Cristina Britez, la diputada camporista que sumó a Lula al clamor por “CFK 2023″

“¿Cómo no se nos ocurrió a nosotros?”, se reprochaba, mitad en broma, mitad en serio, un dirigente cercano al presidente Alberto Fernández. La idea surgió de María Cristina Britez, la diputada camporista misionera que en la noche del domingo en San Pablo le alcanzó a Luiz Inácio Lula da Silva una gorrita con la inscripción “CFK 2023″, una de las postales del búnker triunfador en el ballottage de Brasil, muy criticado por la oposición y festejado por el kirchnerismo.

De inmediato, las miradas apuntaron a esta joven diputada nacional por Misiones, de 41 años y una década de militancia en el kirchnerismo, dueña de un alto perfil que aplauden sus seguidores y el camporismo que encabeza Máximo Kirchner, quien la sentó a su lado en la reciente votación del presupuesto 2023.

“Es una gran compañera”, la definen desde la Cámara de Diputados que encabeza Cecilia Moreau y desde el despacho de un alto dirigente de La Cámpora que conoce bien su recorrido en la política, un derrotero que la llevó al Congreso en 2015, con renovación de mandato en 2019 como diputada nacional por Misiones.

Antes de llegar al Congreso, desde la oposición misionera la recuerdan como la delegada de la Anses en Eldorado, su ciudad. Con el desembarco del Frente de Todos en la Casa Rosada, su esposo, Fernando Zamudio, asumió en el directorio del Ente Binacional Yacyretá.

Llegada a San Pablo días antes de las elecciones, Britez se encargó de dar a conocer en las redes sociales su participación en el congreso del PT brasileño, como representante argentina. “Si estamos acá es porque Néstor (Kirchner) soñó la Patria Grande con Lula, con Chávez”, enfatizó en ese encuentro la diputada misionera, y afirmó que “desde hace tiempo” venía trabajando en apoyo a la candidatura de Lula en Brasil, junto a Pablo Vilas (actual embajador en Honduras), Soledad Magnot y Federico Montero, profesor y secretario de organización de la Conadu.

La entrega de la gorra tuvo un antecedentes dos días antes, cuando Britez y Montero le entregaron a Lula una remera con su rostro, el de Cristina y Néstor Kirchner, en plena caravana de cierre de campaña del candidato del PT.

En un búnker del PT repleto de argentinos, Britez se abrazó entre otros con el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, contento a su vez por su foto con Lula, y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero y José Pepe Mujica. “Es una diputada nacional, no puede estar cuatro días en Brasil sacándose fotos”, la criticó un miembro del Gobierno sin vínculos con La Cámpora.

Cercana a la vicepresidenta Cristina Kirchner (también en sus redes sociales aparecen actividades recientes junto a ella, como su recepción en el Senado a los embajadores de la UE), Britez utiliza una remera con la palabra “cristinear”, que ella misma define como “Vivir sin miedo, sentirse bien y ser feliz siendo parte del pueblo, y salir más fuerte de situaciones adversas”. Publicó un tuit con esa remera tres días después del fallido atentado contra la vicepresidenta en la puerta de su departamento de Recoleta.

Su pertenencia al cristinismo -en 2017 formó parte de Unidad Ciudadana, la confluencia que agrupó a los fieles a la expresidenta- quedó más que clara en la apertura de sesiones del Congreso de marzo de aquel año, cuando interrumpió el discurso del entonces presidente Mauricio Macri para alcanzarle un paquete de yerba mate, en solidaridad con un reclamo de los productores por la crisis del sector. “Le dije que estaba mintiendo”, dijo después a la agencia DyN.

El expresidente agradeció entonces el incómodo obsequio y hasta lo levantó para que el plenario lo viera, antes de dejarlo en manos del entonces presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó. “Ella trabaja mucho el tema de las economías regionales, lo hizo antes, y lo hace ahora”, explicaron desde el oficialismo de la Cámara baja.

En su discurso durante la discusión por el Presupuesto, Britez dejó en claro su defensa de la vicepresidenta, al igual que su enojo con el Presidente.

“No tenemos que ser ingenuos (…) El que tiene el poder de la lapicera, el poder, diría Cristina Kirchner, es Alberto Fernández. Diferente hubiera sido con Cristina Kirchner, que no hubiese tenido miedo en usar la lapicera y defender los derechos de los misioneros y de los argentinos”, dijo Britez durante el debate, y en queja por la “dilación” en establecer una zona aduanera en su provincia.

“Los funcionarios deben ser responsables cuando se asuman los compromisos, después vemos las consecuencias cuando se le toma el pelo a la ciudadanía”, exclamó la diputada, con un discurso tanto o más fuerte que aquel pedido contra los “funcionarios que no funcionan”, el inicio del fin del vínculo entre el Presidente y su vice. Está claro que prefiere a su jefa para 2023, tal como reza la gorra que le obsequió al flamante presidente de Brasil.

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