“Cristina es la culpable de la crisis económica”, dice un integrante de la banda de los “copitos”
Leonardo Volpintesta afirma que su grupo no es “terrorista”; cuenta las reuniones y la opinión que tiene de Sabag Montiel y Brenda Uliarte; y cómo es mirar la realidad con “100 pesos en el bolsillo”
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Pese a la detención de Nicolás Gabriel Carrizo, su líder y amigo, Leonardo Volpintesta, uno de los integrantes de la banda de los “copitos”, insiste en que ninguno de ellos está involucrado en el ataque a Cristina Kirchner. El joven de 20 años brinda detalles del fin de semana con Brenda Uliarte antes de que la detuvieran, explica el funcionamiento del grupo que es investigado por la Justicia y remarca que no pertenecen a una agrupación política ni “terrorista”.
En diálogo con LA NACION, Leonardo advierte, en cambio, que en la banda de los “copitos” todos coincidían en que “Cristina es la culpable de la crisis económica”. Y aclara: “Desde un principio repudiamos el ataque”.
Cuando Fernando Sabag Montiel gatilló la Bersa, el resto de la banda de los “copitos” se había juntado a comer pizza en la casa de uno de ellos, Sergio Orozco, en Barracas. Allí también vivían Carrizo y Miguel. Ese día habían decidido salir a vender copos de azúcar. Ese jueves ni Brenda, ni “Nando” se presentaron para trabajar. “Ellos iban siempre al Obelisco porque era el lugar donde más vendían y donde se habían hecho conocidos”, recuerda Leonardo.
Carrizo era el dueño de la máquina. Cada vendedor llevaba su propia materia prima y le pagaba $600 por 50 copos. Después vendían cada copo a $300. “Gabriel no es el jefe. Es líder. Un jefe es el que manda, el líder es el que acompaña para que progresemos todos juntos. Él depende de nosotros y nosotros de él”, remarca Leonardo.
El joven no recuerda hace cuánto conoció a Carrizo -el último detenido por la jueza María Eugenia Capuchetti-, pero apunta que fue hace más o menos seis meses en una fiesta en Puerto Madero. Sí recuerda, en cambio, hace cuánto se sumaron Fernando y Brenda. “Empezaron a trabajar en junio, julio. No los conocíamos mucho, solo teníamos relación de trabajo. Por eso discutíamos con él sí meterlos o no, no teníamos tanta confianza”, apunta.
Los “girosos”
Todos formaban parte de “Girosos”, un grupo de WhatsApp que integran cerca de 90 personas en donde arreglaban para salir. Solían ir a la plaza Colombia o a Arcam, en Puerto Madero. A Leonardo lo sumó Orozco, su amigo desde hace años. Además, compartían el “Grupo de trabajo”. “Como teníamos que ir en colectivo, planeábamos la salida. Calculábamos cuanto tiempo íbamos a estar en viaje, cuanto vender, ese tipo de organización teníamos. No organización terrorista, ni organización narco, nada de esas pelotudeces que andan diciendo”, relata.
Leonardo contesta que no pertenece a ningún grupo político y asegura que Carrizo tampoco. “Nos quejamos por la inflación, no por el Gobierno. Creemos que Cristina es la culpable de la inflación, todo este lío económico es por Cristina”, señala.
“Estamos en contra de las marchas, de los piquetes. A pesar de que para nosotros es mejor porque vamos a vender los copos ahí y ganamos plata. Pero preferimos que no haya marchas, que no haya piquetes. Lo que sí creemos que Cristina es la culpable de todas estas crisis económicas”, agrega. Leonardo asegura que con “el grupo de trabajo” no hablaban de política. “Lo único que hablamos es que la economía es el problema. Creemos que hay que dolarizar y fue”, puntualiza.
El fin de semana
Fue Miguel quien le informó a sus amigos que “Nando” había intentado matar a Cristina Kirchner. “Encendimos la tele, pusimos Crónica y trajimos agua para calmarnos”, recuerda Leonardo. Luego, intentaron comunicarse con Brenda. Tras un intento fallido de Carrizo, Leonardo logró comunicarse. “Me dijo que no sabía dónde estaba Nando. La puse en altavoz y le preguntamos dónde estaba ella, le tratamos de pedir explicaciones. Nos dijo que había hablado con él pero que no sabía nada, que hacía dos días que no lo veía”, relata.
Según afirma el joven, pese a que todavía no se habían mostrado públicamente, a la mañana siguiente del intento de asesinato a Cristina Kirchner, perfiles falsos de Instagram los acusaban de que su plan había fallado. Entonces, Nicolás los convocó a la casa de Orozco. Esta vez, Brenda se sumó.
“Si había un grupo de fanáticos de Cristina o del PJ nos podían matar. Y si nos pasaba algo nadie se iba a enterar. Entonces decidimos que íbamos a dar una nota a Crónica. Cuando fuimos a la televisión no tuvimos un asesoramiento de qué decir, entonces, por el pánico, fuimos”, dice Leonardo sobre su única aparición pública hasta el momento.
Todo cambió cuando se enteraron que Brenda estaba involucrada. El grupo permaneció en la casa en Barracas el resto del fin de semana. El sábado compraron harina e hicieron pizzas. Fue desde allí que Brenda hizo el vivo en Instagram donde opinó sobre el atentado. “Ella se quedó en Barracas porque no tenía a dónde ir”, dice Leonardo. Relata, además, que la novia de Sabag Montiel se sintió mal aquella noche y que Nicolás, Lucas y Miguel la acompañaron al hospital.
El domingo, el hermano de Orozco los echó de la casa. Leonardo, Nicolás, Miguel y Lucas se ocuparon de mudar la máquinas de algodón de azúcar. Brenda permaneció en la casa hasta que Orozco la acompañó a Retiro. Minutos después, fue detenida por la policía federal. “Me enteré por la televisión que Brenda lo había acompañado”, indica Leonardo y describe a Uliarte como “respetuosa” y “buena onda”. Agrega que ella “parecía más inteligente” que Sabag Montiel.
Pese a la detención de Nicolás Carrizo, Leonardo no sospecha de su amigo. Cree que los mensajes que lo comprometen son “falacias”. Consultado sobre los estados de WhatsApp -que decían “Seguro el próximo sos vos Alberto, tené cuidado”-, dijo que fueron entregados a los medios por un amigo que quería vengarse. “Si no lo hubiera hecho, él no estaría preso”, considera.
“Es mentira. Seguramente es falso”, contesta sobre los mensajes en los que Carrizo dice que le había facilitado otra arma, calibre 22, a Sabag Montiel. “Tiempo para planificar no tenía, porque tenía hijos que mantener”, afirma. Leonardo cuenta por último que esta semana su grupo quiere volver a vender copos porque todos necesitan plata. “Tengo solo 100 pesos en el bolsillo”, dice, antes de despedirse.
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