Cumbre en Olivos: habrá pocos cambios en el AMBA y crece la preocupación por el agotamiento del personal médico
Con un mensaje de extrema preocupación por las cifras de los últimos días y por los rebrotes en todo el país, el Presidente no presionará todavía el "botón rojo" ni irá para atrás con las actividades productivas y comerciales que están habilitadas en AMBA, que ya superan el 90%. Pero tampoco permitirá grandes aperturas y apuntará a reforzar pautas estrictas para la convivencia con el Covid-19 para una nueva prórroga que podría durar otras dos semanas.
El Presidente se reunió este jueves durante casi dos horas con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof para ajustar los detalles del mensaje que brindará mañana, con ellos, desde la residencia de Olivos. Se espera que el anuncio sea similar al de la última vez, en vivo y sin prensa, aunque todo puede cambiar sobre la marcha.
Kicillof sostendrá el esquema actual: no habrá aperturas ni vuelta atrás con las habilitaciones durante otros 15 días. Según fuentes de la provincia, en el Gran Buenos Aires ya está trabajando el 100% de la industria y el 90% de los comercios y el gobernador quiere "cuidar" a la actividad económica por sobre otras actividades recreativas.
"Hay extrema preocupación por el sistema de salud", comentó a LA NACION un portavoz de Kicillof. Los tres funcionarios cotejaron que en AMBA hubo un leve incremento en ocupación de las camas en terapia intensiva, que ya superó el 68%. Pero, más allá de las cifras, apuntaron un problema adicional: el personal médico ya muestra signos de agotamiento producto de la extensión de la pandemia.
Leves aperturas
El presidente conversó durante dos horas, sin testigos, con Kicillof y Rodríguez Larreta. La reunión empezó tarde porque el gobernador bonaerense se retrasó en un acto con el ministro de Salud, Ginés González García, en La Plata. El jefe de gobierno porteño, siempre puntual, aguardó impaciente en una sala junto al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, que buscó aminorar la espera.
Puertas adentro, Rodríguez Larreta logró que el Presidente valide algunas aperturas muy puntuales para avanzar levemente en el cronograma que anunció en julio. La Ciudad habilitará comercios en avenidas de alta circulación, actividades deportivas individuales y la inclusión de actividades profesionales, con atención al público probablemente una vez por semana.
A pesar de esos permisos, el jefe de gobierno porteño, no pasará a la segunda etapa de su plan de aperturas, que incluía, por ejemplo, gastronomía con mesas en la calle.
En las últimas horas, el Presidente reconoció que la cuarentena ya no se verifica en las calles de la zona metropolitana y probablemente esa palabra tampoco esté presente en el mensaje que dará cuando anuncie la siguiente fase de restricciones.
Con un discurso que evitará una incongruencia entre las medidas y la conducta social, se espera que Fernández manifieste su preocupación y que haga fuerte hincapié en dos aspectos en los que quiere ser estricto: las medidas de protección personal (que contemplan el distanciamiento social, protocolos sanitarios, el uso de tapabocas y la higiene) y evitar las reuniones sociales a puertas cerradas, frecuentes focos de contagio.
"La comunicación va a ser clave porque la gente se relajó y perdió un poco el miedo", dijo a LA NACION un estrecho colaborador de Fernández. Encontrar el tono justo del mensaje será más difícil que nunca: habrá que combinar las advertencias y las pautas de cuidado, pero ofrecer una luz de esperanza y una motivación a partir de la llegada de la vacuna.
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