En un reencuentro sin reconciliación, Cristina Kirchner le dijo a Alberto Fernández: “Te pido que a la lapicera la uses”
El Presidente y su vice compartieron un acto en Tecnópolis por los 100 años de YPF; tras el discurso de ella, él le respondió con un llamado a la unidad
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Hacía 95 días que Alberto Fernández y Cristina Kirchner no se veían. La puesta en escena en Tecnópolis por los 100 años de YPF achicó la distancia física entre los dos y rompió una incomunicación de tres meses. Pero no hizo que resuelvan sus diferencias de fondo, ni que se reconcilien. Ella le reclamó que “use la lapicera” y que no cuide solo los intereses de los grandes empresarios. Entonces él hizo a un lado el discurso que había escrito y le respondió que está entre los que defienden a las mayorías. Cuando el acto terminó, se fueron por separado.
En lo gestual, el encuentro fue ameno arriba y abajo del escenario, según describieron los testigos. En algún momento, incluso, intercambiaron comentarios, se rieron y se tomaron de la mano. Pero en sus discursos ambos se pasaron fuertes mensajes, algunos muy directos.
Al principio, Cristina proyectó un video del exministro de Economía Nicolás Dujovne y provocó la risa del Presidente. Pero luego su alocución fue creciendo en intensidad. Hasta que se dirigió directamente a Fernández. “Hay que sentarse, no como amigos, sino pidiéndole a las empresas que devuelvan algo al país. Hay un deporte nacional de apoderarse de las reservas del Banco Central. Yo te dije la otra vez, Alberto, que vos tenías la lapicera. Lo que te pido es que la uses”, exclamó y se quedó casi sin voz.
Hacía tiempo que un acto no juntaba a importantes figuras del kirchnerismo con los funcionarios de confianza de Fernández, además de gobernadores, intendentes, legisladores y empresarios. Hubo, sin embargo, dos ausencias que se sintieron. No estuvieron ni Máximo Kirchner ni Sergio Massa, que fue a un acto en Moreno. “Se quedó tomando mates con los vecinos y se hizo tarde”, dijeron cerca del líder del Frente Renovador.
El Presidente y su vicepresidenta coincidieron al menos 15 minutos en el vip que se ubicó detrás del escenario que montó YPF. Allí, se había armado un espacio reservado para ellos. Charlaron de la historia de Tecnópolis, criticaron a Mauricio Macri e hicieron comentarios sobre la petrolera estatal. Todos temas de ocasión.
Cuando se subieron, en la platea hubo un aplauso que se extendió en el tiempo. El recurso pareció descomprimir la escena, cuando muchos dirigentes intentan -sin mucho éxito- que haya una pacificación en el Frente de Todos.
En uno de los momentos más álgidos, Cristina aludió, sin nombrarla, a la firma Techint. La vicepresidenta habló del gasoducto Néstor Kirchner y a la relación del Gobierno con la empresa, que interviene en la extracción de gas de Vaca Muerta y en la obra civil, todavía no iniciada, para trasladar ese gas. “Hay que sentarse, no como amigos”, afirmó. “Hay que pedirles que devuelvan... Hay que pedirles que las chapas de laminado las fabriquen acá. Que pongan la línea de producción en la Argentina si han ganado fortuna, Alberto”, le enrostró. El Presidente, días atrás, se había reunido con el CEO de la empresa, Paolo Rocca.
A su turno, Fernández reveló que había traído un texto escrito, pero que no lo iba a leer. Los dichos de Cristina lo llevaron a improvisar. “Como dijo Cristina, gobernar es administrar el conflicto. Hay quienes defendemos los intereses populares y quienes defienden los intereses de unos pocos”, dijo en tono de respuesta.
“En la charla que tuve el otro día con el presidente de Techint… para hablar sin eufemismos… le planteé que hagan su aporte. Ganar no es indecente, lo indecente es que la ganancia quede en manos de unos pocos y se extienda la pobreza en millones”, respondió Fernández a la vicepresidenta. Y volvió a pedir “aunar esfuerzos y trabajar en la unidad”.
El Presidente citó a Luis Alberto Spinetta -”esta vena hippie mía a Cristina no le gusta”, bromeó- cuando dijo “Mañana es mejor”. Marcó un contraste porque, fiel a su estilo, la vicepresidenta había resaltado varias veces las medidas de los 12 años de kirchnerismo.
En el entorno de Fernández aseguraron que el Presidente “dijo mucho de lo que había llevado escrito”. El solo hecho de haber preparado sus palabras denotó la sensibilidad de la ocasión para el jefe de Estado. “Estaba bien y conforme”, comentó un colaborador que se fue de Tecnópolis junto al Presidente.
Fernández recordó un libro que él le había regalado a ella cuando Néstor Kirchner acababa de asumir la presidencia. “En torno a lo político”, de Chantal Mouffe, pareja de Ernesto Laclau, que según relató el Presidente, alude a qué intereses quiere defender cada uno.
El evento
El acto fue organizado enteramente por YPF, y los pormenores corrieron por cuenta del área de Asuntos Corporativos, Comunicaciones y Marketing, a cargo del camporista Santiago “Patucho” Álvarez. Era un evento institucional de una compañía que cumple 100 años, aunque en un escenario por demás significativo para el kirchnerismo. Devino en un encuentro de alto voltaje político.
En las primeras filas se sentaron ministros, gobernadores de las provincias petroleras, diputados y senadores. El canciller Santiago Cafiero; el ministro de Economía, Martín Guzmán y su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas -los funcionarios más cuestionados por La Cámpora- se ubicaron con el resto del gabinete en el lado izquierdo de la platea. Al Procurador del Tesoro, Carlos Zannini también se lo vio en ese sector. Del otro lado se sentaron (todos juntos) los senadores kirchneristas Parrilli y Anabel Fernández Sagasti, el gobernador Axel Kicillof y su ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque, y la diputada Cecilia Moreau, que esta semana pidió reemplazar al titular del Palacio de Hacienda. Entre los invitados hubo dueños de las compañías del sector y empresarios de medios.
Al término del encuentro, en Tecnópolis se ofreció un recital de Tini Stoessel, Damas Gratis, Turf y Soledad para empleados y familiares de la petrolera.
Según pudo reconstruir LA NACION, Patucho cursó la invitación a Presidencia el miércoles al mediodía y la Casa Rosada dijo que sí. Por entonces en Balcarce 50 no sabían quiénes iban a ser todos los invitados, mucho menos si iría o no Cristina. Solo se imaginaban que iba a ser una convocatoria amplia y relevante y que la foto podía colaborar con la tranquilidad del Frente de Todos.
Ayer, pasadas las 16, Cristina le confirmó a los organizadores su presencia. Y todo adquirió otro color, porque lo que iba a ser un acto más se había transformado en el gran reencuentro luego de tres meses de guerra fría. Fue imposible una coordinación para aparentar unión. A pesar de que en el oficialismo muchos promueven terminar con la dinamita verbal, Cristina y Fernández no pueden disimular sus profundas diferencias.
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