Coronavirus en la Argentina: Cristina Kirchner sostiene una tregua cargada de tensión en el Senado
Luego de que el Senado celebrara seis sesiones en las últimas ocho semanas, Cristina Kirchner decidió poner en pausa su ofensiva legislativa contra el macrismo y, así, el duro conflicto que oficialismo y oposición venían protagonizando en la Cámara alta ingresó en una suerte de tregua provisoria.
Sin embargo, el clima de tensión permanece latente y podría volver a instalarse en la Cámara alta esta misma semana con el traslado a estrados judiciales de la disputa política y el inminente vencimiento del protocolo que reguló las sesiones remotas a partir del establecimiento del aislamiento social preventivo y obligatorio.
Según confiaron voceros opositores a este diario, el interbloque de Juntos por el Cambio, que conduce el radical Luis Naidenoff (Formosa), se prepara para impugnar ante la Justicia la aprobación del proyecto de ley que crea una comisión bicameral para investigar los créditos otorgados por el Banco Nación a la empresa Vicentin durante la administración de Mauricio Macri.
El interbloque opositor sostiene que la iniciativa, aprobada el 24 de junio último, no reunió la mayoría agravada de dos tercios que exige el reglamento del Senado para la creación de nuevas comisiones, como la impulsada por Oscar Parrili, senador por Neuquén y alter ego legislativo de Cristina Kirchner.
Pese a los cuestionamientos de la oposición, Cristina Kirchner ya giró a Diputados el proyecto de creación de una comisión bicameral para investigar los créditos dados a Vicentin durante el macrismo
La vicepresidenta, en tanto, hizo oídos sordos a las quejas de la oposición y ya giró el texto a la Cámara baja. Sostiene, como lo hizo el bloque del Frente de Todos, que conduce José Mayans (Formosa), que los proyectos de ley, salvo aquellos sobre materias taxativamente establecidas en la Constitución, se aprueban por simple mayoría.
Por otro lado, y tras su aprobación por unanimidad en el pleno del cuerpo el 13 de mayo último por un plazo ce 60 días, el próximo domingo vencerá el protocolo que reglamentó la realización de sesiones virtuales, el cual limitó los temas a tratar en sesiones a distancia a aquellos relacionados con la pandemia de coronavirus.
Luego de haberlo incumplido el protocolo en reiteradas oportunidades siguiendo precisas instrucciones de Cristina Kirchner, el bloque del Frente de Todos no se muestra muy dispuesto ahora a prolongar el acuerdo y apunta a romper el corset pandémico establecido en mayo.
A pesar del malestar que reina en Juntos por el Cambio por los que consideran el "revanchismo" y el "maltrato" con el que Cristina Kirchner conduce el Senado, en la oposición reconocen que los números le juegan en contra y que, con 41 senadores propios más dos aliados, el Frente de Todos podrá imponer nuevas reglas de juego.
De hecho, ya lo viene haciendo desde que, en apenas la tercera sesión remota, decidió desconocer los límites del protocolo. Aquella reunión fue la del 4 de junio último; en ella, el Frente de Todos incluyó la derogación del decreto de necesidad y urgencia del gobierno de Macri que dejó bajo la órbita de la Corte Suprema el control de las escuchas judiciales. En rechazo, la oposición se desconectó de la videoconferencia, actitud que tomaría en la siguiente sesión.
Desde entonces, el Senado se movió al ritmo frenético que le impuso la vicepresidenta, con una agenda centrada más en los intereses políticos de Cristina Kirchner que en la realidad social que vive el país.
Hay quienes creen que la vicepresidenta busca ganar tiempo hasta que se venza el protocolo de sesiones virtuales. Otros, que medió un pedido de su hijo, Máximo Kirchner, que necesita consensuar una agenda con la oposición en Diputados
Esa ofensiva vertiginosa paró la semana pasada. Tanto la duración como, sobre todo, las razones que provocaron este armisticio temporal son ahora motivo de debate en el Senado.
Hay quienes creen que la vicepresidenta solo busca ganar tiempo hasta que se venza el protocolo de sesiones virtuales. Otros, sostienen que medió un pedido del oficialismo de la Cámara de Diputados, más precisamente de su hijo, Máximo Kirchner, ante la necesidad de consensuar con la oposición una agenda de temas a tratar, acuerdo político que los modos de la vicepresidenta en cada nueva sesión remota no hacían más que complicar.
En el medio de estas dos posiciones se ubican los voceros oficialistas que aseguran que la ofensiva se detuvo por pedido del presidente Alberto Fernández para dar una señal más a favor del endurecimiento de la cuarentena. Es el escenario menos creíble. Nadie tiene dudas de que al Senado lo maneja Cristina Kirchner.
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