Cristina Kirchner rodeó de misterio su gira en París
PARIS.- Con toda sutileza y distintas palabras, las tres personalidades francesas que la recibieron ayer en reuniones sin agenda apuntaron a lo mismo: ¿va a ser candidata o no?
Y como Cristina Fernández de Kirchner respondió con aquello de que "hasta julio o agosto no habrá campaña en la Argentina", la socialista Ségolène Royal, célebre por su estilo directo, le contestó: "Bueno, cuando empiece, llamame". Fue el punto final del esperado diálogo.
Sin reflejo en la prensa local, la llamada gira de "instalación internacional" de la posible candidatura de Cristina Kirchner ingresa hoy en su segundo día sin confirmarse aún el otro plato fuerte: la cita con el ministro de Interior y candidato favorito para las elecciones de mayo, el derechista Nicolás Sarkozy. En la comitiva de la primera dama aseguran que "no habrá problemas".
Fue con Royal, sin embargo, con quien se intentó llegar más lejos en el complejo ejercicio de deslizar algo sin afirmarlo. "Tenemos una amiga en común que ya es presidenta, ¿viste?", disparó la senadora Kirchner, en admirativa referencia a la chilena Michelle Bachellet.
Apelaron, entonces, a la coincidencia del terreno común: "Es el tiempo de la mujer", dijo Royal; "el siglo de la mujer", se entusiasmó Kirchner.
Fue al término de 25 minutos de charla sin agenda en la que la senadora llevó la voz cantante y que causaron cierto desconcierto en el comité de campaña. "¡Ay, no alcanzarán las sillas!" Casi se desmaya Claude, el secretario de prensa de Ségolène ante la comitiva de 20 personas que, entre cámaras de la presidencia argentina, llegó con la senadora.
"No preveíamos tanta gente", añadió, asombrado ante la llegada de las dos camionetas con las que se desplaza la delegación.
Junto con la senadora Kirchner llegaron también el canciller Jorge Taiana y el embajador Eric Calcagno. Tuvieron que subir por tandas o por la escalera hasta el tercer piso alquilado en plena rive gauche : el ascensor de la discreta oficina en que Ségolène se preserva de los "elefantes" de su partido no dio abasto.
El cuartel socialista no hizo comentarios. "No hay nada que decir. Será el embajador argentino el que hable", se atajó Claude. El embajador Calcagno no dijo nada, pero fue la senadora Kirchner, feliz tras haber logrado el primer objetivo de comparecer con Ségolène, la que tuvo un encuentro informal con medios argentinos.
"¡Tenía tantas ganas de conocerte!", dicen que le dijo, traductor mediante, al empezar la conversación. La otra pregunta vino al caer la tarde y, en este caso, por el premier francés, Dominique de Villepin: "¿Qué tal las elecciones en la Argentina?", disparó, risueño, al término de un encuentro, también sin temario y fuera de su agenda oficial.
Kirchner repitió lo mismo: que hasta julio o agosto no se sabe. Tras intercambiar elogios políticos, Villepin la acompañó hasta la puerta, donde desoyó los pedidos de la prensa de hacer comentarios.
En el medio, el simpatiquísimo ministro de Cultura, Donnedieu de Vabres, quien la agasajó con un almuerzo en pleno corazón del Palais Royal, dejó flotando lo de la candidatura. "Trato de no hacer preguntas incómodas a mis huéspedes, pero todos somos apasionados de la política, ¿no?", comentó después.
Fue justamente la condición de la visitante, como integrante del Poder Legislativo, y el carácter de "cortesía" de sus citas lo que puso límite a lo que en ellas se habló.
Villepin, por caso, habría manifestado interés del gobierno francés por colaborar con el argentino en un acuerdo con los acreedores del Club de París, pero no se fue más allá. También habria pedido que el ex marino Alfredo Astiz (que tiene una causa penal por el crimen de dos monjas francesas durante la dictadura) purgue su condena en una cárcel común.
Fuentes argentinas aseguraron que, en todos los casos, los encuentros fueron "muy positivos" y que se elogió la situación argentina en materia de derechos humanos.
No hubo mención ni de la desaparición del testigo Julio López, que disparó aquí una dura discusión entre asociaciones de derechos humanos y un reclamo directo en esta ciudad al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde (de lo que se informa por separado).
Hoy será el día de la actividad alrededor de la cual se montó el viaje: la firma del convenio contra la desaparición de personas.
Kirchner se reencontró con el saliente Villepin y conoció a la candidata que logró revolver la vida política francesa. Las dos se desearon suerte. Ségolène tomó de su escritorio un pajarito de cristal y lo depositó en manos de la senadora. "Llevate algo mío", dicen que le dijo. Kirchner, a su vez, le obsequió un recuerdo de plata y rodocrosita.
"Me encantó la reunión y me encantó lo que me regaló Ségolène", dijo, al salir, con el pajarito de cristal en la mano. La prensa de Presidencia se llevó las fotos del ansiado encuentro. Los 25 minutos que más expectativas abrieron en la gira ya habían pasado.
La prensa francesa
- PARIS (De una enviada especial).- Uno de los problemas que, hasta ahora, tiene la gira de "instalación" de Cristina Kirchner es la falta de eco en la prensa francesa, tarea en la que pone empeño la embajada argentina en esta ciudad. El almuerzo de ayer en el Ministerio de Cultura contó como invitado a un representante del diario Le Figaro, uno de los más leídos en territorio galo. La expectativa oficial es, sin embargo, que la firma, hoy, del Convenio contra la Desaparición de Personas, tenga reflejo en medios locales.
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