Cristina busca desdramatizar el default y prepara anuncios
Siguió las tratativas sola desde Olivos y dejó entrever que no la sorprendió el desenlace de la negociación; hay expectativa por el acto que encabezará hoy
Cristina Kirchner ya había tomado la decisión de mantenerse en su postura hace una semana. Aceptó la negociación del último día como concesión para lograr un gesto del juez Thomas Griesa, pero tanto ella como su administración veían como probable el escenario de la falta de acuerdo y la postura oficial se mantuvo sin variables. Otra vez, la mirada del Gobierno se posicionó en Griesa, de quien siguen esperando una decisión.
La Presidenta siguió sola desde la quinta de Olivos las derivaciones del último día de negociación, en contacto telefónico con el ministro de Economía, Axel Kicillof. Tanto Carlos Zannini como Oscar Parrilli, que siempre suelen acompañarla en la intimidad, ya estaban en sus despachos cuando en las pantallas de televisión apareció el titular de la cartera económica que anunciaba el escenario que surgía como lo más previsible entre los integrantes del gabinete.
La jefa del Estado sólo salió al anochecer, para visitar en el Sanatorio Otamendi a Julio De Vido, internado por una hemorragia intestinal.
Hacia dentro del Gobierno los funcionarios intentan desdramatizar la situación de default en la que cayó el país ante la negativa del juez de reponer la medida cautelar pedida por la Argentina para suspender su fallo.
"Era lo esperable", sostenían quienes habían hablado con la Presidenta en los últimos días, en línea con lo que fue la última semana en la Casa Rosada y las declaraciones de la propia Cristina, que ya alertaba sobre la inminencia de terminar sin acuerdo.
Aunque la expectativa todavía está puesta en alguna solución en los próximos días, ya sea por un acuerdo entre privados o por una decisión final de Griesa que habilite el pago a los bonistas que ingresaron al canje, en el Gobierno la línea discursiva sigue siendo la misma: esperar los cinco meses que faltan para que expire la cláusula RUFO (que impide mejorar la oferta a los fondos buitre) e intentar las vías indirectas para conseguir un cambio de jurisdicción que habilite el cobro a los bonistas bajo ley nacional.
Hoy la Presidenta mostrará sus cartas cuando por la tarde hable en un acto en la Casa Rosada para el que desde el Gobierno preparó un fuerte despliegue.
Están invitados gobernadores, dirigentes gremiales y sociales, legisladores y la militancia de Unidos y Organizados, que se apostará en los patios de Balcarce 50 para escuchar las palabras presidenciales. Aunque los detalles están guardados bajo siete llaves, se espera una "batería de anuncios" por parte de la Presidenta para retomar la iniciativa y revertir el mal trago de no haber conseguido un gesto de Griesa.
En la Casa Rosada había malestar con el mediador que designó el juez, Daniel Pollack. Kicillof ni siquiera lo ocultó cuando en la conferencia que dio en el consulado argentino en Nueva York confió que estaba "ingratamente sorprendido" por las palabras que usó el special master, que habló de las consecuencias sociales que tendrá el default para los argentinos. "Está claro que jugó para los fondos buitre", se quejaba un funcionario que había dialogado durante la tarde con Zannini, uno de los hombres que idearon la letra fina de la posición oficial.
El otro reproche por lo bajo fue contra los banqueros argentinos y sobre todo contra Jorge Brito, a quien acusaban de haber "amagado" con comprar la deuda y que estaba operando en los medios en contra de Kicillof.
Con el correr de las horas y tras el fracaso de ese intento de acuerdo entre privados, el malestar fue creciendo.
El clima dentro del Gobierno era de malestar, pero los ministros insistían en minimizar los impactos reales en la economía. En la Casa Rosada sostienen que están resguardados el pago al Club de París, que el Estado concretó anteayer, y el acuerdo con Repsol, y que no habrá impedimentos para concretar los préstamos con China que consiguió la Presidenta en las últimas dos semanas.
A partir de ahora, el Gobierno intentará retomar las vías alternativas que ya había anunciado como posibles para concretar los pagos y esperar, aunque con poco optimismo, la decisión del juez que debe definir si embarga finalmente los fondos que ya están depositados desde el pasado 26 de junio.
El discurso oficial no variará. "La Argentina pagó", dirá la Presidenta esta tarde, palabras que ya hizo públicas desde la semana pasada y que repitió anteayer en la cumbre del Mercosur. En paralelo, insistirán en resaltar el apoyo internacional a su postura y reforzar el frente interno con un mensaje de unidad nacional.
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