Cristina no contestó preguntas sobre los sobornos y dijo que es una perseguida
Una hora y 15 minutos estuvo la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en el juzgado de Claudio Bonadio y no dijo una palabra. Toda su defensa fue por escrito.
Bonadio la había citado a indagatoria en la causa de los cuadernos de las coimas y ella basó su descargo en dos ejes: la denuncia de una presunta persecución política de la que dijo que es víctima desde que Mauricio Macri es presidente y la afirmación de que ni el juez ni el fiscal son competentes para investigarla.
La expresidenta afirmó haber sido víctima de un "forum shopping". Afirmó que deliberadamente se eligió "a dedo" a Bonadio, a quien catalogó como un "juez enemigo", para que llevara adelante esta investigación. También cargó contra LA NACION, que aportó a la Justicia las copias de los cuadernos del chofer Oscar Centeno que desencadenaron las indagatorias y detenciones. Dijo que el periodista Diego Cabot "habría armado un pequeño grupo de tareas" con dos estudiantes de periodismo para analizar el contenido de los cuadernos. Nada dijo la expresidenta de lo que relataban esos cuadernos ni de las confesiones de los arrepentidos que se multiplicaron la semana pasada.
Cristina Kirchner llegó a los tribunales de Retiro, por una puerta lateral, a las 9.40. Estaba citada a las 10. No había militancia esperándola porque ella había pedido específicamente que nadie fuera a acompañarla. Las excepciones fueron Juan Grabois y Eduardo Valdés, dos dirigentes que tienen en común un nexo privilegiado con el papa Francisco y que ofician de voceros informales del Sumo Pontífice en la Argentina.
Valdés es miembro del Parlasur por el FPV y fue embajador argentino ante el Vaticano entre 2014 y 2015. Grabois es el referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep).
Ninguno de ellos llegó en el auto con la expresidenta, pero los dos la acompañaron hasta la antesala del despacho de Bonadio.
Como Cristina Kirchner no contestó preguntas ni quiso hablar en su indagatoria, la audiencia fue breve. Ni siquiera le contestó al fiscal Stornelli su "buen día", cuando el fiscal, ya iniciada la audiencia, se sumó a la indagatoria.
Sentada frente a uno de los secretarios del juez, escuchó las acusaciones en su contra y, acompañada por su abogado Alberto Beraldi -que fue quien anunció la decisión de no responder preguntas-, dejó tres escritos en los que pidió la nulidad del caso, solicitó apartar a Bonadio y a Stornelli del expediente y reclamó que el presidente Mauricio Macri fuera citado como testigo.
Según la expresidenta, tanto Macri como Daniel Angelici (presidente de Boca y un hombre influyente en el mundo judicial) deberán ser citados para que indiquen si han tenido "algún tipo de participación en las supuestas tratativas que precedieron a la incorporación de Ángelo Calcaterra [primo de Mauricio Macri] al programa previsto en la ley 27.304", de protección de testigos e imputados colaboradores.
Uno de los escritos, el de tono más político, aparece como redactado por la expresidenta en primera persona y firmado por ella. Los otros dos, de contenido similar, pero tono más jurídico, por su abogado.
En el primero, Cristina Kirchner negó "de manera terminante" los cargos de los que se la acusa y dijo que desde que Macri asumió la presidencia ella sufre una "persecución judicial". También afirmó que es "absurdo" pretender culpar a Néstor Kirchner del supuesto "sistema de cartelización de la obra pública" en un país que gobierna Mauricio Macri, "hijo de Franco", "primo hermano de Ángelo Calcaterra" y "hermano del alma de Nicolás 'Nicky' Caputo", todos ellos, según la expresidenta, "quintaesencia de la patria contratista". Agregó que es "aún más insólito" que "pueda hacerse aparecer a los empresarios como las víctimas". En relación con la medida tendiente a determinar si el Gobierno tuvo algo que ver con la presentación espontánea de Calcaterra en la causa, la expresidenta también pidió que se obtuvieran las imágenes y los registros de todas las personas que entraron desde el 8 de enero de este año en la quinta de Olivos, la Casa Rosada, la AFI y el Ministerio de Justicia.
La defensa de Cristina Kirchner sostuvo que debía chequearse si era cierto que Stornelli había estado en la quinta de Olivos (algo que en la fiscalía niegan) y si Angelici había asesorado al primo del expresidente para su presentación.
En cuanto al juez y al fiscal, Cristina Kirchner dijo que fueron "elegidos a dedo". Según ella, Bonadio armó un "expediente mellizo" para acusarla de asociación ilícita, un delito por el que ya la investigan en otras tres causas. Para la defensa de la expresidenta, este expediente debería, en todo caso, pasar al juzgado de Julián Ercolini, que instruye una de esas causas y fue a quien Bonadio le remitió un caso anterior.
Todos estos planteos serán analizados ahora por el juzgado, donde muy difícilmente prosperen, y después por la Cámara Federal, un tribunal que también viene siéndole hostil al kirchnerismo.
Similitudes entre los cuadernos y el Lava Jato
El fiscal Federico Delgado aseveró ayer que las maniobras detectadas en Brasil en el marco del Lava Jato y en la Argentina, a partir de la investigación por los cuadernos de las coimas, son similares.
"El parentesco es bastante cercano, son primos hermanos. Se pueden retroalimentar mutuamente. Hay fechas parecidas, protagonistas parecidos y la obra pública en el medio. Seguramente le mandaremos cosas a (Carlos) Stornelli y Stornelli a nosotros", enfatizó Delgado en diálogo con radio La Red.
Delgado consideró que hay una "ola anticorrupción que viene de norte a sur", y se mostró esperanzado de que la Argentina aproveche la oportunidad para un cambio profundo de sus prácticas políticas.