Cristina Kirchner sugiere que le interesa resolver la crisis económica antes que volver a ser presidenta
Fue en una reunión a puertas cerradas en el Senado con curas villeros y religiosas laicas; por allí desfilan funcionarios y dirigentes en busca de definiciones; a la vicepresidenta se le quiebra la voz
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En su primera aparición pública después del intento de magnicidio del que fue víctima, Cristina Kirchner se mostró dispuesta a buscar los consensos necesarios para salir de la crisis económica -dijo que la Argentina no tiene moneda, en lo que se puede leer como una crítica a la gestión de Alberto Fernández-, pero volvió a cargar las tintas sobre el supuesto discurso de odio que sus seguidores le adjudican a la oposición y a los medios de comunicación.
La vicepresidenta también sugirió que en esta etapa de su carrera política, le interesa más resolver la crisis económica que volver a ocupar la Casa Rosada. “Ya fui presidenta dos veces. No son esas cosas las que me seducen ni que me animan”, dijo en un pasaje de su intervención.
“¿Se puede reconstruir la economía y un país donde sólo se insulta y se agravia? Cuando se pone tanto adjetivo, insulto y agravio es porque no se quiere discutir en serio de economía”, sentenció la vicepresidenta, quien citó el encuentro que mantuvo con el economista Carlos Melconian como muestra de su amplitud y vocación por encontrar una solución. “Hay que hablar con todos, como hizo Cristo”, dijo.
La alusión religiosa se entiende en el auditorio que estaba escuchando las palabras de la vicepresidenta: un grupo de curas villeros, religiosas y laicas que se acercaron al Senado. De hecho, no fue la única. “Siento que si estoy viva es por Dios y por la Virgen”, dijo, con voz quebrada, en el inicio de la reunión, en la que también confió que a la mañana siguiente del incidente recibió una llamada del papa Francisco.
“El papa Francisco me llamó el viernes tempranito, estuvimos hablando por teléfono y me dijo algo así como que los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras y verbos de violencia y de odio. Ese clima va creciendo y finalmente se produce…bueno; yo no quiero hablar de ese día”, sostuvo.
Como ocurrió con la reunión que sostuvo con diputados y senadores nacionales que le fueron a brindar su respaldo tras la acusación del fiscal Diego Luciani en la causa Vialidad, el video del encuentro y la versión textual de sus palabras fueron distribuidas por el equipo de prensa de la vicepresidenta. Tal como publicó LA NACION, Cristina Kirchner le da forma ahora a una agenda post atentado con base en el Senado.
Además de los cuestionamientos al rumbo económico -por primera vez reconoció de manera pública la inflación-, Cristina Kirchner también criticó al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, aunque de manera solapada, por las fallas en la seguridad que permitieron que Fernando Sabag Montiel intentará atentar contra su vida en la noche del jueves 1 de septiembre último.
“Fueron los militantes los que aprehendieron a quien me había intentado matar. Los militantes, no fue la Policía”, remarcó la vicepresidenta. Tras destacar que no sólo detuvieron a Fernando Sabag Montiel sino que también impidieron un posterior intento del magnicida por cargar el arma, elogió a sus seguidores porque “no intentaron hacer justicia por su propia mano” sino que “hicieron lo que corresponde a dirigentes democráticos y cristianos: lo entregaron a la ley”.
Según la vicepresidenta, el ataque en la puerta de su casa fue algo más que un atentado contra su persona, sino que implicó la ruptura del “pacto social” forjado con el regreso de la democracia. “Lo más grave no fue lo que me pasó a mí, sino que se ha roto un pacto social que teníamos desde 1983. Siento que recuperar la democracia es recuperar la vida y la racionalidad de que podamos discutir en política, erradicando esa violencia. Eso tenemos que volver a reconstruir urgentemente”, aseguró.
Ante un auditorio que la escuchaba con devoción, Cristina Kirchner dijo que no quería hablar más del atentado -aunque después volvería sobre sus pasos-, sino que le interesaba “hablar de nuestro pueblo, de lo que ustedes ven y viven, de la inflación, de los precios, de la necesidad de la gente”. Esto le dio pie para afirmar que quiere “ver si en economía podemos tener un acuerdo”, tras lo cual aseguró que “la inflación viene porque no tenemos moneda”, en una clara crítica al Gobierno del que forma parte. “Hay que ponerse de acuerdo mínimamente en eso, para volver a reconstruir”, sostuvo.
“Miren, si la economía tiene problemas hay que discutir de números y ponernos de acuerdo discutiendo de números. Es lo más fácil de poder discutir números, es fácil porque dos más dos es cuatro y no hay posibilidades de que sea cinco o seis”, sentenció.
Sin embargo, acto seguido, Cristina Kirchner volvió a la carga con el tema del discurso del odio, cuando afirmó que los insultos y agravios buscan evitar la discusión de los temas económicos. Ya había instalado el tema en el inicio del encuentro, cuando reveló que mantuvo una charla telefónica con el Papa Francisco a la mañana siguiente del intento de atentado.
La vicepresidenta también dijo que le hubiese gustado asistir a la misa de acción de gracias por la paz y la fraternidad de los argentinos a la que convocaron dirigentes oficialistas y que contó con la presencia del presidente Fernández. “Quería estar en la basílica de Luján, pero iba a haber mucha seguridad y no quería entorpecer con mi presencia lo que iba a ser un momento muy especial” dijo.
En el final, y tras insistir en la “necesidad de hablar con todos, como hacía Cristo”, dijo que se sentía “un poco mística”. “Convengamos que razones para serlo me asisten”, concluyó ante las carcajadas de los presentes.
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