Cristina Kirchner volvió al Senado tras el intento fallido de magnicidio: reforzaron la seguridad
La vicepresidenta recibió a dirigentes y legisladores del oficialismo, pero también a Gregorio Dalbón; el kirchnerismo intentó, sin éxito, convocar a sesión especial este martes
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Tras el fallido intento de atentado contra su vida, Cristina Kirchner volvió este lunes al Senado en medio de mayores medidas de seguridad, que prometen agudizarse para la próxima sesión, y en un clima palpable de tensión política con las fuerzas de la oposición.
Si bien no se informó de manera oficial, la agenda que mantuvo la vicepresidenta en su regreso a la Cámara alta incluyó una reunión con el abogado Gregorio Dalbón, legisladores y dirigentes políticos oficialistas, que desfilaron durante la tarde por su despacho del primer piso del Senado.
Cerca de las 20.30, este diario vio salir por la puerta de senadores a los gobernadores Jorge Capitanich (Chaco) y Axel Kicillof (Buenos Aires) de la Cámara alta. Se especulaba con que uno de los temas que hablaron con la vicepresidenta fue el proyecto de ampliación de la Corte Suprema, que impulsan los mandatarios peronistas y que fue tema del encuentro celebrado horas antes por los caciques provinciales en el Consejo Federal de Inversiones (CFI).
Según pudo saber LA NACION, el sector kirchnerista más radicalizado del Senado presionó para convocar una sesión especial para este martes y replicar, así, lo ocurrido el sábado en la Cámara de Diputados.
Sin embargo, el líder del interbloque del Frente de Todos, José Mayans (Formosa), debió moderar el reclamo de sus compañeros de bancada ante la dificultad en conseguir el número para poder abrir una sesión sin el apoyo de la oposición, que se negó a participar de la reunión.
Fuentes legislativas confirmaron a este diario que Mayans se comunicó en la noche del domingo con el jefe de la bancada radical, Luis Naidenoff (Formosa), para manifestarle la intención de su bloque de convocar a una sesión especial para este martes.
La respuesta de Naidenoff fue tajante. Rechazó cualquier posibilidad de sumar a Juntos por el Cambio a una jugada de ese calibre después del tenor de los discursos oficialistas que se escucharon el viernes en la movilización a Plaza de Mayo y la tarde del sábado en el recinto de la Cámara baja, que no hicieron más que agravar el enfrentamiento del kirchnerismo con la oposición.
Además, Naidenoff le recordó a Mayans que los senadores ya habían manifestado su respaldo a la vicepresidenta en la declaración conjunta que leyó el secretario parlamentario, Marcelo Fuentes, apenas unas horas después del fallido atentado, casi al filo de la medianoche del jueves.
“Los bloques e interbloques del Senado de la Nación expresan su enérgico repudio y reclaman el esclarecimiento del intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner ocurrido esta noche en las puertas de su domicilio”, rezaba el pronunciamiento de los senadores que mereció el elogio de los legisladores oficialistas por la predisposición de la oposición para sumar su apoyo y en el que, además, se instaba a toda la dirigencia política “a buscar todos los caminos que conduzcan a la paz social”.
A pesar del silencio oficial, LA NACION pudo ver a Dalbón ingresar al despacho de Cristina Kirchner poco antes de las 17.30. Más temprano, el abogado había anunciado su intención de que la vicepresidenta participe como querellante en la causa que busca esclarecer las circunstancias y motivaciones que llevaron a Fernando Sabag Montiel a intentar atentar contra su vida.
Por el momento, los hábitos de la dotación de seguridad en el Senado no han cambiado de manera radical, aunque se pudo percibir un celo y tensión mayor al habitual entre el personal que vigila la Cámara alta.
De hecho, la vicepresidenta volvió a usar este lunes los mismos accesos que utilizaba hasta el intento de atentado del jueves pasado en la puerta de su departamento del barrio de Recoleta.
Ingresó poco antes de las 16 en un automóvil por el acceso vehicular que está debajo de la explanada del Congreso. A la salida, lo hizo por la salida que da a la esquina de Hipólito Yrigoyen y Entre Ríos. Es el mismo que usa casi siempre y en el que se pudo ver a un puñado de adherentes, no muchos más de 20, desde que el fiscal Diego Luciani pidió 12 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, semanas atrás.
Sin embargo, este lunes esa vigilia había desaparecido, tal como ocurrió con los militantes que se concentraban en la puerta del domicilio particular de Cristina Kirchner.
Eso sí, fuentes legislativas comentaron a LA NACION que en los próximos días, sobre todo de cara a una eventual futura sesión, habrá una reunión para coordinar medidas más estrictas en el control en la circulación y en el control de los accesos al palacio legislativo, en particular los pasos internos con la Cámara de Diputados, y al recinto.
Lo que era indudable es que el escenario empezó a cambiar en el Senado tras los hechos de la semana pasada. Empleados de seguridad en estado de tensión, alerta y de permanente asamblea y mayor celo en el control del derrotero que suele recorrer la vicepresidenta en sus escasos desplazamientos por el edificio fueron una marca registrada de los nuevos tiempos en el regreso de Cristina Kirchner al Senado tras el intento de atentado en su contra.
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