A continuación, la desgrabación de sus principales conceptos:
- Hay gente, en la Argentina, en el medio de la pandemia del coronavirus, que se sigue sintiendo especial. Un poquitito más arriba que el resto, más importantes que vos y que yo. O, como diría Mitha Legrand, por encima del bien y el mal.
- Marcelo Tinelli, Cristóbal López y Cristina Fernández de Kirchner, muy ricos y muy poderosos, son ese tipo de gente. El prototipo de los seres humanos que, según su ideología cuasireligiosa, deberían despreciar los militantes kirchneristas. Cristina, López y Tinelli: tres ejemplos muy claros de esta autopercepción tan egocéntrica.
- Ayer, Cristóbal López quiso entrar al campo de su propiedad, en Chubut. No pudo. Los vecinos se lo impidieron con gritos e insultos. Con lógica implacable le preguntaron: "¿Dónde tiene usted su domicilio?". "En Buenos Aires", respondió él. "Entonces tiene que cumplir la cuarentena en Buenos Aires". Por supuesto no estamos de acuerdo con los insultos y las puteadas. Pero nos repugna y nos indignan las ventajitas de los poderosos, y sus recursos para conseguir lo que las normas le impiden.
- Ana Tronfi, la corresponsal de LA NACION en Chubut, lo confirmó. El video no era una fake news. Se trata de Cristóbal tratando de entrar a "su campito". Y encima, con un acompañante. El contexto que eligió López no pudo ser el peor. Ayer se conoció el primer caso de coronavirus en Chubut. Sin embargo, tampoco sorprende: quienes se sienten "superiores" suelen perder la noción del contexto en el que toman sus decisiones.
- El empresario kirchnerista, procesado y, en su momento detenido por no pagar el impuesto a la transferencia de combustibles, con una deuda con el estado de aproximadamente 800 millones de dólares, había conseguido aparentemente un permiso del gobierno nacional y provincial para circular libremente como dueño de un establecimiento agropecuario. O por lo menos fue lo que les alcanzó a decir a los indignados vecinos. Pero el punto no es ese.
- El punto es que los permisos son para trasladarse del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. ¿Vos creés que, por ejemplo, los que estamos acá, no tenemos ganas de ver a nuestros hijos, a nuestros padres o a nuestros amigos? No lo hacemos porque entendemos que el permiso no es una patente de corso para hacer lo que se nos da la gana. ¿Deberíamos creerle a Cristóbal López en el caso de que adujera que iba al campo a trabajar? Y en ese caso, ¿cómo hizo para trasladarse de la ciudad de Buenos Aires, donde tiene su domicilio real, hasta la provincia de Chubut, y de ahí a la estancia ubicada en Río Senguer? ¿O es que posee, entonces, el hombre de negocios kirchnerista, un permiso para cada necesidad? Menos mal que el intendente de Río Senguer le puso los puntos y le ordenó al retén que no lo dejara pasar.
- Cristóbal López se siente muy especial. Tan especial que todavía no puede creer cómo fue a parar a la cárcel, con semejante poder. Los que lo conocen, dicen que, después de salir en libertad, hizo una promesa a la familia: que no va a descansar hasta lograr que Mauricio Macri y algunos de sus amigos vayan presos. "Me hicieron perder años de mi vida. Alguien me los va a tener que devolver".
- La primera vez que salió en libertad, porque dos polémicos camaristas resolvieron que así sería, se pudo ver, en toda su dimensión, cuáles son los modales y los valores con los que López se mueve.
- Ahora que Cristina y Máximo Kirchner impulsan un impuesto a los grandes patrimonios, hay que recordar que Cristobal López, hizo un gran patrimonio, a la sombra de Néstor: con los casinos. También hay que recordar que ese patrimonio, el personal, "la suya", no lo usó para comprar las radios y C5N. Lo que utilizó Cristóbal para hacerlo fue el dinero que no le pagó al Estado, y por eso sigue procesado, acusado del delito de evasión fraudulenta. La historia es sinuosa, pero conocida.
- Cristina presionó a López para comprar medios propios, y López presionó a Daniel Hadad, hasta que a Hadad no le quedó más remedio que vender. Pero Cristóbal, en simultáneo, le compró parte de la productora a Marcelo Tinelli, otro argentino que, desde que irrumpió el coronavirus, también se viene manejando como si fuera más importante que vos y que yo. Cristóbal y Marcelo se pelearon, ¿por ideología o principios? No: por plata.
- Es que, según Marcelo, Cristóbal le había quedado debiendo casi 20 millones de dólares. La victoria del gobierno peronista y la llamada de amigos en común fueron dos de las razones por las que Cristóbal y Marcelo se volvieron a amigar. Pero parece que hubo una razón más poderosa: López habría saldado parte de la deuda contraída con Tinelli.
- Ahora hay muchas versiones sobre los problemas que estaría atravesando el vínculo de Tinelli con Canal 13 después de que el conductor viajó a Esquel en el medio de la cuarentena. Hubo un comunicado del canal ratificando que el contrato sigue vigente, pero también hubo una charla muy tensa entre Marcelo y un alto directivo del grupo. Tinelli lo habría llamado después de que el corresponsal de Clarín en Chubut, Carlos Guajardo, revelara el affaire de la valija en el avión privado. Fuentes seguras me dijeron que al alto directivo argumentó: "Marcelo, si querés apoyar al Gobierno y formar parte de la mesa contra el hambre, tenés que dar el ejemplo. Si querés hacerte cargo del fútbol y ofrecerte como modelo de dirigente, tenés que dar el ejemplo".
- Parece que el minué de la valija no terminó. El director del aeropuerto de Esquel, Luis Cavero, estaría recibiendo fuertes presiones para no hablar. Ni con el periodismo ni con nadie. ¿Qué había adentro de la valija? ¿Medicamentos y qué más? ¿Fue escaneada o no fue escaneada? ¿Cómo funciona el protocolo en estos casos? Ya es una enormidad que alguien se gaste 11 mil dólares en alquilar un avión privado.
- Pero cuando pienso en aviones privados que gastan fortunas en un contexto de empresas aereocomerciales que están a punto de quebrar, me pongo mal. Y no puedo dejar de asociarlo al escándalo de los aviones presidenciales que usaban Néstor y Cristina para hacerse llevar los diarios directo a los hoteles que, según la Justicia, fueron adquiridos con dinero mal habido. No es mi imaginación. Tuvo lugar un juicio por eso. Pero para Cristina el hecho no merecía la apertura de un expediente. Para Cristina, esta es otra muestra de cómo la persiguió el gobierno de Macri.
- Ella jamás se dignó a explicar sucesos escandalosos que no se van a borrar de la noche a la mañana. Postales de la corrupción que no pueden tapar los votos. A saber: el sobreseimiento exprés de la causa por enriquecimiento a cargo del juez Norberto Oyarbide; la media docena de juicios en la que está procesada como jefa de una asociación ilícita: entre ellos, obra pública, cuadernos, Hotesur y Los Sauces.
- La última vez que tuvo que comparecer en un juicio oral se puso, otra vez, por encima de los magistrados, por encima del bien y del mal. Y como si eso fuera poco los amenazó. ¿No te acordás? Pasó hace muy poco. Exactamente el 2 de diciembre de 2019. ¿Parece un siglo, no? Claro: el conoravirus te hace sentir en un día lo que te pasaría en un año.
- La vicepresidenta en ejercicio, la que no dijo una palabra sobre las correctas decisiones sanitarias que está tomando el Presidente, también se puso por encima de todos nosotros cuando fue a buscar a su hija a Cuba, horas después de que Alberto nos pidiera a los argentinos que nos quedáramos en nuestras casas. Casi un mes después, todavía hay argentinos que siguen varados en Cuba y en otras ciudades del mundo, a la espera de que termine esta locura.
- Pero como Cristina y Máximo venían perdiendo relevancia y centralidad política se les ocurrió inventar este impuesto a los grandes patrimonios. La jugada política fue inteligente, pero atenti: les podría salir el tiro por la culata. Porque, si hacemos bien las cuentas, tanto Máximo como Cristina lo tendrían que pagar.
Por Luis Majul
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