según relató ayer a LA NACIOM la propia ministra.
"Le dije que esto me daba una profunda tristeza. A mí y a Chacho", contó. Pero aunque quedaron en "conversar más tranquilos" en la semana, De la Rúa se preocupó por darle otras muestras de acercamiento.
Consciente de que Fernández Meijide se ha convertido en la única representante formal de la "pata del Frepaso" dentro del Gobierno, el Presidente se aseguró de que el nuevo jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, la llamara para interesarse en sus proyectos para el ministerio.
Y ayer, al mediodía, apareció a último momento en el acto de recepción de los deportistas argentinos que participaron en los Juegos Olímpicos de Sydney, que Fernández Meijide venía organizando desde hacía tiempo.
-¿Esperaba esa llamada del Presidente?
-El nos llama habitualmente por un teléfono que se usa para las comunicaciones directas con los ministros.
- El famoso teléfono negro...
-Sí (se ríe y enfatiza). Es un teléfono de color negro.
-¿Es un gesto de acercamiento?
-Lo veo como un gesto de preocupación del Presidente, de ocupación, de ver cómo queda todo esto.
-¿Y cómo le parece que queda?
-Todavía estamos acomodando las cosas en nuestra cabeza. Pero hay una instrucción muy precisa de Chacho para apoyar al Gobierno.
-¿Le sorprendió la renuncia de su jefe político?
-En ese momento sí, porque se supo sólo a la noche. Pero ya tengo mis años y sé bancarme las frustraciones.
-¿Cuál cree que será ahora el lugar de Alvarez?
-El mismo lugar que él se designó: fuerte al frente del partido y de la fundación y haciendo política.
-Usted dijo que la renuncia de Alvarez era "correcta y comprensible". ¿No enojó al Presidente con esos comentarios?
-Hay que saber mantener las lealtades. Fue un gesto muy meditado.
-¿Pensó en dejar el ministerio como señal de lealtad a Alvarez?
-Son habladurías. Pero creo que esto deja un mensaje: la Alianza es como una relación de pareja. Hay que tomar las decisiones de común acuerdo, sin creer que buscar consensos es someterse al otro.
-¿Qué haría si Alvarez le pidiera que renunciara?
-Ni se ha pensado en eso.Chacho fue el primero en decir: "Nadie se mueve de su lugar".