El gesto de Cristina Kirchner cuando el Presidente pidió que la Justicia investigue el intento de magnicidio en su contra
La vicepresidenta, que volvió al recinto tras el intento de magnicidio, la condena en la causa Vialidad y la ruptura del bloque oficialista, recibió a Fernández con un beso y mostró buena sintonía con la titular de Diputados
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Sonriente, vestida de rosa, con un abanico y el tradicional rosario que suele llevar en cada aparición, la vicepresidenta Cristina Kirchner dio inicio a la apertura de sesiones cuando Alberto Fernández se encontraba todavía en la Casa Rosada. Lo hizo escoltada por la titular de Diputados, la massista Cecilia Moreau, y por la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala.
“Las tres, viste, un aplauso. La primera vez que somos todas mujeres”, pidió la dirigente en la intervención con que inició una jornada en la que se mostró seria en el momento en que el mandatario pidió a la Justicia que se esclarezca el atentado en su contra, pero en la que también tiró besos y marcó simpatía con los legisladores oficialistas e invitados especiales. Ante el discurso estuvo impávida.
Llegada al Congreso unos minutos antes, cerca de las 11.45, y escoltada por un importante operativo de seguridad, la titular de la Cámara alta se puso por primera vez al frente del recinto después de que intentaran asesinarla afuera de su domicilio en Recoleta, en septiembre del año pasado, y también luego de ser condenada en la causa Vialidad, en un momento en que el kirchnerismo presiona para que el oficialismo entero se manifieste contra lo que considera una “proscripción” contra su máxima referente.
Asimismo, inició la sesión ante la nueva conformación de la Cámara alta, con el desprendimiento de cuatro senadores del bloque del Frente de Todos que se unieron a Alejandra Vigo en Unidad Federal.
A Fernández lo recibió con un beso, a las 11.30, en la puerta del Congreso, frente a la alta expectativa que había en cuanto al reencuentro entre ambos, en un momento de alta tensión en la coalición. Lo acompañó a firmar el libro de ambas cámaras y siempre marcó cercanía con Moreau, alfil de Sergio Massa en Legislativo y de buena sintonía con su hijo, Máximo Kirchner.
Descontracturada, se río cuando Fernández le ofreció agua de su botella, pero le pidió que la dejara sobre la mesa, instantes después de hablar al oído con Ledesma Abdala, la esposa de Gerardo Zamora, el gobernador de Santiago del Estero aliado al kirchnerismo.
Con seriedad recibió las palabras del Presidente cuando en los tramos más tempranos de su discurso transmitido en cadena nacional solicitó que se profundice la investigación por el intento de magnicidio contra ella. “Le pido a la Justicia que actúe con la misma premura con la que archiva causas contra empresarios poderosos”, marcó Fernández, en un gesto hacia su vice.
Tras destacar el mandatario su postura “moderada”, que le critican desde la terminal K del Frente de Todos, dijo estar “al lado de Cristina cuando es perseguida injustamente” y enfatizó en “que la Justicia argentina vuelva a abrazar el Derecho”. Hasta ese tramo todavía no había mencionado el término “proscripta”.
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