Cristina Kirchner acepta el “mano a mano” que le propone Milei, cobija a Kicillof y tensa la cuerda con la CGT

Cristina Kirchner volvió a enfocar sus cuestionamientos sobre Javier Milei. Como si hubiera aceptado el “mano a mano” que le propuso el Presidente al criticar su último documento sobre la “economía bimonetaria”, la expresidenta aprovechó este viernes una presentación en una universidad del conurbano bonaerense para atacar al jefe de Estado, a quien calificó de “lunático”, y dejar en claro que piensa enfrentarlo tanto en el terreno político como el económico. Lo hizo acompañada por dirigentes del PJ bonaerense, entre los que se contó al gobernador Axel Kicillof, pese a la interna abierta que mantiene con La Cámpora.

En un discurso que dio en la Universidad del Oeste, en Merlo, Cristina Kirchner también le dejó un mensaje a la CGT, cuyos dirigentes la habían cuestionado por asegurar que los sindicatos ya no representan a la mayoría de los trabajadores. “Dejemos los movimientos tácticos y sentémonos en la mesa a cranear cómo volver a representar al conjunto de los trabajadores”, sostuvo. Además, advirtió: “Lo importante es estar en marcha”. Fue la frase de la que se tomaron los dirigentes y la militancia para albergar expectativas de que pueda participar del proceso electoral del año próximo en la decisiva provincia de Buenos Aires.

Pero más allá de los mensajes internos, en un peronismo que sigue haciendo catarsis por su derrota electoral a nivel nacional y en diversas provincias el año pasado, Cristina Kirchner buscó profundizar la polarización con el presidente Milei. “Es loco pero sabe, pobre mujer cuando se entere de que tampoco sabe”, ironizó en referencia al testimonio de una persona en televisión sobre el primer mandatario. También le recriminó sus “gestos sexuales” y afirmó que “la palabra de un Presidente no puede contener violencia simbólica o explícita”.

Al dirigirse a Milei, Cristina Kirchner le reclamó “que largue la escuela austríaca y cace el manual argentino”, y se “siente a administrar el país”. Sin embargo, le dedicó un elogio al Presidente por la salida del chileno Rodrigó Valdés en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En sintonía con el texto de ocho páginas publicado el viernes pasado, la expresidenta volvió a diferenciarse del jefe libertario al adjudicar la crisis económica no solamente al déficit fiscal, sino también a la economía bimonetaria y a la falta de dólares agravada por la deuda externa.

A lo largo de su disertación, Cristina Kirchner volvió a cuestionar los nueve meses de gestión del Gobierno, y puso en jaque los planteos teóricos en materia económica expuestos por el Presidente durante el acto en la 45° Convención Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), la semana pasada en Mendoza. “Nació la criatura y el padre se dio cuenta de que las ideas que traía de los austríacos y no sé quiénes más chocaron con la pared de la Argentina”, marcó en alusión a Milei. “En el fondo advierte que el problema es la escasez de dólares”, aseguró.

“Lo sigue afirmando y en realidad es una burrada total. Sin embargo, su ministro de Economía [Luis Caputo] dice públicamente que no pueden devaluar, que es lo que pide el FMI, porque si no esto impactaría en los precios. ¿Cómo? ¿No era que la inflación era como dice Milton Friedman, un fenómeno exclusivamente monetario? Mire, Presidente, largue a Friedman, la escuela austríaca, cace el manual argentino y por favor siéntese a administrar el país”, apuntó la exvicepresidenta.

Después de recibir el doctorado honoris causa por parte de la Universidad del Oeste y de dar su discurso en una carpa montada en el predio de la casa de estudios, Cristina Kirchner salió a hablar ante la militancia, centralmente compuesta por las agrupaciones La Cámpora y Nuevo Encuentro. Allí se escucharon cánticos que reivindicaban su condición de “conductora” del kirchnerismo -con Kicillof a pocos metros de la exmandataria- y tampoco faltaron los que corearon “Cristina presidenta”. Esos mismos agregaron: “Una más y no jodemos más”.

Entre los dirigentes presentes en Merlo estuvieron los intendentes Mayra Mendoza (Quilmes) y Julián Álvarez (Lanús), quienes están enfrentados en la interna del PJ bonaerense con Jorge Ferraresi (Avellaneda), uno de los jefes comunales que sacaron los pies del plato kirchnerista y empujan ahora el proyecto presidencial del gobernador Kicillof. Además fueron de la partida la vicegobernadora Verónica Magario, el ministro provincial Gabriel Katopodis, el dirigente Martín Sabbatella y la diputada Agustina Propato, mujer de Sergio Berni. “La posición de Cristina es la centralidad. Ya la vemos ahí en el medio del ring con el presidente de la Nación, discutiendo un modelo de país que claramente es un país contrapuesto al que Milei propone”, dijo Propato.

¿Candidata?

“Cristina siempre es mi candidata a presidenta”, le dijo Mayra Mendoza a LA NACION. Consultada por su cruce con Ferraresi a raíz de la demanda que le hizo al Puerto de Dock Sud, la quilmeña marcó: “No hay una pelea ni son roces, pero como intendenta tengo que reclamar lo que es justo para mi municipio”. También le atribuyó supuestas cuentas bots en redes sociales, entre otros, y actual funcionario bonaerense Andrés Larroque. “Me duele tener que decirlo así, pero forma parte de la realidad”, apuntó tajante contra su ex compañero en La Cámpora, a lo que completó: “Todo lo que digo en público, antes lo hago en privado”.

En la previa, Sabbatella respaldó a la intendenta de Quilmes. “Me parece que lo que Mayra ha planteado con mucha claridad, primero es un debate en defensa de los vecinos y vecinas de su ciudad, no en contra de ninguna ciudad, de ningún vecino de otra ciudad, sino diciéndole a las empresas con mucha rentabilidad, que tienen que aportar por las consecuencias que genera su actividad”, indicó. El jefe nacional de Nuevo Encuentro, la organización que más movilizó en Merlo después de La Cámpora, también se hizo eco de las acusaciones de los supuestos bots: “Si hay operaciones, no es bueno que eso se haga”.

Cristina Kirchner volvió a elegir una universidad -de un “distrito amigo”- como escenario para hacer una radiografía sobre el rumbo de la política nacional. En los últimos años, las charlas magistrales se volvieron una costumbre. Quilmes, La Plata, Lanús, Río Negro y Avellaneda fueron algunas donde le entregaron el doctorado honoris causa. En las últimas semanas, esa semilla llegó a la UBA, donde agrupaciones kirchneristas y afines lograron pisar fuerte en las elecciones por los centros de estudiantes, al conseguir triunfos en FADU, Ciencias Sociales, Exactas y Filosofía.

Los cruces con la CGT se tradujeron en la convocatoria. No hubo ningún tipo de representación de la central obrera, ni en las columnas ni en la dirigencia presente. El campo dispuesto para el público fue ocupado en su mayoría por militantes de La Cámpora y Nuevo Encuentro, pero no se completó en su totalidad. “Ni hubo cortes de las calles. En otra época, esto estallaba”, marcó con preocupación un directivo universitario del conurbano.

“La casta de la que hablaba Milei es con la que pudo joder a los jubilados”, sentenció Cristina Kirchner en su discurso, en el que además aseguró que el oficialismo “compró a cinco diputados radicales” para blindar el veto a la reforma previsional, en lo que calificó como un “triunfo pírrico” del Gobierno en la Cámara baja.

Luego de hablar durante casi una hora, Cristina Kirchner improvisó un discurso de unos minutos al aire libre donde la aguardaba la gente presente, que durante toda la jornada solo había podido acceder al discurso del auditorio mediante una pantalla. “El pueblo está con muchos problemas y por lo tanto muchas veces no tiene la posibilidad de ver las cosas con mayor claridad. Tenemos que ayudar a todos y sin enojarnos con nadie, sin pelearnos con los que por ahí piensan de una manera o de otra, sino simplemente poder de vuelta a comenzar a hablar de argentino a argentino, de los problemas que tenemos”, aseguró.

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