El kirchnerismo azuza la polémica sobre segundas marcas, tasas y el consumo para cambiar la agenda en tiempos de dólar calmo; opinan economistas
Cuando nadie lo creía posible, Donald Trump ganó las elecciones de Estados Unidos. ¿Su estrategia? Lograr que su mensaje -encarnado más en mitos que en datos- llegara a muchos estadounidenses a través de las polémicas que él mismo lograba generar en los medios que elegían cuestionarlo. El kirchnerismo, que denuncia un presunto "blindaje mediático" para el Gobierno, tomó ese camino. En tiempos de calma cambiaria, se habla de atraso; si las expectativas de los consumidores mejoran, se instalan marcas como Pindonga, y si la producción frena su sangría, se saca del placard a las Leliq.
Detrás de las polémicas que Cristina Kirchner instaló en Mar del Plata y que Alberto Fernández prolongó anteayer, para los economistas privados no hay un debate de fondo con el proyecto que encarna Mauricio Macri, sino una intención de campaña: retomar la agenda de la economía, la más redituable para la oposición.
"Toda la Argentina sabe que [el dólar] está retrasado", afirmó Fernández en una entrevista con El Destape, concepto en el que insistió ayer en el programa PM, que se emite por LN+. "El Gobierno piensa que con contener el dólar, basta. Pero solo evitan que la economía no explote en mil pedazos. Es inexorable que se modifique el precio", dijo el candidato a presidente.
Fernández azuzó, de esta manera, el mayor temor de los argentinos: el de la inestabilidad. Lo hizo luego de que semanas atrás el Fondo Monetario Internacional (FMI) abriera el paraguas -como suele hacerlo en todos sus reportes- sobre los "principales riesgos" que enfrenta la economía en tiempos electorales: presión hacia la dolarización, más inflación, suba de tasas y problemas para renovar una deuda que es de corto plazo.
"Estamos en campaña y nadie discute el programa económico", opinó la directora de EcoGo, Marina Dal Poggetto. "El Gobierno quiere que el dólar se quede lo más quieto posible para moderar la inflación. En ese camino, las posibilidades de Macri están mejorando. Por otro lado, las chances de Alberto aumentan si se mueve el dólar", analizó la economista. La campaña de Roberto Lavagna avanza también con el foco puesto en esta última posibilidad.
"Si uno mira la historia, hoy el dólar está cerca de su promedio", clarificó Daniel Marx, director de la consultora Quantum y exsecretario de Finanzas, que precisó que ese dólar es más alto en tiempos de pánico y más bajo cuando "hay viento a favor".
"Vamos a dejar de pagar los intereses de las Leliq que la Argentina está pagando todos los días", afirmó Fernández. Fue para explicar cómo haría para financiar la suba de 20% de las jubilaciones que prometió la semana pasada.
"La Leliq es similar al encaje que el Banco Central obliga a hacer a los bancos", definió Daniel Artana, director de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). "Si no hubiera un interés por las Leliq, la tasa que recibirían los depositantes sería más baja o la tasa que pagarían los tomadores de crédito sería más alta", precisó el economista, y agregó: "Está diciendo [Fernández] que va a jorobar a los depositantes o a los tomadores de crédito para gastarlo en otra cosa".
El equipo económico de Fernández precisó ayer que el candidato no quiso decir que no pagará esa deuda, sino que buscó referirse a la elevada tasa de interés que sufren los sectores productivos. Fue un mensaje para los industriales, que suelen criticar el foco que pone el Gobierno en el sector financiero destratando al productivo. Es un discurso que suele escucharse en la Unión Industrial Argentina (UIA).
"Si bien no tiene sentido bajar tasas, porque se dispara el dólar, los bancos se quedan con un tercio de la tasa. Ponen a 70% y pagan 50% de Badlar. Un año más a esta tasa es insostenible", afirmó un economista que prefirió el anonimato.
La intencionalidad de Fernández es la misma que la de Kirchner. Pindonga y Cuchuflito fueron sus adornos días atrás para instalar la caída del consumo antes de conocerse los datos oficiales. Pero no solo eso. "Las segundas y terceras marcas son el marco de una recesión", afirmó el economista. Así, la expresidenta les habló a los consumidores, que el año pasado perdieron más de doce puntos en su poder adquisitivo y restringieron su consumo.
¿Qué pesa más para las pymes? ¿Que Cristina Kirchner las destrate por ser las productoras de segundas marcas o que instale sus problemas de coyuntura? Para la expresidenta es claro: si no, no habría presentado a Cadorna el sábado pasado.
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