Cristina criticó a la clase media y desafió a Macri
Denunció que muchos "desprecian" a los sectores bajos y pidió al gobierno porteño gestos de acercamiento
Entre cuestionamientos a la clase media y alta, y una exhortación al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, para acordar con el gobierno nacional, la presidenta Cristina Kirchner se quejó ayer de la falta de solidaridad de algunos argentinos hacia los sectores de menores recursos.
Sin hacer mención a la protesta contra el Gobierno del jueves pasado, la jefa del Estado contó que se sorprendió al ver "el desprecio" hacia los más humildes. Si bien el eje de su crítica estuvo destinado a las declaraciones del ex arquero José Luis Chilavert, que había reclamado que en Ezeiza no se construyeran barrios para populares para no desvalorizar su propiedad, la Presidenta también cargó contra la clase media y alta, a la que le pidió que recordara su pasado.
"Cuando algunos hablan parece que fueran descendientes de los Romanov [por la dinastía rusa]. Acá fruncen la nariz y digo, de qué la fruncirán porque, en realidad, no hay mucho para fruncir", sentenció Cristina Kirchner en medio de un acto en el Museo del Bicentenario, donde presentó un nuevo plan para construcción de viviendas en terrenos estatales.
"Aquellos que son de clase media o media alta tienen que entender que otros tienen también derecho a ser de clase media y, por qué no, de clase alta", recomendó la Presidenta y dijo que algunos tienen "desprecio hacia determinados sectores sociales que no pudieron tener mejores ingresos".
La jefa del Estado se remontó a su origen y destacó que como hija de un colectivero había llegado a ser dos veces presidenta. "Muchos orígenes patricios eran contrabandistas y no estoy calificando a nadie, pero empezaron como contrabandistas hace 200 años", agregó Cristina Kirchner, para argumentar su sorpresa por lo que consideró falta de solidaridad entre clases.
Inmigración y ascenso social
"La segunda oleada [inmigratoria], que podríamos decir la mayoría de los que estamos acá, bajaron hace poco más de 100 años de los barcos muertos de hambre", apuntó la Presidenta.
"La verdad, cuando escucho algunos comentarios que he podido leer en los diarios acerca de la localización de barrios, pienso que algunos se creen miembros de la dinastía Romanov", insistió la jefa del Estado.
"Fíjense si en cierta manera no es el american way of life ¿Cuál es el gran lema de los norteamericanos? Cualquiera puede ser presidente, el hijo de un obrero puede ser presidente", apuntó, haciendo uso del inglés.
La Presidenta anunció ayer una nueva etapa del plan de viviendas Procrear. Esta vez le tocó el turno a la ciudad de Buenos Aires, que había quedado marginada de los planes iniciales del Gobierno. Se usarán cinco terrenos de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (ex Onabe) en los barrios de Nueva Pompeya y Barracas, que se incorporan al sistema vigente, y en Palermo, Caballito y Liniers, que serán parte de un emprendimiento inmobiliario para aquellos vecinos que no tengan terreno propio.
La Presidenta anunció que toda la ganancia que deparen esas viviendas, destinadas justamente a la clase media, se usará para las obras de soterramiento del ferrocarril Sarmiento, recién en el inicio de excavación, una promesa que data desde 2006.
Cristina Kirchner aprovechó para acorralar a Macri. Hubo silbidos tanto para el jefe de gobierno porteño como para otro intendente, el de Tigre y ex jefe de gabinete de la Presidenta, Sergio Massa, que firmó un convenio junto a otros once jefes comunales.
"Tenemos que acordar porque hay mucha gente en Buenos Aires que todavía no tiene casa y entonces tenemos que bajar un cambio y acordar normativas", sostuvo Cristina sobre Macri.
Sin una sola palabra hacia los cacerolazos del jueves de la semana pasada, Cristina Kirchner volvió a despedirse con su fórmula habitual dedicada a los 40 millones de argentinos, y no sólo a la mayoría, como había optado anteayer, en su primer discurso tras la masiva protesta.
Restricciones a la prensa
Sin aviso previo, la Casa Rosada decidió prohibir que los periodistas acreditados puedan estar en el Patio de las Palmeras, un lugar históricamente de libre circulación. Desde allí no se tiene acceso físico a la Presidenta, pero se puede ver la entrada principal a la Casa de Gobierno.
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