Cumbre de las Américas: el Presidente jugó al límite con EE.UU. y buscó fortalecer la unidad interna con el relato
Sin improvisaciones ni errores no forzados, Fernández expuso cuestionamientos a Estados Unidos, fustigó a la OEA e intentó posicionarse como la voz de los “excluidos” del continente
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LOS ANGELES.- Alberto Fernández encontró un guión que le permite relacionarse con el mundo desde un espacio que, lejos de profundizar la crisis interna, acerca posiciones dentro del Frente de Todos. Como en una jugada a tres bandas, mientras hablaba para los líderes del continente, los subtítulos de esa presentación llegaban con fuerza a la Argentina.
La sorpresa fue tal que hasta la vicepresidenta Cristina Kirchner pidió el discurso del jefe del Estado. 24 horas después aún resonaban las palabras del Presidente en esta ciudad y en Buenos Aires. “Todas las repercusiones son positivas”, resumió una altísima fuente de la comitiva. El Presidente siguió al pie de la letra el libreto que trajo a Estados Unidos, que incluía fuertes cuestionamientos a Washington.
La participación fue cuidada y estudiada. A diferencia de otras giras presidenciales, Alberto Fernández no improvisó. El Presidente nunca se desvió de la hoja de ruta que armó para este encuentro ni se tomó recreos o licencias. Siempre esquivó las referencias a la crisis interna y evitó llevar las diferencias con su vice de paseo a esta ciudad, como sucedió en la última travesía que por España, Francia y Alemania.
“La vicepresidenta tiene un rol institucional, yo soy el Presidente y tengo un rol institucional, hablamos cuando hace falta que hablemos”, fue la única frase que le dedicó en los tres días que duró el viaje. Después esquivó todas las referencias a la interna y a la expresidenta.
En medio de un escenario interno convulsionado, con una economía con problemas profundos y un futuro político incierto, Fernández cumplió los objetivos que se propuso en materia internacional: marcó diferencias con Estados Unidos, pero sin descuidar la relación bilateral, fustigó a la OEA y se posicionó como la voz de los “excluidos” del continente.
De 32 presidentes y funcionarios participantes, 20 se pronunciaron en contra de la exclusión de Cuba y Venezuela –el Presidente no mencionó a Nicaragua, donde, de la mirada oficial, no rige un gobierno democrático–, diez evitaron un posicionamiento y solo dos se manifestaron a favor, entre ellos el colombiano Iván Duque. “El objetivo está cumplido”, resumió el embajador Jorge Argüello, quien junto al canciller Santiago Cafiero, fueron los arquitectos del desembarco de Fernández en esta ciudad.
Desde un sello de goma, como es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), se paró frente la principal potencia del mundo. Además, mantuvo encuentros con Justin Trudeau (Canadá), Gabriel Boric (Chile) y Jair Bolsonaro (Brasil), entre otros. Ahora vienen dos desafíos inmediatos, la participación en el G-7 -fue invitado por el canciller alemán, Olaf Scholz-, a fin de mes, y la bilateral con Joe Biden, prevista para la última semana de julio, en Washington.
Ahora, ya aterrizado, lo aguardan las urgencias. Una de las primeras acciones de esta semana será tomarle juramento a su “amigo” Daniel Scioli, que asumirá el cargo que dejó Matías Kulfas. Aún no estaba confirmado si será el lunes o el martes.
Pero la gran preocupación del gobierno está focalizada en la reacción de los mercados, tras lo que ocurrió el viernes, cuando el riesgo país superó los 2000 puntos y volvió a los niveles previos al canje de deuda. El Presidente estuvo en comunicación permanente con el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Hay que aguantar, son unos días”, lo tranquilizó el titular del Palacio de Hacienda al jefe del Estado.
El dato de la semana será la inflación de mayo, que estará alrededor de 5,5%. Los aumentos de los alimentos no dan tregua.
En este escenario, el Presidente y Sergio Massa, principal invitado del mandatario a la Cumbre, hablaron sobre la necesidad de “repensar” el Gobierno. El tiempo se agota. Frenar la pelea interna y evitar un mayor desgaste de la administración, fueron parte de las charlas, pero no habrá por ahora más cambios de gabinete.
El objetivo planteado es trabajar sobre los puntos de coincidencia para armar un relato propio, algo que hasta ahora el Gobierno no quiso o no supo poner en marcha. ¿Y las diferencias? “Las tenemos que esconder debajo de la alfombra hasta 2023″, se sinceró un integrante de la comitiva.
¿Cuánto tiempo durará el impulsó que logró Fernández en este viaje? Todo lo que asoma como positivo para el Gobierno se evapora a la velocidad de la luz. Generalmente por errores propios. El Presidente busca instalar la preocupación que recogió en este viaje y el que realizó por Europa sobre los efectos de la invasión rusa en Ucrania.
Una muestra de la discusión que viene la planteó Biden en el plenario de todos los presidentes en el cierre de la Cumbre de las Américas. Antes de darle la palabra a Fernández, el mandatario estadounidense alertó que el desafío para los líderes del mundo es poner fin a la invasión en Ucrania y “encontrar a Rusia una salida sin humillación”.
Cuando resta un año y medio de gestión, el Presidente busca que sus salidas al mundo se conviertan en uno de los activos para la unidad del Frente de Todos. Su paso por Europa no sirvió a esos objetivos. En Los Ángeles algo cambio.
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