Cristina Kirchner dijo que en Venezuela “no hay diablos ni ángeles”, pero le pidió a Maduro que muestre las actas de la elección
La expresidenta habló desde México tras una semana de silencio; cargó contra Milei y el macrismo por “utilizar las relaciones internacionales para la política interna”; en cambio, elogió a Lula, López Obrador y Petro; permanecerá fuera del país hasta el miércoles
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Después de haber guardado silencio casi una semana, incómoda mientras se multiplicaban las acusaciones de fraude electoral en Venezuela, Cristina Kirchner salió a reclamar finalmente este sábado al Consejo Nacional Electoral (CNE) de ese país que “por el legado de Hugo Chávez publique las actas” del escrutinio. Lo hizo desde México, donde fue la oradora de cierre de un seminario y apeló a un discurso cargado de ironías contra los “demócratas que surgen como hongos” para denunciar la “dictadura” bolivariana. Paradójicamente, no mencionó a Nicolás Maduro en toda su intervención.
Tampoco se refirió directamente al presidente Javier Milei, pero pareció reprocharle que “utilice las relaciones internacionales para la política interna”. El kirchnerismo sostiene que el posicionamiento del Gobierno argentino contra Maduro le impidió gestionar un salvoconducto para los asilados en la embajada argentina en Caracas, donde incluso fue izada la bandera de Brasil. En esa misma línea, Cristina Kirchner pidió “actuar con responsabilidad”, con el objetivo de “alejar de nuestra región cualquier conflicto que altere la paz”.
Sin embargo, la expresidenta se despachó con cuestionamientos a la oposición venezolana. Dijo con tono irónico que estaba contenta de que María Corina Machado haya salido de la “clandestinidad” para encabezar una marcha este sábado en Caracas y afirmó que “en Venezuela no hay diablos ni ángeles”. También la emprendió contra la Organización de Estados Americanos (OEA), que a su juicio “murió en la guerra de Malvinas”, y arremetió contra el gobierno de Cambiemos en la Argentina (2015-19) porque “entregó armas a Bolivia cuando derrocaron a Evo Morales”.
Al pivotear en la idea de que la grave crisis que atraviesa Venezuela no se debe solamente a la deriva autoritaria de Maduro, Cristina Kirchner también puso sobre la mesa el bloqueo comercial decretado por Estados Unidos en 2014 y el aumento de la violencia desde 2019 “cuando de la Asamblea Nacional surge el presidente de facto (por Juan Guaidó) que recorrió el mundo juntando dólares y euros”. En una diagonal discursiva, la expresidenta reivindicó a Hugo Chávez como el primer presidente “parecido a su pueblo” en la región, pero ni siquiera mencionó a Maduro.
Se trató de una justificación histórica por parte de Cristina Kirchner: la sociedad política y comercial del kirchnerismo con el chavismo proliferó desde 2003 al calor de los petrodólares de Caracas y registró algunos episodios ligados al financiamiento de campañas electorales, entre ellos el de la valija de Guido Antonini Wilson. Pero ahora, veinte años después de aquel pacto que selló Néstor Kirchner, la expresidenta inició un proceso de despegue de Venezuela y se alineó con Brasil, México y Colombia, cuyos presidentes pregonan el “principio de no injerencia en los asuntos internos”.
“Comparto el comunicado que el primero de agosto firman AMLO, Lula y Gustavo Petro”, dijo Cristina Kirchner desde el distrito federal mexicano, donde habló ante dirigentes del partido Morena, que lidera Andrés Manuel López Obrador y que se encamina a un recambio de liderazgo con la presidenta electa Claudia Sheinbaum. En la nueva postura de la expresidenta también incidió Sergio Massa, que desde el Frente Renovador se despegó de Maduro, lo que se plasmó en un comunicado del bloque de diputados nacionales de Unión por la Patria (UP) que también le pidió al CNE venezolano que publique las actas del escrutinio.
En su pronunciamiento, Cristina Kirchner explicó que si bien la demora del CNE puede deberse al “hackeo” al que denuncia haber sido sometido, cuando amplió la información sobre la reelección de Maduro dejó en evidencia que también cuenta con documentos de soporte que tendría que exhibir ante la comunidad internacional. “Si están las actas que fueron firmadas y remitidas al CNE, desde acá les pido, por el propio legado de Hugo Chávez, que se publiquen para que todos puedan escrutar”, dijo sobre el cierre de su discurso, que se extendió por una hora.
“Tenemos que abordar el problema de Venezuela”, había afirmado minutos antes, a sabiendas de que se esperaba su pronunciamiento político. En ese punto, rechazó los señalamientos por antidemocráticos a las fuerzas que no se alinean con la oposición venezolana y sostuvo que el peronismo puede hablar en su condición de espacio que “ha sido derrocado por dos golpes militares”. Allí apeló a la ironía política, al afirmar que “después de la lluvia salen los hongos demócratas, que hablan de dictadura”.
Inmediatamente cargó contra la administración de Mauricio Macri, a la que acusó de haberle entregado armas a quienes derrocaron a Evo Morales en Venezuela, y focalizó sobre la visita de seis diputados libertarios a militares detenidos por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura. “Y se llevan un proyecto en mano para eximirlos de los delitos de lesa humanidad. ¡Estos son los que dicen que hay dictadura en Venezuela!”, enfatizó. A Milei le dedicó una referencia elíptica: “Hay que diferenciar las relaciones internacionales de la política doméstica, al que le quepa el sayo que se lo ponga”, sostuvo.
En su paso por México, Cristina Kirchner también aseguró que “el partido militar que antes hacía los golpes de Estado” se manifiesta actualmente en el “partido judicial”, en referencia al Poder Judicial, al que acusó de perseguirla y de estar “cooptado por los grupos económicos y los medios hegemónicos”. En la misma línea cargó contra la Corte Suprema, cuyos integrantes tienen “cargos vitalicios”, en lo que a su juicio constituye una “rémora monárquica”. Agregó: “La familia judicial en algún momento se parece más a la famiglia realmente”.
Incluso justificó la designación que hizo de Alberto Fernández como candidato a presidente en 2019 porque según ella se había montado un operativo judicial en su contra. “Todavía hay gente que pregunta por qué lo puso y no fue ella; la verdad es que necesitamos gente que pueda leer mejor la política”, sostuvo, en tono de reproche al interior del peronismo. En otro pasaje de su discurso, Cristina Kirchner dijo que “China es que está a punto de convertirse en la primera economía mundial sin tirar un solo tiro” y afirmó que ahora el mundo tiene “dos nortes”, en referencia a Estados Unidos.
La comitiva
La expresidenta habló desde la ciudad de México en un foro al que fue invitada por el partido Morena, que lidera AMLO, sobre sus “propuestas para el futuro de la región”. El comienzo se demoró más de una hora porque la comitiva quedó atascada en el tránsito del distrito federal. La expresidenta estuvo acompañada por los senadores nacionales Oscar Parrilli y Anabel Fernández Sagasti. Y por las intendentas bonaerenses Mayra Mendoza (Quilmes) y Mariel Fernández (Moreno). También fue de la partida la exdiputada Claudia Bernazza.
Anoche, Parrilli -el presidente honorario del Instituto Patria- y Fernández Sagasti disertaron en el Senado mexicano sobre “la persecución judicial contra Cristina, puntualmente de la no resolución de la investigación judicial del atentado en cuanto a la financiación”, indicaron las fuentes consultadas. El foro fue denominado “La judicialización de la política contra los proyectos del pueblo”. Cristina Kirchner y su comitiva permanecerán en México hasta el próximo miércoles, cuando emprenderán el regreso a Buenos Aires.
Antes de que hablara Cristina Kirchner, los distintos sectores del peronismo empezaron a tomar distancia de Maduro. Lo hicieron por medio de comunicados en los que reclamaron al gobierno chavista que publique las actas del escrutinio, la misma demanda que esgrimieron otros espacios de la política argentina refractarios al régimen bolivariano. El giro del amplio conglomerado de UP no deja de ser paradójico, dada la sociedad histórica del kirchnerismo con Caracas.
La primera demostración de esa nueva línea corrió por cuenta del Frente Renovador de Massa. El partido que conduce políticamente el exministro de Economía reclamó que “el pueblo venezolano tenga acceso a una verificación clara y precisa” de los resultados de las elecciones del domingo pasado y se exhibió crítico de un “régimen que no respeta los derechos humanos”.
Más ruido interno provocó el comunicado del bloque de diputados nacionales de UP, redactado a puertas cerradas por el jefe de la bancada, Germán Martínez, y un puñado de legisladores que integran la comisión de Relaciones Exteriores, entre ellos Santiago Cafiero y Lorena Pokoik. En una postura inédita para diputados acostumbrados a seguir a pie juntillas la línea del kirchnerismo, el bloque sostuvo que Maduro es “el responsable de garantizar que el escrutinio sea transparente, con el correspondiente conteo de votos y exhibición de las actas ante veedores de las fuerzas políticas nacionales e internacionales”.
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