Cristina Kirchner prolonga su silencio y el Gobierno lo entiende como un “aval pragmático” al plan Batakis
No está previsto un nuevo acto de la vicepresidenta esta semana; en el entorno de Alberto Fernández interpretan que, al no oponerse, apoya el “mensaje a los mercados”; persiste la inquietud
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“Pedirle a Cristina que milite los anuncios de [Silvina] Batakis es ingenuo. Pero también es ingenuo pensar que su silencio no es un aval”. La interpretación del mutismo que adoptó la vicepresidenta tras el mensaje fiscalista de la ministra de Economía viene de un estrechísimo colaborador de Alberto Fernández. Es una presunción que comparte buena parte del entorno presidencial, que lee en la actitud de la exmandataria un “giro pragmático” para frenar una espiral inflacionaria imposible de domar.
Por lo pronto, según pudo saber LA NACION, Cristina Kirchner no tiene previsto realizar un acto esta semana como hizo en las tres anteriores. Todo puede cambiar, pero esa “no agenda” es un dato en sí mismo. Quienes estuvieron cerca del Presidente aseguran que entre él y la vicepresidenta todo sigue “tranquilo”. El acuerdo entre ambos sería más de forma que una resolución a las diferencias de fondo que persisten entre los dos.
Un importantísimo funcionario que dialogó con Batakis en las horas previas al anuncio del lunes aseguró a LA NACION que la flamante ministra expresó su voluntad de hablar con Cristina acerca de lo que iba a comunicar. “Se supone que Cristina sabía de las medidas y que ahora no debería reaccionar. Pero es solo una suposición”, dijo, luego de que Batakis afirmara que “no se va a gastar más” de lo que el Estado tiene. Otro colaborador de la Casa Rosada también dejó entrever que la ministra de Economía mantiene interlocución con la vicepresidenta.
El clima en el gobierno es, sin embargo, de desconcierto. Nadie que haya hablado con el Presidente en las últimas horas comprende cabalmente hasta dónde llega la tregua que selló con Cristina Kirchner, ni cuánto puede durar. En el manual del kirchnerismo figura que nadie puede ser exégeta de la vice. Ni de sus palabras ni de sus silencios.
“¡¿Qué va a decir Cristina?! Si habla tiene que dirigirse a su electorado, hablarle a los propios y ese mensaje puede ser muy complicado en este momento”, dijo una persona que se mantuvo cerca de Fernández en las últimas horas.
“Sincera y sencillamente”
Antes del reencuentro con Fernández, el día de la renuncia de Martín Guzmán, Cristina dijo en Ensenada que “sincera y sencillamente” no creía que el déficit fiscal “sea esa la causa de la inflación estructural”. Pero a la salida del ministro de Economía sobrevino un fuerte tembladeral financiero acompañado por una pronunciada remarcación de precios (en el oficialismo no descartan que la inflación de julio supere los 6 puntos). La coyuntura se agravó seriamente. “Ella puede ser muy pragmática también. ¿O no fue pragmática cuando eligió a Alberto para Presidente?”, dijo un funcionario que conoce de cerca tanto a la exmandataria como a Fernández
Y analizó: “Nadie sabe qué puede hacer Cristina, pero todo indica que el encono con Guzmán era más personal que económico. Era sabido que cualquiera que viniera iba a tener que hacer lo mismo que Guzmán o inclusive más inclinado a la ortodoxia. Ella misma tuvo que devaluar en 2014. Por entonces la inflación estaba en torno al 20%. Hoy ya estamos hablando del 80%”. Era una alusión al “fabregazo”, el salto devaluatorio que habilitó el extitular del BCRA Juan Carlos Fábrega, con Axel Kicillof como ministro de Economía. Y agregó: “Es sabido por ella y por todos que si no se apoya al Gobierno en este momento se puede poner feo. Ahora hay que ver si con el silencio alcanza”.
La convicción que crece en muchos despachos oficiales (conforme vuelve a subir el dólar blue) es que el efecto positivo que tuvieron los anuncios fiscalistas de Batakis -que en definitiva fueron una ratificación de las cláusulas acordadas con el FMI- puede diluirse con las horas si no reciben el sello de “garantía de confianza” de los socios políticos del Frente de Todos.
Ayer, Eduardo “Wado” De Pedro se reunió con Batakis. Se dejó trascender que lo hizo únicamente a los fines de la transición en la secretaría de Provincias que ella dejó vacante. La preocupación por la inestabilidad económica está en todas las conversaciones de la alta política. Del encuentro no hubo foto. El ministro del Interior no quería que se interpretara que la funcionaria, por haber trabajado bajo su órbita, ascendió al Palacio de Hacienda por sugerencia suya.
Los anuncios de Batakis son muy incómodos para el kirchnerismo. Si bien La Cámpora y el Instituto Patria hasta ahora se llamaron al silencio, en los últimos días dejaron trascender que la elección de la ministra no fue un “dedazo” de la vicepresidenta sino una decisión de Fernández. Y que el apoyo político está condicionado al plan económico que exhiba en la práctica.
Los actores del ecosistema kirchnerista más intransigentes ya se pronunciaron. El líder de MTE, Juan Grabois, dijo que “Batakis tiene la oportunidad de ser la Domingo Cavallo de estos tiempos o de resolver los problemas de la gente”. Y el líder de la CTA, Hugo Yasky, advirtió que la ministra “habló a los operadores financieros, a los representantes de los grandes monopolios y empresas del país” y no a las familias. Los movimientos sociales y la CGT, en tanto, están en estado asambleario. Ya se anunciaron jornadas de movilización.
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