De la Rúa anunció que se reducirá el sueldo a la mitad
También renunció a cobrar el aguinaldo
JACHAL, San Juan.- El presidente Fernando de la Rúa eligió Jáchal -la "tierra del oro", en el idioma de los incas- para anunciar ayer que rebajará al 50% su sueldo, de 3100 pesos, y que no cobrará su aguinaldo.
Y para reubicarse, de paso, como el protagonista de las políticas sociales en la escena nacional. Justo cuando los peronistas Carlos Ruckauf, José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann y hasta el frepasista Aníbal Ibarra redujeron sus salarios y reforzaron sus discursos con un fuente aditamento social.
La rebaja de su sueldo no fue el único gesto que De la Rúa tuvo para reforzar su imagen social a cuatro meses de los comicios legislativos de octubre.
Discursos sorpresivamente encendidos -como los de sus mejores épocas de campaña, anuncios e inauguraciones por doquier-, abrazos con la gente de un pueblo que supo nadar en oro y que hoy vive del cultivo de cebollas. Y hasta un viaje en un auto descapotable con el gobernador aliancista Alfredo Avelín. Todo formó parte de esa estrategia.
"La gente tiene urgencias y yo también las tengo. Se quiere que el Gobierno tenga la potestad milagrosa de solucionar los problemas, y ése es el precio de la lucha", dijo De la Rúa, desafiante, en la Municipalidad de Jáchal, adonde llegó para festejar los 250 años de la ciudad y para inaugurar una sala de rehabilitación para personas con capacidades diferentes.
Y mientras varios de los ministros que lo habían acompañado inauguraban una usina hidroeléctrica de Cuesta del Viento -De la Rúa suspendió su asistencia a último momento, porque el médico le desaconsejó el viaje en helicóptero-, el Presidente remató: "No voy a aflojar ni un milímetro en la solución de los problemas del país".
Y hasta pareció parafrasear a Eva Perón cuando afirmó que el Gobierno "estará presente siempre que haya un dolor y una necesidad".
Pero, más que las palabras, fueron sus gestos los que demostraron que el Presidente está dispuesto a hacer campaña desde la anticampaña. Sabedor de que los números no favorecen a la Alianza y de que más de la mitad de los sanjuaninos critica su gestión, según las encuestas locales, De la Rúa evitó hablar de elecciones. Sólo dijo que los comicios legislativos de octubre "son federales" (léase, provinciales), dejando en claro que el gobierno nacional se ubicará lejos de una eventual derrota.
Enseguida pasó a la acción. Primero se concentró en su ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, que el jueves último había volado sin su permiso a General Mosconi para conversar con los piqueteros.
Consciente del impacto positivo de la movida que el frepasista realizó a sus espaldas, De la Rúa decidió hacer suya la maniobra: "El ministro estuvo en Salta una vez disipada la violencia, y no para ver a los dirigentes del conflicto, sino para tener una visión directa de la gente común", lo defendió, en una rueda de prensa en la Municipalidad de Jáchal.
Sin interferencias
Dijo que Cafiero "no interfiere" con la acción del juez Abel Cornejo en la zona del piquete. Y dio por terminados los celos de varios de sus colaboradores (como los ministros de Trabajo, Patricia Bullrich, y del Interior, Ramón Mestre), con una frase terminante: "El viaje del ministro de Desarrollo Social a Salta no ha generado ninguna tensión interna en el Gobierno". A Mestre, oriundo de San Juan, también lo subió al avión con Cafiero.
Completaron la comitiva el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo; el subsecretario de Inteligencia, Darío Richarte; el interventor en el Comfer, Gustavo López, que entregó nuevas licencias para emisoras radiales, y otros dos ministros: el de Salud, Héctor Lombardo, que cambió los comentarios sobre la salud presidencial por la designación del médico de cabecera número 1000 de todo el país, y el de Educación, Andrés Delich, que inauguró un colegio universitario.
En el clima soleado y frío de Jáchal, con la cordillera nevada a un costado, el Presidente también regaló algunas flores para una ministra que no se subió al avión: Patricia Bullrich, que había acusado a Cafiero de intentar sacar rédito político de su viaje a Salta.
"Ella realiza una labor muy importante" en la lucha contra la pobreza, dijo, y consideró que sus solitarias críticas contra Cafiero "no son graves ni conflictivas".
Después le pasó el micrófono a Cafiero, que lo escuchaba apretujado en la diminuta sala de conferencias de la comuna jachaleña.
Algo sonrojado, el ministro aseguró que Bullrich es su "amiga y compañera", que los dardos de la ministra ya son "una anécdota", y que seguramente todo resquemor se evaporaría en la reunión de gabinete de que se realizará hoy.
Durante la jornada hubo varios gestos conciliadores del Presidente hacia Cafiero. Por la mañana, cuando el Tango 01 ya estaba por despegar rumbo a San Juan y Cafiero aún no había llegado de su casa en Martínez, De la Rúa lo esperó con paciencia.
Dos horas después, ya en San Juan, a 1300 kilómetros de Buenos Aires, el Presidente ignoró la coquetería de los funcionarios que se apuraban para bajar junto con él del avión y lo llamó para que lo acompañara en la escalinata.
Jáchal, una ciudad precordillerana de 25.000 habitantes, tiene más de una similitud con la agitada General Mosconi. Son casi equidistantes de la Capital Federal y en ambas vive una cantidad similar de habitantes que conocieron tiempos dorados.
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